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Channel: La Pingüina Veloz
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El sol siempre se pone

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No había sido un día normal. Quedaba poco para que empezara a anochecer y normalmente no llegaba a casa a esas horas. Tampoco era normal salir a correr entonces, por lo menos para ella. Sabía que no quedaba mucho tiempo de luz. El sol siempre se pone pero albergaba la esperanza de que esa vez no lo hiciera. Miró el reloj y miró sus zapatillas. Sabía que en realidad no era esperanza, ni siquiera una ilusión. Era un deseo. Se dejó llevar y se ató los cordones. Quizá no fuera tarde.

Salió del portal sin prisa. Los deseos no entienden de urgencias. Respiró profundamente y sintió en sus pulmones el aire que anticipa el crepúsculo. Un aire impregnado de los aromas que los jazmines de la valla de enfrente dejaban escapar cuando el sol les liberaba de la tiranía de un día caluroso de julio. Encendió su gps, se cargó los últimos rayos de sol a la espalda y ordenó sus zancadas cortas calle abajo sin ningún plan. Ese entrenamiento no estaba planeado. Solo quería que no fuera tarde.

No recordaba haber corrido a esas horas alguna vez, y si lo había hecho quería pensar que era la primera. Pasó junto a la tapia que contenía al caballo que cada mañana la veía pasar y le pareció que era otro. La luz del atarcecer era distinta y débiles rayos de sol se contorsionaban entre sus crines dándole un aspecto mágico. ¿O eran rayos de luna? 

Se despidió de Pegaso sin variar el ritmo y continuo hacia el cementerio. De pronto cayó en la cuenta de que si su deseo no se cumplía, a la vuelta del recorrido pasaría ante los muertos sin luz. Sintió un escalofrío, echó de su mente aquella visión que parecía una advertencia y un aire fresco se coló por las mangas que no tenía su camiseta. Será el aire que viene del embalse.

Atardecer en el embalse de Minwav
Sus pasos la llevaron por la carretera entre árboles que a medida que cayera el sol quizá solo dejarían sombras. Atravesó el puente y notó que detrás de ella poco del astro quedaba. Aceleró el paso y su corazón empezó a agitarse. Se giró y descubrió una sinfonía de colores que de bellos, en un instante, pasaron a inquietantes cantos de sirena que preceden a la noche. Era difícil pero seguía confiando en su deseo y mantuvo el rumbo. No quedaba otra, no pensaba dar la vuelta. Tan solo quedaba un kilómetro más hasta el punto de retorno y quizá a partir de allí todo fuera distinto. ¿Y si el sol esta vez no se pone?

Llegó al punto previsto y dio media vuelta. Al fondo vio dos pueblos. El que reflejado en el agua del pantano temblaba a punto de desvanecerse como un sueño y el real, el que parecía querer desplegar un telón y dejarla sola y desolada en medio del recorrido. Quitó la vista de allí y siguió adelante. De nuevo no quedaba otra. La carretera estaba a punto de evaporarse pero una leve claridad la mantenía bajo sus pies. 

Y llegó otra vez al puente, y sintió que era diferente, que cuando lo atravesara ya no estaría allí, que perdería su invitación a la ida y vuelta. Así que volvió a acelerar el paso y a agitar más su corazón. Corrió con todas sus ganas y pasó entre las sombras de los árboles que se habían ido dándole la razón, delante de los muertos que seguían igual de muertos sin el sol y del Pegaso que nunca tuvo alas. Se detuvo entre jadeos y apagó el gps. Ya era de noche. Con el sudor que tal vez no era sudor resbalando por las mejillas regresó a casa caminando y sintiendo como su deseo se le había escurrido entre los dedos de las manos como si fuera arena.

Cuando llegó a su calle se paró. La fragancia de los jazmines seguía allí, incluso parecía más intensa. Cruzó la carretera y acercándose a la valla aspiró con fuerza. Aquello calmó su inquietud. Entró en su portal y en el ascensor se miró en el espejo. El rostro cansado y resignado que vio le mostró una leve sonrisa. 

El sol siempre se pone...quizá nunca deje de hacerlo...pero en aquella ocasión lo había hecho regalándola colores, olores y, tal vez tactos y sabores, que bien había merecido la pena haberlo deseado.




TRAIL DE PEÑALARA 60K 2013 (versión corta)

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A las 8:15 de la mañana dieron la salida en la plaza de Rascafría al Trail de Peñalara de 60 kms. Yo iba acompañada de dos amigos, Luis y David. 

Mi comienzo fue muy tranquilo y la ascensión al pico de Peñalara la hice prácticamente andando salvo algunos tramos que me permití correr, en total unos 4 o 5 kms de los 17 que comprenden este trayecto. Llegué a la cima en 3:42:53, bastante atrás en la clasificación pero fresca y sin problemas.

La bajada a La Granja de San Ildefonso (km 27) se hizo difícil en su primer tramo, un descenso vertiginoso de casi 2 kilómetros, salvando un desnivel de algo más de 500 metros y con un terreno pedregoso y bastante técnico. Una vez entré en los bosques de Valsaín, solté el freno y comencé a correr adelantando gente y tratando de no ir al suelo con las raíces con las que numerosas veces tropecé. Llegué al puesto de control de La Granja en 5:14:42.

Descenso a La Granja


Después de una breve paradita en la que saludé a las amigas que me esperaban, repuse fuerzas y rellené camelback reanudé la marcha con Luis, ya que David se quedó por problemas en los pies. El siguiente tramo, hasta la Casa de la Pesca (km 40), que discurre junto al rio Eresma y que se conoce como Las Pesquerías Reales, acusando el calor, a pesar de las sombras, me permitió correr menos de lo esperado. Finalmente, tras alguna lucha psicológica con mi mente, alcancé el puesto de control con el tiempo de 7:38:33.

Pesquerías Reales

La ascensión al Puerto de la Fuenfría (km 43) se me hizo eterna y dura. Tras una rampa interminable de casi dos kilómteros y una fuerte pendiente, fiché en 8:51:26.

En mitad del Camino Smith sufrí una transformación increíble e inexplicable, me llené de ganas de correr y corrí todo lo que pude. Acompañada en todo momento por Luis, que se sorprendió de mi repentino cambio, adelanté algunos puestos y empecé a fantasear con los números. Mi amigo me retó a llegar entre las 10 y las 11 horas y yo entré al trapo. Fichamos en el Puerto de Navacerrada (km 49) en 9:44:16 y vimos que el objetivo iba a estar difícil pero no imposible. Solo había que echar el resto en los últimos 11 kilómetros, el resto que nos dejaran nuestras piernas después de haberlas usado durante 49 kilómetros.

El último tramo comenzaba con 2 kilómetros de ascenso para terminar descendiendo el resto hasta el pueblo de Navacerrada. Tras la parte pedregosa, volvimos a soltar el freno y nos lanzamos en una carrera vertiginosa, llegando incluso a algún parcial de 4'50'' durante las pistas de la Barranca. Allí estaba el último control donde fichamos en 10:35:27.

Volvimos a hacer cuentas, quedaban 4 kilómetros y dado el cansancio acumulado ya en nuestros cuerpos era bastante difícil que pudiéramos entrar en meta por debajo de las 11:00:00 pero no íbamos a tirar la toalla antes de intentarlo. Así que como dos locos desbocados tratamos de acelerar el paso todo lo que pudimos y tras perdernos unos instantes por las calles del pueblo de Navacerrada y esprintando hasta en la alfombra de llegada, conseguimos cruzar la meta en 11:00:34.



Y este ha sido el relato de un trail de 60 kms que nunca pensé que pudiera acabar con tan buenas sensaciones y viniéndome tan arriba en el último tercio. Un trail que sin duda es el mejor que he corrido y posiblemente una de las mejores carreras de mi vida.



TRAIL DE PEÑALARA 60K 2013 (versión extendida)

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Si hay una frase que puede resumir mi carrera, es esta:
"Corre hasta que no puedas más para después correr un poco más" (*)

06:45 de la mañana. Estoy dentro del autobús que la organización ha puesto a nuestra disposición para llevarnos hasta Rascafría, municipio del que partirá el trail. Miro de reojo la bolsa de plástico que mi amigo David, sentado a mi lado, sujeta sobre sus piernas. En ella lleva algunas de las cosas que le quedan por meter en la mochila. Vuelvo a mirarla. Tengo nauseas. La carretera serpentea una y otra vez ascendiendo y descendiendo por la sierra. Las nauseas aumentan. Curva a la izquierda, curva a la derecha...Cierro los ojos. Me concentro  pero las ganas de vomitar continúan yendo a más, me noto un sudor frío en la frente y siento que llego a mi límite. De pronto cuando tengo claro que dos curvas más a la derecha y otras dos a la izquierda le vomito mi desayuno a mi colega encima de su frontal, sus  geles y su manta térmica, oigo por detrás "ya estamos, ya hemos llegado". Siento un alivio tremendo. El autobús se detiene, abro los ojos y veo a David aferrado a su bolsa y con cara descompuesta:

- Ufff, que mareo, casi vomito.

Vaya dos. Bonita manera de empezar la jornada.
Nos bajamos del autobús, llega Luis, mi otro colega de aventura, y antes de que me espabile se acerca a saludar Javi  (No pares unyko). Me pregunta por mis nervios pre-carrera pero esta vez ni nervios ni leches, lo que tengo es un mal cuerpo que malditas las ganas que tengo de correr. Menos mal que queda casi una hora para la salida.




8:15, la carrera empieza con puntualidad. De mi mareo ya ni rastro. Tras cruzar el portalón y recorrer escasos 50 metros cuesta abajo, el camino que tomamos empieza a subir y no dejará de hacerlo hasta pasados 10 kilómetros, hasta el Puerto del Reventón. Y como lo que no quiero es que acabe llamándose el de la "reventona", a los 2 kilómetros dejo de correr, saco mis bastones y me pongo en modo caminadora. Me adelanta mucha gente. Pocos corriendo, la mayoría andando, está claro que como caminadora tengo poco futuro. No me importa. Yo solo quiero llegar a la cima de Peñalara fresca.

Cuando se va a cumplir la hora de carrera recuerdo que hace casi cinco que desayuné. Es el momento de ir bebiendo los 30 cl de agua con Vitargo que me he traído para esta ocasión. He decidido no tirar de barritas y geles tan pronto para tratar de evitar el cierre de estomago que más adelante en otras ocasiones me ha ocurrido, y quiero conseguir mantener mis depósitos de glucógeno lo más estables posibles. Otro pequeño problema que quiero evitar en este ultra es la retención de líquidos y pesadez que siento a mitad de carrera. Para ello he rebajado la concentración de sales de la camelback y en los avituallamientos beberé solo agua. Se que no se debe experimentar en las carreras, pero desgraciadamente en la ultradistancia a veces no te queda más remedio. No se entrenan todos los días 60 kilómetros y esta prueba me puede servir para conocerme un poco más a nivel orgánico. De hecho me interesa más el estado en el que llegue tanto a mitad como al final de la carrera que el tiempo que consiga. Por supuesto no me planteo que no vaya a llegar, y no se trata de presunción ni de vanidad, sino de no dejar huecos para pensamientos negativos. La más mínima grieta y el mismísimo demonio acabará colándose en tu mente para estropearte la carrera o lo que es peor, hacerte abandonar.


Llego al Puerto del Reventón (km 10) en 02:00:02. Hemos ascendido 871 metros.Vaso de agua, medio plátano y un puñadito de almendras después, emprendo la marcha. Alguna voz de los voluntarios me despide con un "vamos que ya no queda nada". Supongo que se refiere a la cima de Peñalara.

David y Luis han tirado hacia adelante con un ritmo más vivo. Voy bastante atrás en la clasificación. Vienen algunos repechos en los que pierdo de vista la hilera de corredores y hay momentos en los que me veo prácticamente sola. Decido aprovechar esta aparente soledad y disfrutarla. Enciendo el mp3 con una sesión de suave Deep House y echo a correr. Como suelo hacer habitualmente en las carreras de montaña, me pongo solo un auricular. No quiero perder el contacto auditivo con la naturaleza. Aquí arriba (2037 m) no suena nada, ni un pájaro, ni un coche a lo lejos...y sin embargo suena tan bien.... La vegetación ha cambiado. La montaña se ha puesto su traje de altura y han desaparecido los árboles de su estampado. Se ha teñido de amarillo e impregnado de una intensa pero hermosa fragancia. Creo que es piorno y retama. Y sigo corriendo. Quizá es el km 12. 



"...otro de los placeres de correr un ultra, 
la absoluta y tranquilizadora indiferencia de la tierra y el cielo" (*)

Serpenteo entre algunas formaciones rocosas y arbustos. Me dejo llevar por el sendero. De vez en cuando hasta adelanto a algún corredor que va andando. Y siento que floto, que vuelo...pero no es el flow. 

Acabo de tropezar en una bajada y me veo a cámara lenta lanzando los bastones que llevaba recogidos en la mano derecha, sintiendo el peso de la mochila abalanzarse detrás de mi nuca mientras mi cuerpo desciende de cabeza hacia el suelo sin posibilidad de agarrarse a nada. Pero la naturaleza está de mi parte y caigo sobre un colchón de retama. Me levanto. Me sacudo el polen de las flores. Apenas hay daños. Me refiero a mí. Algunos arañazos en la rodilla izquierda. Me recompongo y continuo. Corriendo. Hay retama cerca.


Llego al km 14 menos bucólica y algo apagada. Siento algo parecido a un ligerísimo vacío en el estómago. Me tomo un gel. Me vendrá bien de cara al tramo de subida a la cumbre.

La nieve esta cerca. De hecho acaba bajo mis pies. Parece mentira que sobreviva en estas fechas.



En el km 15 la nieve da paso a un puzzle de pedruscos que van aumentando de tamaño a medida que asciendo. Me cruzo con montañeros y montañeras que están por aquí de "paseo" y nos van animando: "vamos, que ya no queda nada".



Me pregunto quien es el responsable de este desorden. Cuantos años han hecho falta para crear este extraño y caótico decorado. Algunas rocas lo ponen difícil mostrando su mejor arista. Hay que pensar donde poner el pie. Me siento cabra, pero con patucos. Es momento de concentración. Un paso en falso y...zas, resbalón, pequeña caía (en mi caso) y golpe en la rodilla izquierda. Esta vez no había retama esperándome, tampoco daños, tan solo un dolor pasajero. Me vuelvo a recomponer y termino la ascensión.



Llego al punto de control de la cima de Peñalara en 03:42:53 acordándome de los corredores del GTP. Para mí ha sido el km 17. Para ellos, este endiablado pedregal, es el km 69.

Me tomo otro gel.

Acabada la ascensión, no queda más remedio que todo lo contrario. Me uno a Luis y David que me estaban esperando y nos asomamos a Segovia. Solo nos separan de La Granja de San Ildefonso 10 kms, el primero con un descenso brutal de más de 500 metros. Tengo ganas de correr pero el terreno de piedra suelta y la pendiente me retienen.



De pronto veo una cara conocida, su voz me saluda unos metros más abajo. No tiene dorsal. No esta participando. Pero sabe ya bastante de ultradistancia. Es Jan (Corriendo se llega lejos). Ha venido de "excursión" a animar. Para mí que estaba tomando nota del recorrido para el próximo año.
Nos despedimos y continúo ladera abajo, andando, no rodando. De vez en cuando trotando.



La fuerte pendiente acaba y con ella, de momento, la tortura para los cuádriceps. Duelen, y bastante. Pero no es tiempo de pensar. Es tiempo de correr.

"...en ocasiones lo tienes que hacer y punto, 
el paradigma de la sabiduría forjada a base de esfuerzo" (*)

Música en marcha marcando el ritmo y comienzo a trotar con los bastones recogidos en la mano. Pillo un ritmo cómodo y voy adelantando gente. Sin darme cuenta voy delante de David y Luis. Durarán poco ahí.

El sendero que seguimos zigzaguea atravesando algún pequeño arroyo para terminar adentrándose en los bosques de Valsaín. Sube, baja, sigue bajando y vuelve a bajar. A veces se estrecha y es difícil adelantar. A veces se apartan para que pase yo, a veces me aparto yo. El paisaje es bonito pero el terreno lleno de raíces y los numerosos tropezones que llevo sufridos me obligan a ir concentrada con la mirada en el suelo.

Aparecen senderistas con el clásico "vamos, ya no queda nada". Ahora supongo que se trata de La Granja.

No se a que ritmo voy, pero tan pronto me parece bueno como lento. Debo estar por el kilómetro 25. Llevo corriendo 5 seguidos de bajada, todavía quedan 2 y empiezo a estar hasta las narices de tanto descenso. Es curioso, siempre me han gustado las bajadas. ¿A quien no? Parece que no requieren esfuerzo, que se descansa, que solo hay que dejarse caer, como  dejar de pedalear. ¡Pues no! De pronto aparecen en mi vida unos señores músculos llamados cuádriceps que se encargan, pobrecitos míos, de retenerme en cada paso que doy pero quejándose del exceso de trabajo. Así que llego a la Granja de San Ildefonso (km 27) en 05:14:42, odiando las cuestas abajo, acalorada, con algo de dolor, y como se trataba de no pensar, solo correr, entrando en la plaza donde estaba el avituallamiento, pasando sin enterarme delante de las amigas que me estaban esperando y teniendo que ser frenada por la voluntaria que me tenía que leer el chip. ¿O fue un voluntario? 



En la Granja de San Ildefonso hay abandonos. Casi es el ecuador del recorrido, son las 13:30 y el calor empieza a hacer estragos. Mi amigo David ha llegado con problemas en un pie y aquí se queda. Luis y yo continuaremos después de saludar a nuestras amigas, comer y reponer liquido en la mochila.

Si algo he aprendido de mi corta experiencia en el ultratrail es a descansar lo justo y necesario, osea, NADA. Porque en carreras de este tipo, no nos engañemos, sentarse en una silla, bajo un árbol, o a la puerta de la iglesia del pueblo, representa un descanso tan mínimo que no compensa con el tiempo que se pierde. Mi máxima es mantener al cuerpo en activo el menor tiempo posible, y parada en un avituallamiento o control, el tiempo sigue pasando para las piernas, y lo que es peor, para la cabeza. Cuanto más se salga la mente de la carrera, más duro se hace el tramo que sigue. Así que tras una pequeña ingesta de proteínas e hidratos de carbono disfrazada de pan y jamón serrano, que me ofrecen los voluntarios, vuelvo a la carrera.

Al despedirme, mis amigas nos preguntan a que hora nos esperan en la llegada. Luis bromea diciendo que lo haremos entre 10 y 11 horas. Yo les digo que más bien serán 12 si todo va saliendo bien.

Recorremos algunas calles del pueblo recibiendo ánimos de la gente que está en las terrazas. Hay frases de todos los estilos, pero ya sabemos la que toca en esta prueba..."animo valientes, que ya no queda nada". En este caso no me queda tan claro para que "no queda nada". El siguiente avituallamiento es Casa de la Pesca, está alrededor del km 40 y eso de que no queda nada, lo que se dice nada...¡que  quedan más de 12 kilómetros! Aun así salgo de La Granja contenta. Trotamos un poco y en seguida nos rodea otra vez la vegetación de los bosques de Valsaín. Hago repaso mental de mi estado físico. Muscularmente me encuentro dolorida, sobretodo a nivel de cuadriceps, pero no es nada sorprendente, entra dentro de lo normal y de lo esperado. Lo que no esperaba era llevar los pies en tan buen estado, y menos después del descenso de Peñalara con el terreno tan pedregoso. No siento ninguna señal de que haya ampollas ni dolor alguno que me impida pisar con normalidad. Orgánicamente todo parece funcionar correctamente, no hay signos de retención de líquidos, mis manos no están hinchadas como en carreras anteriores, tampoco de deshidratación, ni problemas estomacales, ni nauseas, ni bajones, ni pajarones. Pero algo no va como tiene que ir. Cuando apenas llevamos un escaso kilómetro me es imposible seguir corriendo. Continúo andando. Luis se adapta a mi ritmo. Hace mucho calor y no encuentro la fuerza mental necesaria para trotar. Se ha abierto una brecha en mi mente y el demonio empieza a hacer de las suyas. 

"...correr las distancias de un ultra implica 
que te quedas solo con tus pensamientos hasta un nivel casi insoportable. 
Cualquiera que sea la historia que te estás contando, 
procura que sea una historia que trate sobre la importancia de seguir adelante. 
No hay espacio para la negatividad. La razón por la que la mayoría de la gente 
abandona no tiene nada que ver con su cuerpo" (*)

Aunque continuo andando siento que me he venido abajo. Lo sé sobretodo cuando se me cuela en la cabeza el fantasma del "sin sentido" y empieza a hacer circular frases del tipo "esto no tiene ningún sentido", "es absurdo sufrir así", "¿que sentido tiene llevar al cuerpo a este cansancio?", "¿cual es el sentido de recorrer tanta distancia?"... Es un momento inevitable, en un ultra siempre llega. Decido compartir mi bjón con mi compañero en voz alta. Eso me descarga, me alivia, y minimiza mi preocupación. El fantasma parece que no tardará en irse.


Llegamos al km 33 solos. Hace tiempo que no vemos a nadie, prácticamente desde la salida de La Granja. No sé si es que vamos muy atrás en carrera o que la gente está descansando mucho en los avituallamientos.

El recorrido junto al río Eresma tiene su "aquel". Es un recorrido muy bonito, con frescura, altos pinos que bordean el camino, mantas de helechos. Pero la rivera también está llena de domingueros con sus picnics y sus tintos de verano y cervezas frescas, y de niños y niñas chapoteando felices en el agua. Y yo tengo mucho calor. Casi no quiero ni mirarles y aparto de mí la idea tentadora de meterme en el agua tal cual voy, con todo lo puesto. Me conformo con mojar la gorra una y otra vez. En 15 minutos se seca.

- Al final no sales de aquí sin bañarte.

Un corredor vestido de negro viene caminando deprisa y me alcanza mientras estoy agachada en un arroyo para mojarme la nuca. A decir verdad no es un corredor de negro cualquiera, es "el corredor de negro". Tras la soledad de los primeros kilómetros, aparecieron otros participantes y llevo una hora haciendo la goma con él  y eso se merece cierto estatus de familiaridad. En un ultra todo aquel ser vivo que te acompaña más de cinco kilómetros ya pasa a formar parte de la familia. Es una ley no escrita. Y si te ayuda a algo ya le puedes invitar a la boda de tu prima. Esto une, que se le va a hacer.

Acelero el paso y me pongo a su altura.  Veo que su pulsera de identificación es azul. La mía es verde. 

- ¿Eres del GTP?
- Sí
- Osea, que en estos momentos llevas....Vamos a ver, si yo llevo casi 40...¿Tu llevas 90 kilómetros??????
- Sí
- Por favor déjame que te haga la ola (¡y vamos si se la hice!). Existís. ¡A estas alturas, después de lo que hemos subido y bajado! ¡Sois de verdad, de carne y hueso! ¡Luis, mira, ven! Un getepero de verdad. Son reales!

El Getepero de Negro apenas sonrie. Creo que es un hombre serio. Se enfrenta a cosas serias, a carreras de 110 kms y no a chiquilladas de 60. Se concentra en el camino y no va de excursión haciendo fotos a los helechos. El Getepero de Negro no lleva bastones, no los necesita. Camina erguido a paso constante, de vez en cuando trota, de vez en cuando vuelve a caminar. El Getepero de Negro es parco en palabras. Decido dejar de darle la brasa con mis preguntas. Todavía me queda algo de empatía y me recuerdo con 90 kilometros en el cuerpo. No estaba para tonterías. Dejo al Getepero y alcanzo a Luis.

 Llegamos al avituallamiento y control de Casa de la Pesca en 07:38:33.
- ¿Que te pongo?
- Pues mira, te diría que una cerveza, pero me vas a poner un vaso de agua que yo creo que me va a sentar mejor.

Los voluntarios y voluntarias de esta carrera son la caña. Son uno de los alicientes de participar en ella. No importa las horas que lleven, el punto perdido en el que estén, a 2000 metros de altitud o a 800, con toda la solana encima o con el viento fresco de la montaña pegando en toda la geta...siempre sonríen, te animan, bromean...En este avituallamiento me riegan amablemente con agua por la nuca para refrescarme. Después de mi broma, uno de ellos, que todavía no ha podido comer... ¡me ofrece la cerveza de su comida!!!!

¡Que grandes! Los admiro. Casi tanto como al Getepero de Negro.

Me tomo una barrita y un gel, y relleno la camelback. Un grupo de chicos se sienta en unas sillas y empieza a quitarse calcetines y a recrearse en sus ampollas. Creo que es hora de marcharse.
Los voluntarios nos despiden.

- ¡Venga, que ya no queda nada!

Luis vuelve a bromear con lo de que podemos llegar a meta entre 10 y 11 horas. Miro el reloj y hago cuentas. Quedan 20 kilómetros pero con el plato fuerte de la subida al Puerto de la  Fuenfría....Mmmmmmmm....igual no tiene porque ser broma...

Al Puerto de la Fuenfría se puede subir por varios sitios pero hoy solo puedo por uno. Es lo que tienen las carreras. No hay donde elegir. Yo creía que conocía todas las subidas posibles pero me equivocaba. Me faltaba la mejor de las peores. Una que incluye una rampa de algo menos de un kilómetro para ascender alrededor de 360 metros. Una jodida pista con tanta inclinación que si te paras a descansar te caes para abajo. Una subida en la que no veo correr a nadie y en la que los cinco que la estamos subiendo nos hacemos la goma constantemente. Entre ellos el Getepero de Negro. Sigue parco en palabras. 

Cuando llego al final de tremenda cuesta no se si alegrarme o echarme a llorar.
Un voluntario me lee el chip. Puerto de la Fuenfría (km 42) en 08:51:26.

Con el Getepero de Negro detrás, bien concentradito.

La gente se detiene a descansar en una fuente que hay a la derecha. Luis me mira:

-¿Quieres parar?
- Mmmmmmm....No. Acabemos cuanto antes con esto.

Y sin más rodeos, me enchufo la música y salgo trotando al "abordaje" del Camino Schmidt, camino que nos llevará todavía con algo de ascensión al Puerto de Navacerrada (1862 m). Pillo el buen ritmo y vamos adelantando gente. Corriendo, caminando, corriendo, caminando...

- ¿Que te ha pasado? Tienes ojos de cazadora.
- No lo sé. Es cierto, tengo ganas de devorar el camino. 

Estoy contenta. Siento como si empezara una carrera diferente. No quiero pensar en la distancia que tiene ni por donde discurre. Solo quiero avanzar. No pienso en lo que llevo subido, ni bajado, ni los kilómetros recorridos, ni en los bosques atravesados, ni en plantitas, ni aguas de ríos tentadoras.  No importa de donde vengo. Al camino solo le importa a donde voy. 

"Según el bushido, la mejor disposición para la batalla -o para la carrera- es el vacío, 
tener la mente vacía" (*)

Adelanto a otros participantes. La mayoría van caminando. Me cruzo con familias que han salido a dar un paseo por la montaña.  Los niños y las niñas nos animan. Ahora si que tiene sentido. ¡Ya no queda nada!

Llego al Puerto de Navacerrada (Km 49) en 9:44:16. Y llego tan contenta y con tantas ganas de aprovechar lo bien que me siento que mi primera intención es la de continuar sin parar en el avituallamiento.  Pero recuerdo que desde la anterior parada han pasado casi 10 kilómetros y más de dos horas y no es plan de estropear el día en el descenso a Navacerrada. Me tomo un gel, un vaso de agua y varias rodajas de sandia. (Hay que ver como está la sandia de rica en las carreras)

De pronto aparece Javi (No pares uniko). No esperaba verle a estas alturas. Le hacía ya en meta. No parece que lo esté pasando bien. Me habla de una pájara subiendo a la Fuenfría, de la dureza de este trail, de que tiene ganas de acabarlo. Yo en cambio me siento positiva, con ganas de disfrutar el último tramo. Ojalá pudiera pasarle algo de mi energía, pero todo lo que puedo es instarle a que abandone conmigo el último avituallamiento. Así que pongo rumbo a la meta con nueva compañía.

- Luis, lo he decidido. Quiero un 10 en nuestra marca. ¿Que te parece? Nos quedan solo 11 kilómetros, casi todos en descenso. Tenemos casi 1 hora y cuarto antes de que el reloj llegue a las 11 horas. ¿Lo intentamos?

Pues a por ello.

El último ascenso nos sube con un tramo largo y tendido hasta el km 52. Bola del mundo parece que está al lado. Ahora solo quedan...8 kilómetros con un descenso de casi 800 metros. La primera parte con senderos de roca suelta donde se hace difícil correr pero con una segunda parte de pistas anchas donde se puede coger algo de velocidad.

Comienzo a bajar por el sendero todo lo rápido que puedo sintiéndome segura, cosa nada fácil. Me distancio de Javi. Luis se distancia de mí. Adelanto a algunos corredores a los que aviso y agradezco sobre la marcha que se hagan a un lado. El sendero no parece tener fin. Yo quiero llegar a la pista. Quiero correr de verdad. Oigo pasos por detrás. Es Javi. Trae mala cara. Le ofrezco ayuda, geles...

- No,estoy bien, solo quiero acabar. 

Por fin llegamos a la pista de tierra y empieza el fin de fiesta. 

- Luis, preparate. Vamos justos, muy justos. Pero podemos lograrlo. Ese 10 no se nos escapa. ¡Me cago en la leche! ¡Ahora si que no queda nada!

Voy haciendo mis cálculos y si no me fallan las matemáticas y el recorrido está bien medido tenemos que asegurarnos todos los parciales como mínimo por debajo de 6'. Sé que parece fácil, pero también sé como me duelen las piernas, que llevan más de nueve horas encima y medio centenar de kilómetros. Sé que a la menor cuesta hacia arriba no darán de si. Pero ahora lo estoy intentando con todas mis fuerzas aprovechando el descenso. 

- ¿Pero que es esto? ¡A estas alturas! ¡A 4'50''! ¡Estáis locos!
- Vamos Javi, no te quedes, no lo pienses. ¡Arranca, vamos!

La gente nos anima al pasar, incluso los propios participantes cuando los adelantamos
Llegamos al último control, La Barranca en 10:35:27

Según mi GPS quedan 4'5 kilómetros y tenemos menos de 25 minutos para lograr vencer en este alocado pique que me he plateado con el crono. Los kilómetros caen y no se el ritmo que llevo, voy todo lo rápido que puedo. A punto de llegar al pueblo veo al fondo un repecho. Ni siquiera es una cuesta, solo un repechín pero... Imposible, los últimos metros tengo que andar. Cuando acaba vuelvo a correr, presiento que en ese repecho se me ha escapado el 10 pero no tiro la toalla.


Entramos en Navacerrada. ¡Por fin! El último kilómetro. Javi se descuelga. Luis se adelanta. Giramos por una calle. Busco las cintas que señalizan el recorrido. No las veo. Mi reloj marca 10:55. 

- Creo que vamos muy justos. Apenas nos quedan 5 minutos. Hay que apretar. ¿Vamos bien? ¿Seguro que es por ahí? ¡En esa calle no hay cintas! ¡Nos hemos equivocado! Pregunta a esa pareja.
- Por favor, ¿la carrera? ¿por donde es?
- ¿Que carrera?
- No me lo puedo creer...¿Y el polideportivo?
- Sí, por allí arriba. Esa calle y luego a la izquierda.
- ¡Dios,  menos de un kilómetro y nos perdemos! ¡Solo 4 minutos!

Ya en la dirección correcta y siguiendo las cintas enfilamos la calle que lleva a la plaza, a la meta. La gente anima y aplaude. No me cabe la sonrisa en la cara. Sonrío feliz, sonrío esforzándome. Veo el marcador al fondo, 10:59:... Piso la alfombra esprintando...






Al final, como dos locos "asusta-niños", llegamos en 11:00:34.




Se escapó el 10 del cronómetro pero...que más da. Al Trail de Peñalara, el 10 se lo pongo yo.
Un trail que sin duda es el mejor que he corrido y posiblemente una de mis mejores carreras.




"Cada uno de nosotros posee la fuerza para intentar conseguir algo que no está seguro de poder lograr, ya sea correr un kilómetro, quince o ciento cincuenta; ya sea cambiar de profesión, perder dos kilos o decirle a alguien que le quieres" (*)



Mi agradecimiento a Luis, Tere y Juan Luis por las fotos. Así da gusto ilustrar mi aventura.

PD: el Getepero de Negro llegó a meta y en un gran tiempo. Me sirvió de inspiración durante parte de mi carrera y desde aquí le quiero dar mi enhorabuena.

(*) "Correr, comer, vivir" Scott Jurek

Quiero las zapatillas de Rita

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Acertar con un buen regalo para alguien que cumple años no siempre es fácil. A veces la persona en cuestión es de gustos complicados o simplemente se nos agotan las ideas. Solo es sencillo si quien celebra su aniversario es un corredor o corredora. 


Los runners somos gente fácil. Siempre caen regalos relacionados con nuestra pasión y nos gusta. Y da igual si ya tenemos la balda de las camisetas a reventar o el cajón de las mallas petado. Una prenda más es recibida como si hasta la fecha anduviéramos corriendo semidesnudos.

Y no le pregunten a un runner que quiere de regalo para su cumpleaños. No hace falta. "Mmmmmm, déjame que piense...necesito un par de zapatillas nuevas".... ¡MENTIRA! No las necesitamos, pero si nos las regalan aliviamos la conciencia por ampliar nuestro escaparate de calzado deportivo sin ton ni son.

Si el cumpleañero o cumpleañera además tontea de vez en cuando con otros deportes, la tarea de regalar más sencilla no se puede poner. Y si es friki de los cacharritos y chuminadas varias innecesarias para  la ejecución de la tarea deportiva pero "como mola yo quiero llevar una de esas en mi próxima carrera", entonces desearán incluso que cumpla años más a menudo.

La semana pasada me tocó aumentar el número de años que hace que existo, y por supuesto, hubo unos cuantos regalos relacionados con el deporte:

Un casco de bici Sipuk Zirion y un culotte y un maillot de la misma marca, gracias a los cuales subo de categoría entre los que frecuentamos el carril bici de la autovía de Colmenar Viejo. Sigo pareciendo algo dominguera (mis ritmos y la bici barata del Decathlon me delatan) pero he dejado de ser invisible y hay quien me saluda al adelantar.


Me gusta mucho leer así que un libro de running en mi caso se convierte en obligado regalo. Y como soy un poco "marisabidilla" si había alguno que hablara de los "por qués" y los "comos" del correr aderezado con un poco de ciencia...ese era el ideal: "¿Por qué corremos? Las causas científicas del furor de las maratones".
(Ya se sabe de donde sacaré las citas de alguna de mis próximas entradas)


Por si alguien a estas alturas dudaba de mi lado friki, el siguiente regalo. A veces quien menos te lo esperas y cuando menos te lo esperas, te da alas. En este caso, tres pares de alas Shwings, doradas, azules y rosas, para tunear mis zapatillas en alguna de mis próximas carreras.


Por último, el regalo estrella de cualquier runner que se precie. ¡Tachaaaaaan! ¡Unas zapatillas! Pero no unas zapatillas cualquiera. ¡Las zapatillas de Rita! Las que calzaba la keniata Rita Jeptoo en el Maratón de Boston de este año y con las que ganó (02:26:25), las Nike Zoom Streak 3. Rompo así mi fidelidad de años con Asics y ya tengo zapas para mi maratón de 2014. No sé todavía cual será pero teniendo alas y unas zapatillas nuevas, ese es un dato sin importancia.



Ya saben, pongan un runner en sus vidas y lo de regalar será pan comido. Y si aún así no aciertan, mandenme los regalos que yo lo soluciono.



29/07/13

A la tercera... va la vencida... y lo intenta otra vez.

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Los budistas suelen decir, “libérate del deseo y verás que ya tienes cuanto necesitas” pero yo soy más de pensar que el deseo es el motor de la vida, que desear algo es saludable, que nos hace sentir vivos. Este es el tercer verano que me preparo para la Madrid-Segovia. El año pasado no conseguí cumplir mi deseo, así que este año lo renuevo.




La osadía de querer correr esta carrera en 2011cuando mi trayectoria se reducía a 5 años corriendo, con un curriculum de un puñado de carreras de canicross, unas cuantas de 10 kms y una media maratón, nació de un deseo de superación. Superarse tiene dos significados, mejorar y sobrepasar un límite. En esta ocasión no se trataba de lo primero, se trataba de sobrepasar un límite que me ayudara a dejar atrás otro. Había sido un año malo en lo personal y me refugie en esta locura y en su preparación y culminación buscando un nuevo comienzo. 

Con esta perspectiva, en esa edición lo importante fue el proceso y mi objetivo se redujo a solo querer llegar al final. Corrí poco, anduve mucho, tomé contacto con la ultradistancia, reconocí el recorrido, experimenté con la alimentación, la hidratación y sobretodo con mi mente. Logré ser finisher en 21:15:32.


En 2012 volví a incluir esta carrera en mi temporada. No estaba planeado desde el principio. Cuando se acercó el verano eché de menos aquel proceso del año anterior y volvió el deseo de superación, pero esta vez se trataba de la otra superación, la de mejorar. Me propuse llegar a meta antes de la medianoche, lo llame "Operación Cenicienta". No lo conseguí. Corrí algo más, aprendí de los errores del año anterior, volví a experimentar con mi mente pero terminé pasada la 1 de la madrugada. Fui finisher en 16:51:07.


La edición de 2013 se presenta con calma y sensatez, y con premeditación y alevosía. Mi temporada comenzó en enero y el calendario de pruebas a las que he acudido ha sido una preparación en sí para esta cita. Mi objetivo ya no es querer llegar al final. Ese ya es un deseo que se presupone en alguien que se apunta a una carrera como esta por tercer año consecutivo. Mi objetivo sigue siendo el de mejorar y para ello tengo al excusa perfecta: renovar la "Operación Cenicienta" y quitarme la espinita del año pasado.


Hoy domingo he terminado la cuarta semana de mi plan específico y me siento más fuerte que los años anteriores. Asimilo mejor los días seguidos de entrenamiento y el aumento de volumen me pesa menos. Sigo manteniendo los ritmos de rodaje de los planes anteriores, bastante lentos, pero no busco ser más rápida, sino aguantar más tiempo corriendo. También estoy dándole más importancia al entrenamiento muscular. Parece que las cosas van bien.


SEMANA 1/11 - 8 julio-14 julio
SEMANA 2/11 - 15 julio - 21 julio
SEMANA 3/11 - 22 julio - 28 julio
SEMANA 4/11 - 29 julio - 4 agosto

A la tercera sé que no va la vencida, que se vence cada día que se intenta y que si no se intenta...¿de que va si no todo esto?



Asterix corre... luego Cenicienta existe.

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¿Que hacen los pingüinos en verano? Los demás no sé, pero esta menda irse de vacaciones a la playa, "tumbing" en la toalla, "visiting the chiringuiting" cada poco tiempo para comprobar que no se les había acabado la cerveza, chapoteos varios en el mar, jalar comida rica de la buena, piscina por aquí, barbacoa por allá...¡vamos, lo que se suele hacer en estos casos! Pero tranquilidad, las zapatillas siempre fueron conmigo y los deberes se han hecho...o se han tratado de hacer de cara a la Madrid-Segovia del próximo sábado.



Mi ausencia en este mundo virtual no se debe a otra cosa que a una mezcla de irremediable falta de tiempo e imperdonable pereza. Los días, las semanas...han ido pasando rápido y la fecha señalada en mi calendario de temporada desde comienzos de año, con rotulador fosforito, se acerca. ¡21 de septiembre! 

Desde hace dos días las mariposas se han instalado en mi estómago, mi cabeza se pone en modo "lista de cosas que no se me pueden olvidar" justo a la hora de dormir y mi conciencia ha soltado a sus "miniyo" (el bueno y el malo) para que se encarguen de... ahora te meto miedo con la que se avecina, tu no puedes... ahora te animo, tu si que vales, yes you can. Ah, y por supuesto también han llegado a mi vida dos que no podían faltar, la meteoróloga que consulta el parte del tiempo cada 12 horas a ver si la temperatura para el gran día ha bajado aunque solo sea medio grado y la licenciada o licenciado en medicina que todos llevamos dentro, que se encarga de darme otro parte, el medico. Cada 24 horas avisa de dolores nuevos y varios (vete tú a saber si ciertos o no). ¡Vamos, ya lo decía antes, lo que se suele hacer en estos casos!

Pero además de los nervios también han llegado las alas, y no solo las que le he puesto a mi gorra, sino las que aumentan las ganas de participar, aumentan también la ilusión por repetir aventura ultra y la esperanza de lograr, tal vez, mi objetivo de llegar a Segovia antes de las 00:00. Para ello, junto a dos buenos amigos, pienso correr como Cenicienta disfrazada de Asterix en busca de la poción mágica que me esperará en cada avituallamiento en forma de apoyo. Un apoyo que desde ya agradezco porque aguantar a una corredora tiene lo suyo, a una maratoniana tela marinera...pero ¿a una ultramaratoniana???? ¡¡¡¡Qué serán más de 12 horas soportando sol y soledad en caminos polvorientos para ver pasar a una friki con alas en la cabeza y polainas en los pies!!!! Hay cosas impagables. Gracias



¿Y cuando todo esto haya acabado, que, amigos míos? Pues ponerme las pilas con vuestros blogs, vuestos entrenos, retos, chascarrillos... Que el "tumbing" y el chiringuito han estado bien pero...

...¡esto no es lo mismo sin ustedes!


PD: A los amigos blogueros que participáis en esta cita por primera vez muchísima suerte. A los que repetís haceroslo mirar. Yo me lo estoy planteando. Y a todos... si me veis... tenéis permiso para darme una colleja por no haber seguido vuestras andanzas estas últimas semanas.  

Objetivo cumplido

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El sábado pasado se dio la salida a las 8:30 desde plaza Castilla a la IV edición de la Madrid-Segovia. Por delante teníamos 102 kilómetros. Por delante yo tenía un objetivo, unas previsiones y una gran ilusión. Pero mi carrera no empezó en Madrid, empezó mucho más lejos...

Foto de Brian de Galilea

...a cientos de kilómetros, en una playa valenciana con la mano de uno de mis mejores amigos arañando la arena la tarde anterior.

Y continuó con la presencia, los ánimos, las fotos y el apoyo de quienes me fueron siguiendo por los distintos avituallamientos del recorrido. De aquellos que me conocen, que ya conocía, de quienes hace poco conocí, de quienes estaba por conocer o de quienes desconocía. De quienes aprecio, quiero y también de quienes amo. Y gracias a ello, a pesar del sufrimiento y el dolor, solo hubo una forma de seguir...

Foto de Felipe Gil


Y una forma de acabar...



Llegué al acueducto de Segovia a las 23:55 horas, a falta de cinco minutos para que mi carroza se convirtiera en calabaza y sin perder ninguna zapatilla. Llegué según lo planeado...¡No! ¡Mejor que lo planeado! Pero eso son detalles que dejaré para la crónica. Ahora solo puedo decir...

¡MALDITAS AGUJETAS! ¡COMO DUELEN LAS JODÍAS! 

Foto de Sebastian Navarrete
Fotorunners - fotos solidarias a beneficio de Médicos Sin Fronteras

¡PERO NO LAS CAMBIO POR NADA SI ESO SUPONE NO VIVIR LO VIVIDO!



 



IV MADRID-SEGOVIA (2013) Crónica

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Son las 20:25 y por fin llego al punto más alto de la carrera, el Alto de la Fuenfría, 1800 m aproximadamente. Los últimos instantes de sol se escapan por el horizonte. Debería ser un momento especial, y en parte lo es. En las otras ediciones llegué aquí de noche. Esta vez he podido ver con la luz del atardecer una estampa preciosa y en mi retina se quedarán para el recuerdo vistas de la sierra y de Madrid a lo lejos que no se me olvidarán. Pero llego muy cansada y con los dolores propios de llevar en las piernas 78 kilometros y casi 12 horas en marcha. Sé que lo que queda de recorrido ya prácticamente es descenso en su totalidad y que llegó la hora de ponerse otra vez a correr si quiero llegar antes de las 00:00 a Segovia…y me da pereza…me da miedo…no sé lo que aguantaré. Me coloco el frontal, lo enciendo y miro a Luis.

-        - ¿Tiramos?

Las piernas se quejan y trato de recordar lo que hasta ahora he vivido para silenciarlas...

...13:30 -  Manzanares el Real- km 42 (5 horas de carrera) Llego contenta, es mi pueblo, hay mas gente que otras veces animando, aplauden y alguien me dice que voy la cuarta en la general femenina. Pero…un momento…¿Cómo he llegado aquí la cuarta?



8:30 – Plaza de castilla (Madrid) – km 0
Estoy en la salida con mis amigos Antonio y Luis.  Alguien por detrás me toca las alas. Las alas que llevo en la gorra. Me giro y veo una cara conocida, Rafa, el Abuelo Runner. Me abalanzo sobre él y le doy un abrazo. También está allí Manuel, con ojos de caballo ganador. Unos instantes antes he saludado a Charli. El poder ver a aquellos con los que otros años he compartido esta experiencia via blog y que esta edición se estrenan me llena de alegría. A todos les des deseo lo mejor.

Pistoletazo de salida. Por fin comienza la aventura para la que me he estado preparando este año. Cuento con la impagable ayuda de Luis que renunciando a hacer una mejor carrera se va a venir conmigo hasta el final. El Abuelo también decide seguir nuestro ritmo durante las primeras etapas. Voy a un ritmo más alto que en otras ocasiones. Tenía una extrategia de ritmos previa pero a última hora he decidido apostar por ir más rápido hasta la mitad del recorrido. La charla de El Abuelo hace que se me pasen los kilómetros de forma amena. ¡Que hombre! ¡Que energía! Habla y habla, sonríe y sonríe, y hace que todo parezca fácil y un juego de niños.

Antonio nos deja a mitad de etapa y no volveremos a verle. Continuó hasta donde el calor le pasó factura pero hasta donde muchos no llegaron. Desde aquí le felicito.

A falta de pocos kilómetros para Tres Cantos me adelanta un corredor que me reconoce del blog y me saluda, Javier Ayuso. Hace unos meses que nos leemos mutuamente, sabía que venía a esta prueba pero no le conocía en persona. Hablamos durante unos minutos pero este gran maratoniano de aspecto afilado es gacela rápida y termina tirando para seguir la estela de un compañero con el que va.
Yo sigo con mi ritmo cuando veo a lo lejos que viene alguien corriendo en sentido contrario dándonos ánimos a los que participamos. Es de la organización.

-       ¡Venga vamos, vas muy bien! ¡Vas la séptima!

¿La séptima? Miro a Luis extrañada y continuo con el ansia de ver a los que me esperan en Tres cantos , fin de la primera etapa. Llego allí pasados unos minutos de las 10:00 y terminando 20 minutos antes de lo que había previsto en mi conservador plan de hace unos días.

Tres Cantos (km 16) – Colmenar Viejo (km 27)
Esta vez no estaba mi padre. Se fío de mi plan y no ha llegado a tiempo. No hay foto. Pero salgo de allí fresca, contenta, con ganas de seguir dándole caña a las piernas. Me uno  a un grupo de corredores o ellos a mí, el Abuelo sigue conmigo y con Luis y por allí también anda Charli. Es un momento de la carrera en el que hay bromas, hay conversación, risas…el crujir de dientes está lejos todavía. No me cuesta seguir el ritmo que imponen. El calor aun no ha llegado y puedo poner mi mejor cara cuando me cruzo con el fotógrafo Sebastian Navarrete.

Foto de Sebastian Navarrete
Fotorunners - fotos solidarias a beneficio de Médicos Sin Fronteras

De repente Luis se gira.

-      - Vas la sexta. Adelantaste a una chica antes.

Esto de las posiciones me suena a chino pero he de reconocer que me hace cierta ilusión, aunque también sé que queda mucha carrera.
Antes de llegar al km 20 me tomo el segundo gel. He ido hidratándome religiosamente. Sigo el plan que me funcionó bien en el Trail de Peñalara, isotónica en la camelback pero concentrada a la mitad de lo que marca el fabricante y bebo agua en los avituallamientos. Espero así evitar la hinchazón y retención de líquidos de los años anteriores.

A falta de dos kilómetros para llegar a Colmenar Viejo el Abuelo nos deja y aprieta el ritmo. Es un tío valiente, lo hace cuando el camino empieza a picar hacia arriba y el sol hacia abajo. También es un tío amable y precavido, quiere cambiarse de ropa en el avituallamiento y así no entretenernos.

Y llega la cuesta del cementerio, la que el año pasado osé subir corriendo y este decido andar. Tras culminarla enfilo corriendo hacia la rotonda donde me esperan. 



Oigo aplausos y de nuevo a alguien de la organización que me informa que voy la quinta. No me cuadran los números. Solo recuerdo haber pasado a una mujer. Debí salir de Tres Cantos ganando una posición. Sello en el punto de control y aprovecho las instalaciones del colegio donde estamos para ir al baño. Buena señal, los líquidos parecen ir por buen camino.

Cuando salgo veo al Abuelo todavía cambiándose de ropa. Nos dice que tiremos, que ya nos alcanzará.

Colmenar Viejo (km 27) – Puente Medieval (km 34)
Salgo del colegio viendo que lo hago ganando otra posición. Luis se alegra más que yo y me anima, pero no termino de entender lo que estoy viviendo. Y así sin entenderlo me encuentro en una rotonda con mi madre que ha venido con mi perra Lola a animarme. La abrazo saltando.

-        - Mamá, ¡voy la cuarta!
-        - ¿Qué? ¿Cómo?

Si a mí me suena a chino esto de ir en posiciones de cabeza en una carrera a mi madre más. Pero que más da. Le brillan los ojos y me dice que esta orgullosa. ¿Qué más puedo pedir?
Me acerco a mi Lolita que ladra nerviosa, la acaricio y con esta carga de buenas energías continuo mi camino.

Tras doscientos metros de calle subiendo corriendo me adelanta la chica que venía por detrás. Por un instante pienso en seguirla. Va más rápido de lo que yo iba y sobretodo de lo que pensaba ir. Luis me hace un gesto para que me frene. Es verdad, esto es un ultra, es largo y al fin y al cabo mi objetivo es otro. Decidimos terminar la cuesta andando y empezando a reservar. Hasta ahora hemos hecho prácticamente todo el recorrido corriendo y va siendo hora de coger mi “ritmo ultrero maquinero”, cuando el camino suba toca andar y recuperar. Así que piano piano, salimos de la zona urbana de Colmenar, pisamos tierra y combinamos trote con marcha de forma regular y controlada para llegar al kilometro 34, Puente Medieval, donde nos alcanza el Abuelo.

Puente Medieval (km34) – Manzanares el Real (km 42)
De nuevo paro un instante, buchito de agua, sello la credencial y listo. La chica que me adelantó en Colmenar sale antes que nosotros. El Abuelo nos insta a correr pero veo que mis piernas ya no van para seguir su ritmo. Él va muy fresco y yo de pronto soy consciente de algunos dolores que en otras ediciones habían tardado más en aparecer. Le digo que tire y Luis y yo seguimos con la estrategia de la última etapa, andar y correr según el perfil. Además conozco este camino, por el que he entrenado muchas veces, y sé que vienen subidas.
Cuando llevamos un par de kilómetros, veo a la chica que va por delante de mí a cien metros. Va andando. Yo también. Luis me pregunta si estoy para correr y alcanzarla. Me veo con fuerzas para hacerlo pero no con la seguridad de mantener el adelantamiento, seguimos subiendo. Temo hacer demasiado gasto. Decido esperar y cuando ya se que viene un kilómetro algo más llano nos arrancamos a correr despacio. Y despacio la delanto y continúo. Vuelvo a ir la cuarta. Me alegra pensar que llegaré a mi pueblo en esta posición.

Por fin la gran bajada que nos adentra en Manzanares el Real. Alli me vuelven a esperar. Esta vez hay fotos, mi padre me ha dado alcance.




Llegar a este punto en 5 horas supone un gran logro para mí. Echo cuentas y si todo va bien tengo al alcance mi objetivo. Pero tras descansar 15 minutos y reponer fuerzas comiendo algo, me vengo abajo. Otra vez me vuelve a pasar.

Manzanares el Real (km 42) - Mataelpino (km 50)
Esta etapa parece ser la etapa maldita. Todos los años me pasa lo mismo. No sé si es el calor o los kilómetros que llevo encima pero los escasos 8 kilómetros que tiene se me hacen durisimos. Me invade un malestar general, psicológicamente estoy de un humor horrible, no dejo de quejarme y de tener ganas de pararme y patalear como una niña chica sin explicarme que narices hago aqui. Soy incapaz de correr, llevo las piernas cargadisimas y me molesta ver que hay gente corriendo que me adelanta. Por mi cabeza cruza el pensamiento de abandonar cuando llegue a Mataelpino. Pero sé que solo es un pensamiento fantasma y en los últimos metros antes de entrar en su plaza me arranco a correr. Allí trato de reponer fuerzas, de llenar mi cabeza de mensajes positivos. Me encuentro con mi amiga Cristina que está en la organización y con gente que lee mi blog y que me anima. Una vez más un cafe solo con hielo, como si fuera la pocima mágica de Asterix, me hace salir de este pueblo borrando la etapa anterior de mi memoria y de mis piernas. Esto del ultramaratón es inexplicable.

Mataelpino (km 50) - Navacerrada (La Barranca km 58)
De nuevo estoy corriendo. Bueno, corro cuando el terreno me deja. Otras veces ando. Pero ando rápido y con ganas. Es momento de mantener el ánimo. Me he enchufado a mi música. La subida a la Barranca es dura, larga y aburrida, y cuando llegamos el panorama es terrible. Hay mucha gente descansando y algunos participantes en el suelo con pinta de abandonar. Incluso oigo como se lo recomiendan a un corredor mareado y tumbado al que levantan las piernas.
Sello mi credencial, bebo agua y le digo a Luis que salgamos de allí rápido. No quiero pensar.

Navacerrada (La Barranca km 58) - Cercedilla (km 63)
Esta etapa se por experiencia que es facil. Hay bajada y a golpe de música incluso por unos instantes corro disfrutando y olvidando en lo que estoy metida. Los kilómetros pasan a buen ritmo y a buen ritmo me alcanzan dos corredores. Uno de ellos es una chica que parece salida de otra carrera. Hasta ese momento había olvidado el "juego de las posiciones" y cuando la veo hago el amago de seguirla pero va fuerte. Aminoro mi ritmo y contemplo como se aleja y se aleja. De pronto veo las cintas de señalizacion del recorrido para girar por un camino y Luis y yo nos damos cuanta de que ni ella ni el otro corredor se percataron de ello y van por mal camino. Les avisamos y rectifican. Cuando vuelven a alcanzarnos nos lo agradecen. Entramos en el polideportivo de Cercedilla con el objetivo cumplido de llegar antes de las 18:00. Otro triunfo que nos alegra casi tanto como ver a los amigos y amigas que nos están esperando allí.


Foto de Tere
Foto de Nuria
Cercedilla (km 63) - Calzada Romana (Km 71)
La subida a la Fuenfría es la parte más dura de esta prueba así que tras descansar en Cercedilla, cambiarme de camiseta y zapatillas, comer algo de la paella que nos ofrece la organización y despedirme de mi gente, salgo de allí mentalizada de continuar andando con fuerza y ritmo y llegar arriba antes de que anochezca. Antes hay un avituallamiento y a menos de un kilómetro de él me encuentro con una sorpresa. Una familia nos hace pasillo, nos aplude y nos anima con mucha alegría. Me da tal subidon que hasta me arranco a correr algunos metros. De repente oigo a mi lado:

- ¡Vamos Pingüina!
-  ¿Nos conocemos?

No nos conocíamos, pero ahora si. Se trata de Miguel. Nos seguimos en nuestros blogs y se ha venido a esa parte del recorrido a animar a los blogueros que estamos particicipando. ¡Gran detalle! ¡Y más subirse con nosotros charlando animadamente hasta el avituallamiento! Allí le dejamos echando una mano sirviendo agua a quien llegaba.


Calzada Romana (Km 71) - Alto de la Fuenfría (km 78)
La caida del sol estaba programada a las 20:13 y para entonces mi llegada al Alto. El sol me gana pero solo por unos minutos. Luis y yo llegamos al final de esta etapa a las 20.25. Allí no falta el caldito de todos los años y los ánimos de los voluntarios. Entre ellos está otro bloguero, Commedia, con el que charlo unos instantes cometiendo la osadía de recomendarle correr esta carrera. Incocencia la mía...ha corrido todas las ediciones excepto esta.

Alto de la Fuenfría (km 78) - Cruz de la Gallega (km 90)
Aquí empieza la carrera de verdad. Resulta extraño pensar esto en el km 78 pero para mí es así. Quedan 24 kms y 3 horas 30 minutos para que acabe el día y llegar a Segovia cumpliendo mi objetivo. Sé que mis piernas y mis pies no van a dar para correr todo el tiempo. Sorprendentemente solo tengo una ampolla que apenas me molesta pero el cansancio muscular general es muy grande. Ningún músculo de cintura para abajo se salva de estar sobrecargado y con algún dolor, y a éstos se une la espalda y los hombros que están algo contracturados del peso y movimiento de la mochila. Me tomo un ibuprofeno para aliviarme y tras encender el frontal comienzo a bajar corriendo hasta el próximo avituallamiento. Luis va por delante y con nosotros Manuel, un corredor de Ibiza que se nos ha unido.

Aunque hay luna llena la noche parece cerrada. Los árboles no dejan pasar ni un rayo de luna y en ocasiones la luz del frontal se me hace poca y ridícula. Aun así trato de mantener el ritmo superando la dificultad que entraña el terreno pedregoso por el que hay que descender. Tras unos kilómetros que se me hacen eternos llegamos a una pista asfaltada. Se agradece pisar firme, por lo menos al principio, porque en cuanto llevo unos minutos sobre esta pista dura, también siento que no es agradable correr. Claro que ahora que lo pienso, la palabra agradable no puede pertenecer a este mundo, al mundo en el que llevas más de 80 kilómetros recorridos. Y entonces es cuando no puedo seguir corriendo. Cualquier repecho se me hace montaña y me pongo a andar. El mal humor se instala en mí otra vez y no tengo ganas de hablar. Ni siquiera soy capaz de decirle a quien me habla que deseo el silencio. Y así de negativa llego a la Cruz de la Gallega. Estaba escrito y el guión se vuelve a repetir, las mismas sensaciones de otras ediciones. La sensación de que no puedo seguir ni un metro más a pesar de ver las luces de Segovia al fondo. ¡Y todavía quedan 12 kms! ¿Quien me habrá metido en la cabeza que me dedique a estas cosas?

Menos mal que sabía que esto sucedería y sucede, y como si me desdoblara, me observo desde fuera y solamente me digo: "hay que hacerlo, hay que seguir"

Cruz de la Gallega (km 90) - Segovia (km 102)
Sello credencial, tomo el café que nos ofrecen esperando que vuelva a ser pócima mágica, y salgo de allí corriendo con mis escuderos...o más bien siendo escudera de dos caballeros que corren delante mío casi en la oscuridad. ¡Un moneto! ¿Oscuridad? ¡Si yo me había comprado un frontal que era la bomba! 

De pronto caigo en la cuenta de que pueden ser las pilas. Menos mal que llevo recambio.

Efectivamente con pilas nuevas ya veo mejor. Lástima que las de mi cuerpo no tengan recambio.

El ibicenco tira millas y nos abandona, yo no puedo correr más y me quedo con mi fiel amigo Luis. Sabe que voy de mal humor y guarda la distancia, pero sé que está ahí, sin abandonarme, unos metros por delante. 

Quedan apenas 6 kilometros y ya son las 23:00. Matemáticamente aunque vayamos andando confío en que llegaremos antes de las 00:00 aunque las sensaciones que tengo cada vez son peores. Empiezo a sentir cierto mareo y nauseas. No digo nada. Solo ando. Mi movil recibe varios whatsapps y alguna llamada. Se que son para animarme pero estoy pasando por momentos tan malos que hasta éstos me ponen nerviosa y acrecientan mi mal humor.

Por fin entro en la zona urbana de Segovia. Deben quedar un par de kilómetros hasta la meta. Se me hacen eternos. Me gustaría ponerme a correr. Me da la sensación de que a Luis también y lo siento por él, pero las nauseas continúan y temo que si corro acabaré vomitando. 

Por la calle nos animan y un matrimonio nos dice que solo queda un kilómetro. Miro mi reloj...¡no puede ser!

- ¡Luis son las 23:52! Si queda un kilómetro...¡andando no llegamos!

No me queda más remedio...Me pongo a correr.

23:54... la calle no me suena. Debería sonarme...

- ¿Donde está la plaza?

Seguimos corriendo...


Y por fin se oyen aplausos...

Y por fin todo se olvida...

Veo el acueducto...

La veo a ella...

Y no importa nada más...

Cruzamos la meta...



Y solo importa...

¡Que llegamos!






Mi tercera Madrid-Segovia en 15:26:38. 
Puesto 207 de la general absoluta, 11 de la general femenina y 5 de mi categoría.





De nuevo doy las gracias a todas las personas que me han apoyado, a quienes lo hicieron hace tres años cuando me entró esta enfermedad de correr carreras tan largas, a quienes lo han seguido haciendo, a quienes me he encontrado en el camino, a blogueros y blogueras que me siguen, y a la organización que permite que hagamos estas locuras. Y sobretodo a dos personas muy especiales, a dos ángeles que han estado durante toda la prueba pendientes de mí, uno de ellos dándome una lección enorme de nobleza y paciencia...hasta cuando quizá no la merecía. Gracias.









Me pido un 5

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El cinco "es el tercer número primo, después del tres y antes del siete, con quienes forma la única terna en donde la diferencia entre ellos es de dos unidades. Es también el segundo número de Fermat, después del tres y antes del diecisiete, y el quinto término de la sucesión de Fibonacci, después del tres y antes del ocho"* ¿Como se han quedado? Como si nada, ¿no? Pues así les deja a algunos la Madrid-Segovia. Se apuntan al poco tiempo a correr crosses y maratones de montaña o sencillamente a seguir acumulando kilómetros sin parar. Yo me conformo con un 5.

Foto de RobiNZ

En el 2011 tras participar en este ultra, a pesar de intentar seguir con mis rutinas deportivas en octubre, me vi noqueada por el síndrome del Marathon Blues durante algo más de dos meses sin tener la más mínima gana de oir hablar nada acerca del running. Durante noviembre y diciembre no escribí ni una sola linea en el blog y en lo físico no fui capaz ni de andar deprisa no sea que se pudiera considerar correr. Tuve que proponerme con el inicio del siguiente año el reto de correr mi primer maratón, el de Madrid, para salir de este letargo.

En el 2012 el Marathon Blues me golpeó fuerte de nuevo y me tuvo algo contra las cuerdas pero no logró tumbarme. Algún diez mil me eché a las piernas antes de que acabara el año y en diciembre ya preparaba con un pre-plan, el plan de mi segundo maratón, el de Madrid otra vez.

Este año estoy vacunada. No es que quiera estar ya de nuevo en plantilla maratoniana pero las ganas de correr aunque todavía no corra no se me han ido. Es más, leo a quienes lo hacéis o preparáis maratones otoñales y me dais envidia, ¡y cuanto más sufridos son vuestros planes, días y rodajes, más os envidio, mamonzuelos! Pero seguiré relamiéndome con vuestro esfuerzo y sufrimiento esperando que llegue mi momento. Sé que no tardará. A finales de año todo volverá a empezar. El maratón 2014 ya lo tengo escogido, solo falta inscribirme antes de desvelarlo.

¿Y a que me dedico hasta entonces? A lo que se me ponga por delante y me apetezca ¿Y que se me pone por delante este sábado? Un 5: la IV Carrera Solidaria por la Salud Urbana. Hace años que no corro un 5000. Y cuando digo años no exagero. Allá por mayo de 2012 corrí un trail de 5 kms pero no cuenta. Ya estoy en modo asfalto y aquí hemos venido a machacarnos contra el duro pavimento. Y como hace tanto tiempo que no corro esta distancia y es también largo el tiempo que me he dedicado a correr en modo ultra no sé como agarrar a esta yegua el sábado. No tengo ni la más remota idea de por donde puede andar su ritmo si la espoleo desde el principio así a cascoporro sin haber preparado nada y la llevo con la baba colgando hasta el arco de llegada. La verdad es que curiosidad tengo, pero también algo de pereza así que...creo que hasta que no me plante en la salida no sabré a que atenerme. Igual me tomo esta carrera de pachanga ¿Alguien se lo cree?



(*) Wikipedia

IV Carrera Solidaria por la Salud Urbana O2 Centro Wellness

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Las carreras de 5 km siempre se me han resistido. He corrido pocas pero son de las que suelo esperar más y suelen darme menos. No sé correrlas. Salgo desbocada, sin más estrategia que el sálvese quien pueda y que sea lo que Dios quiera y acabo llegando a meta con la sensación de haber perdido por el camino el corazón y los pulmones, y lo que es peor, con el cronómetro y unos parciales en lamentable aumento riéndose de mí. 

Cuando empecé a correr y la distancia de 10 kilómetros ya me parecía un ultra, solo soñaba con hacer algún día alguna por debajo de 25 minutos. Ese día tardó en llegar. Lo hizo en un trail en mayo de 2011 donde conseguí terminar en 24:53. Por aquel entonces no me dedicaba a sacar de paseo al tractorcillo diesel que llevo dentro ni tampoco a haber corrido la Madrid-Segovia tres semanas antes y no haber hecho prácticamente nada de deporte después. Así que el pasado sábado cuando me planté en la IV Carrera Solidaria por la Salud Urbana O2 Centro Wellness (5km), sabía que volvería a salir desbocada pero no tenía ni idea de como podría llegar...


Son las diez y media de la mañana y están a punto de dar la salida. Es una carrera que discurre íntegramente por el Parque Juan Carlos I. No hay mucha gente y trato de colocarme por el medio. Somos casi ochocientos participantes de los cuales la mitad correrán la prueba de 10 kilómetros. No he hecho los deberes. Ni he mirado el pérfil ni el recorrido. Voy a muerte. He traído mis alas en la gorra, hacía mucho que no me vestía de kamikaze y voy a lo que salga.

Llega el momento. Enciendo el MP3 con el volumen lo suficientemente alto como para no oir mi espiración jadeante cuando llegue y también el gps al pasar por la alfombra de salida. Pongo el turbo. Comienzo a adelantar posiciones. Los primeros 500 metros son hacia abajo y resulta fácil correr. Fácil y divertido. El primer kilómetro cae en 4'19''. ¿¿¿¿¿4'19''???? ¿Cuando he corrido yo a 4'19'' el kilómetro? Mmmmmm...Sorprendente. Continuo tratando de mantener el ritmo cuando el perfil ya no es tan favorable y parece que esto marcha. Al fondo veo un repechillo y...oh,oh.. Creo que lo del 4'19'' ya quedó para la posteridad. Aún así...kilómetro 2 en 4'57''. ¿Será hoy mi día de MMP en 5000? De pronto la sombra de la duda... Los pulmones me avisan de que voy tonteando con mi umbral anaerobico y cuando viene el siguiente repecho las piernas ya no tiran igual. Alaa Wardi intenta empujarme desde los auriculares pero no hay manera. El ritmo se me escapó. El kilómetro 3 cae en 5'12''. Pero no es momento de desfallecer. Me digo a mi misma que ya queda menos de la mitad y trato de acelerar. Pero siento que ya no voy tan rápido, que me harté de correr, que ha durado poco la fiesta, que los 5000 no tienen gracia y que adios sub 25'. No puedo más...kilómetro 4 en 5'14''. ¿Como que no puedo más? ¡¡¡¡Si ya solo queda un kilómetro!!!! Habrá que echar el resto. Me encomiendo a Stromae que empieza a sonar y...¡a por todas! ¿No venía a muerte? ¡Pues a muerte! Acelero, respiro como puedo, muevo las piernas como me dejan, enfilo la cuesta que nos regala la organización de postre antes del arco de llegada y sigo acelerando. Miro el gps... 5'03''...parece que si....¡¡¡¡¡¡SI!!!!!! ¡¡¡¡¡SI!!!!! 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡MMP en 5000!!!!!

¡Paro el crono en 24'45''!

No hay foto, no hay brazo levantado, ni saltos, ni aplausos...pero me sonrío. Parece que el tractorcillo tiene algo de gasolina. Puede que la próxima temporada prometa.



Liebster Blog Awards

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22-10-13 
Que el trabajo de cada uno se reconozca es algo que siempre llena de satisfacción, pero cuando se trata de un reconocimiento por lo que es afición y se realiza por placer y por el mero hecho de compartir, ese reconocimiento significa mucho más. 



Los Premios Liebster (Liebster Blog Awards) son una cadena de premios simbólicos entre blogueros cuyo origen, aunque no está del todo claro, parece ser que está en Alemania hace un par de años. Liebster significa "favorito" y estos galardones se dan de unos blogueros a otros para homenajear y dar a conocer sus blogs. 

La fórmula de estos premios es sencilla una vez se aceptan:
- Nombrar y agradecer el premio a la persona o blog que te lo concedió
- Responder a las 11 preguntás que te formuló
- Conceder el premio a otros 11 blogueros y proponerles 11 preguntas
- Visitar a los otros blogs que han sido premiados junto al tuyo
- Informar a esos blogueros que has premiado


En mi caso he tenido el honor de haber sido premiada por varias personas a las que desde aquí también les brindo mi reconocimiento y sobretodo mi agradecimiento:

Celina y su blog Mas vale lenta que nunca
Ana y su blog Triatlon en familia
Juanqui y su blog Otra forma de correr
Carlos y su blog El corredor estepario
Charli y su blog A correr tocan
 Juan y su blog Avanzando...y descubriendo Menorca
Fran y su blog Superando retos
Antonio Manuel Navas y su blog Kilómetros contra el viento
Javier Belloso y su blog La cítrica realidad


Responder a todas las preguntas propuestas sería alargarme demasiado y como en realidad tengo que responder a 11, he decidido escoger algunas:

1- ¿Por que le pusiste ese nombre al blog?
El nombre de mi blog tiene un culpable, John Bingham, como relaté en una de mis primeras entradas, allá por febrero de 2009. Este colaborador de la revista Runner's en EEUU y escritor de varios libros, tuvo un comienzo en el running que bien podría ser el de cualquiera de nosotros pero en su momento, cuando nació mi blog, no sabía mucho de este deporte y de las historias de superación que esconde, así que fue una de las primeras que me llegó y me fascinó. Y el hecho de que el Sr. Bingham cuando se veía reflejado en los escaparates mientras corría, se viera como un pingüino, determinó la elección del nombre. Nunca le vi un gran estilo a mi zancada.

2- ¿Esperabas lo que has encontrado en el mundillo blogger?
En absoluto. Cuando nació esta criatura yo solo esperaba que el hecho de crearme una rutina escribiendo me sirviera como fuente de motivación y me ayudara a ser constante en mi actividad deportiva. Y la verdad es que en un principio no me sirvió para ninguna de las dos cosas. Apenas escribí durante el primer año e incluso lo abandoné unos meses. Por aquel entonces me faltaba lo importante, compartir. Cuando empecé a entrar en otros blogs y a participar en ellos fue cuando encontré la verdadera fuente de motivación. Y no solo eso, encontré a personas extraordinarias de cuyas experiencias y conocimientos he aprendido muchísimo y de las que hoy en día continúo aprendiendo. 

3- ¿Qué es lo que te gustaría que la gente viera a través de tus palabras?
¿Que viera? No. Que sintiera. Me gustaría que sintiera ganas de correr. Sea como sea, la distancia que sea y donde sea, pero que sintiera ganas de correr.

4- Beneficios que pueda reportar tener un blog.
En mi caso son muchos, aprender, conocer gente, diferentes puntos de vista... Sentirme acompañada y sobretodo ilusionada y animada.

5- Si la gente no te hiciese comentarios en el blog, ¿seguirías escribiendo?
Sí. Los echaría mucho de menos, son como una presencia, una gran familia que me escucha, que me aconseja, me reconforta y de vez en cuando me "regaña", porque me gusta que quien participa en mi blog lo haga con total sinceridad y libertad. Pero mi blog nació sin tenerlos, sin pensar que llegarían y me gusta escribir, plasmar en palabras mis experiencias, que queden como un diario de lo que hago como corredora.

6- ¿Qué es lo que te motiva para seguir un blog?
Que sea auténtico, que detrás haya un corredor o corredora que escriba como escriba lo haga sintiendo lo que hace.

7- ¿Conoces muchos blogs de corredoras?
Desgraciadamente no. El número de blogueras respecto al de blogueros es muy bajo. Me encantaría que no fuera así y ojalá cada vez se decidan más mujeres a escribir al igual que lo están haciendo a correr.

8- ¿Por que crees que hay más hombres que mujeres en el mundillo runner?
Creo que puede haber varios motivos y uno importante es la falta de concienciación social que hay en cuanto a la participación femenina en el deporte, desde la educación en los colegios pasando por los medios de comunicación. Pero dejando a un lado dicha falta de concienciación, también creo que aunque vivimos en una sociedad donde las mujeres hemos avanzado mucho en derechos e igualdad a veces no es fácil poner estos en práctica. Muchas mujeres en su vida diaria no disponen del mismo tiempo que los hombres para dedicarlo a entrenar y participar en carreras, bien por un reparto desigual en las tareas domésticas o el cuidado de los hijos, bien porque ellas mismas son reacias a delegar en otros parte de esas responsabilidades, sobretodo cuando se trata de éstos últimos.
Sin embargo me alegra ver que este panorama, aunque despacio, está cambiando, y estoy segura de que no dejará de hacerlo.

9- ¿Que te motiva cuando la pereza te tienta para no correr?
Me motiva pensar todo lo que pierdo si no lo hago, sobretodo la satisfacción fisica y psicológica que me reporta cada entreno que termino o cada carrera en la que participo.

10- ¿Asfalto o montaña?
Dificil elección. De hecho para mi es imposible. Cada uno me da lo que necesito en un determinado momento. La montaña me pone en contacto con mi parte mas salvaje y primitiva, con la corredora de restistencia sobretodo mental, el asfalto con mi parte más calculadora y metódica, la corredora del cuchillo entre los dientes.

12- ¿En que piensas cuando terminas tu entrenamiento?
No pienso. Solo siento y saboreo...como suelo decir a menudo...mi banquete de endorfinas.




Escoger a mis 11 premiados ha sido muy complicado. Son muchos los blogs que sigo y admiro, varios ya han sido premiados o me han otorgado a mí el galardón. Mi lista incluye algunos de los blogs que empecé a seguir cuando me metí en este sarao de correr y escribir, y sobretodo son algunos de los blogueros y blogueras de los que más he aprendido y espero seguir aprendiendo: 

- Gonzalo y su blog Sosaku Runner
- Miguel y su blog Corre Corriendo
- Alex y su blog Nenikekamen: La fe del corredor converso
- Thunderstruck y su blog La Liebre y la Tortuga
- Rafa y su blog El Abuelo Runner
Tania y su blog Tania corre Tania
- David y su blog Atleta "Matraca" Roteño
- Javi y su blog No pares Unyko
- Gemma y su blog Cuentos del viento
- Novatillo y su blog No le digas a mi madre que corro
- Pancho y su blog Corriendo tan pancho


Y para terminar, mis 11 preguntas:

1- ¿Qué hecho determinó que decidieras crear tu blog?
2- ¿Qué buscas como escritor/a-corredor/a?
3- ¿Qué valoras de un blog de running?
4- Y por el contrario, ¿que hace que un blog de running no te atraiga?
5- Si durante algún tiempo no pudieras correr, ¿seguirías teniendo la misma motivación para continuar escribiendo?
6- Que te gusta más, ¿escribir sobre tus carreras, entrenamientos o temas relacionados con el running?
7- ¿Que te han aportado como corredor o corredora otros blogs?
8- ¿Serías diferente como corredor o corredora de no tener tu blog?
9- Si tuvieras que convencer a alguien para que leyera tu blog ¿que le dirías? ¿como lo venderías?
10- ¿Crees que al igual que ha aumentado la práctica del running también lo ha hecho el numero de blogs dedicados al tema?
11- ¿Hasta cuando te ves escribiendo en tu blog?








Los bloggers dan la cara

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Erase una vez unos seres que les dio por correr y por escribir en blogs sobre ello, cada uno y cada una a su manera, al igual que correr. Y no contentos con eso después les dio por cobrar vida propia, ponerse la voz y chupar cámara. ¡Panda de insensatos!



Hay quien ya sabrá de que hablo. Las redes sociales echan humo estos días con #losbloggersdanlacara y en la puerta de casa de alguno ya hay colas de fans pidiendo autógrafos. En breve las publicaciones de los periódicos más prestigiosos de este país se harán eco de la noticia y hasta la señora esa que tiene un magazine en la televisión por la mañana (lo mismo me da que se llame Mariló que Ana Rosa) abrirá la tertulia de sabiondos-arreglapaises con este hecho insólito. ¡Ah! ¿que esto es deporte y lo suyo es la política y la economía? Da lo mismo, he dicho insólito y estamos cansados de crisis. 

Los protagonistas ya sabemos quienes son, los insensatos de los que hablaba antes. ¿Los culpables? La Bolsa del Corredor.


Para quien no conozca esta web diré que está tardando en "googlearlo". Se trata de una página muy interesante y de obligada visita para todo corredor o corredora popular que se precie. Detrás hay un gran equipo de gente, no menos insensata, que un buen día decidió abrir una sección en formato vídeo donde sacar el careto de algunos bloggeros y bloggeras, dando su opinión sobre diversos temas relacionados con el running. La criatura vio la luz por fin ayer y se puede conocer en el siguiente link:


Aviso que semejante cartel es difícil de reunir. Y sin cobrar un duro. Este es otro dato que hace más insólito el caso. Y aunque he de decir que esperaba más sonrisas y una gorra fosforita, ha sido todo un honor formar parte de ello y participar junto a algunos de mis ídolos. Veremos a ver si para la próxima se sueltan un poco y se mueven, yo que sé, un skipping, unas flexiones, unos multisaltos, no sé... un exprimelimones queda algo largo pero un tábata así de refilón... ¡Y si no, una muñeira o que nos canten unas coplillas, que igual de aquí al "Tu si que vales" solo hay un paso y pasamos la gorrilla!



Pide un deseo y toma galletas

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Hace mucho que no escribo nada que pueda incluir en La Botica de la Pingüina. Voy a ver que tengo en la despensa....Veamos...Tortitas de avena y arroz, copos de avena, leche de avena, pan de molde de avena...Pues no se...No se me ocurre nada...Hablaré de los romanos.



Los romanos eran tipos listos. Seguro que muchos corrían, aunque fuera de la terma al triclinio y del triclinio a la terma. Y como defensores del running minimalista...¡de lo mejorcito, oiga! Sus sandalias no tienen parangón. Nos han dado un montón de palabras para usar. Desde aquí mi agradecimiento. Ponte tu ahora a pensar como llamamos al podium. Solo ha hecho falta cambiar un par de letras y ya está, podio, modernizado.
Los romanos eran casi tan listos como nosotros, salvo la cena, donde se tumbaban, el resto de comidas las hacían de pie o fuera de casa, tenían tabernas y tiendas de comida para llevar, solo les faltó adelantarse con el invento de la cerveza, meterla en botellines de cinco en cinco en un cubo y venderlo a 3 euros. 
En lo que no anduvieron acertados fue con el tema de cierto cereal. Se trataa de una planta que consideraron una degeneración y una mala hierba y que les pareció que solo servía para alimentar al ganado. Ganado que por cierto, se la comía con tal ansia viva, pasión y avidez que cuando tuvieron que buscarle un nombre, no les quedó otra, tras mucho devaneo de sesos, que llamarla "aveo", que significa deseo. Luego nosotros, por eso también de poner nuestro granito de arena y aportar algo a las futuras civilizaciones, la hemos tuneado y bautizado como  "avena". 



Este cereal, despreciado por los antiguos, es auténtico oro comestible. Por su valor nutricional, es una de las mejores propuestas como fuente de energía y fuerza para todo deportista que se precie. Cuanto mas alto es el número de aminoácidos esenciales de un alimento, mayor es su valor biológico, y la avena posee seis de los ocho aminoácidos indispensables para una correcta síntesis de las proteínas.

Además, la avena es un carbohidrato complejo de absorción lenta que solo tiene 4 kcal por gramo y una de las mejores fuentes de fibra saludable. Contiene vitaminas del grupo B, vitaminas A y E, y minerales como el calcio, hierro, magnesio, zinc, potasio y sodio.

Hay que mencionar, aunque no sean nutrientes, el alto aporte de polifenoles que nos ofrece este cereal. Los polifenoles son sustancias químicas presentes en algunos vegetales, cuyo efecto protector proporciona acciones antioxidantes y antiinflamatorias beneficiosas para la prevención de la arterioesclerosis y enfermedades cardiovasculares

Entre sus propiedades más destacadas están las siguientes:

- Reduce los niveles de colesterol
- Disminuye la presión arterial
- Mejora el sistema inmunológico
- Regula el nivel de azucar en sangre
- Ayuda a combatir el estreñimiento
- Tiene propiedades expectorantes y mucolíticas que ayudan en casos de bronquitis y asma
- Su contenido en hierro ayuda a prevenir la anemia
- Su contenido en calcio ayuda a prevenir la osteoporosis
- Su contenido en yodo ayuda a prevenir el bocio y a regular el funcionamiento de la tiroides

En definitiva, la avena es un cereal digno de incluir en nuestra dieta con la misma avidez y deseo que inspiraron a los romanos para nombrarlo. Hoy en día hay muchas fórmulas, desde copos que se pueden añadir al yogurt, al zumo..., hasta tortitas, pan de molde, leche...

Yo me he convertido en una auténtica adicta e incluso me hago mis propias galletas. Es una receta sana y muy fácil que aquí dejo. 

GALLETAS DE AVENA CON COCO Y CHOCOLATE

Ingredientes:
- 125 gr de copos de avena
- 150 gr de azucar moreno
- 1/2 cucharadita de levadura en polvo
- 1 pizca de sal
- 120 ml de aceite de oliva
- 1 huevo
- 1 cucharada de extracto de vainilla
- 2 cucharadas de coco rayado
- 2 o 3 cucharadas de fideos o pepitas de chocolate (a gusto del cosumidor)

Preparación:
1 - Mezclar en un cuenco los copos de avena, el azúcar, la levadura y la sal
2 - Añadir el aceite de oliva, el huevo batido y el extracto de vainilla. Remover hasta que los ingredientes estén bien mezclados formando algo similar a una masa.
3 - Incorporar el chocolate y el coco y remover de nuevo.
4 - En la bandeja del horno, sobre papel vegetal para horno, formar montoncitos circulares bien separados entre si. O usar moldes para galletas.
5 - Hornear a 180ºC alrededor de 15 minutos.




MERENGUES vs COLCHONEROS

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Mi vida deportiva en lo que a fútbol se refiere puede resumirse de la siguiente manera: nazco al día siguiente de ser eliminada la selección española de los Juegos Olímpicos de Montreal; a los 10 años me hago seguidora del FC Barcelona solo por llevar la contraria a mi padre que era del Madrid; en 1988 revalido mi afición al equipo culé pero esta vez con algo de conocimiento de causa, que la era Cruyff y su Dream Team, era mucha era; en 1989 echo mi primera quiniela, acierto 11 y me quedo tan desilusionada como pancha, meses después me entero de que los de 11 también cobraban, ya era tarde, nunca más volví a acertar más de 10; en 1991 tengo mi propio Equipo Marca con un jugador del Español con el que obtenía muchos puntos todas las jornadas pero del que no recuerdo el nombre ni el motivo de mi fichaje; a los 17 empiezan a interesarme otros deportes como el baloncesto y, sin hablar de pesca, las cañas de después; a partir de 1994 ya solo me interesan las cañas y lo de después. Fin de mi historia futbolística. O eso creía yo hasta la semana pasada.


El 30 de octubre recibo un whatsapp de un amigo:

"Tengo un dorsal para la carrera de Marca. Quieres correr conmigo a tope? 
Esta es cuesta abajo. Podemos volar. Tienes que llevar la camiseta del Real Madrid"

Que a una pingüina le propongan volar está por encima del color de cualquier camiseta así que olvido mi pasado azulgrana y el domingo me presento en las inmediaciones del Santiago Bernabeu esperando el pitido el comienzo del partido...

Y el arbitro da la señal y comienza el juego. Como alma que lleva el diablo paso el arco de salida de los merengues y enfilo el primer kilómetro recordando cual es mi mejor marca en 10.000. Un modesto 49'53'' conseguido el 17 de abril de 2011. Mi objetivo para ganar este partido no es otro que el de volver a raspar unos segundos al 50. En mi contra juega que casi llevo 2 años sin ningún tipo de preparación para esta distancia, me he dedicado a palabras mayores y a ritmos menores. A favor, el perfil, se trata de una carrera con un recorrido en su mayoría de bajada. 

Transcurrido el primer cuarto de hora ya he superado el tercer kilómetro con parciales para mí de infarto (4'45''-4'40''-4'19''). El cansancio me saluda pero no pienso tirar la toalla, esto no ha hecho más que empezar, solo hay que mantener. Me cuelo por la banda derecha y tras algunos regates llego a la mitad del encuentro en 23'45''. Sin descanso comienza la segunda parte y llega el momento más duro y donde no puedo dejar que me roben el balón, la cuesta que sube por Las Cortes. Mantengo el esférico en mi poder con algo de dificultad pero recupero y me adentro en campo contrario llegando al km 7 en 34'11''. Presiento que el partido esta en mis manos y aunque las fuerzas empiezan a fallar consigo algunos de mis mejores parciales (4:35-4:36 ) antes de plantarme en el km 9 en 43'30''. Y sin apelar al tiempo de descuento, aprieto los dientes subiendo un último repecho, acelero por la banda derecha, veo hueco, me interno por el centro, vuelvo a la banda, y.........


GOL, GOL, GOL, GOL, GOOOOOOOOOL!!!!!!! Rozando el palo de la portería colchonera....GOOOOOOOL!!!!!! Con un tiempo neto de 48'17'' logro una victoria personal superando mi anterior marca. Y con ella, llegando en el puesto 58 de la categoría femenina y defendiendo como he podido los colores del equipo merengue, pongo mi granito de arena en esta cuarta edición que supone el empate en el marcador. Cada uno de los equipos madrileños cosecha ya dos victorias. 



Digo yo...que el año que viene habrá que desempatar, no? 



SAN SILVESTRADA, a falta de 1... ¡mejor 3 y 1 maratón!

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El año se va acabando, la peña bloguera no hace más que hablar de maratones y lo que es peor...correrlos!!! Yo me encuentro en mi habitual estado otoñal de moverme menos que la ingle de una momia y después de la Madrid-Segovia, ultimo objetivo de mi temporada 2013, me resulta difícil continuar con mis entrenos si no es con algo a la vista. Así que... ¡necesito un revulsivo ya!

Cada vez me gustan menos las carreras masificadas. La reina de las masificadas es la San Silvestre Vallecana, y al paso que va el auge de carreras populares, cualquiera de las San Silvestres de Madrid puede serlo. La última vez que participé en ella fue en 2010 y a pesar de correr poco y tardar mucho lo pasé muy bien. Pero al volver a casa un atasco infernal me retuvo tanto tiempo que peligraron las uvas, no de ese año sino del siguiente. Así que me subí al techo del coche en medio de la caravana y con el brazo en alto y a voz en grito...


Puse a Dios por testigo que ninguna San Silvestre Vallecana podría derribar mi noche de fin de año. Que sobreviviría a ese atasco, y cuando hubieramos salido de allí, nunca volvería a inscribirme a otra, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tuviera que mentir, robar, mendigar o... Bueno, ejem, creo que he novelado un poquito el recuerdo aunque si es cierto que me prometí a mi misma no volver a correr esta carrera. 


Tres años después... 


Meto en la coctelera las palabras que el viento se llevó, mi necesidad de revulsivo y mi contrariedad y...voila! San Silvestrada!!!! ¿De que estoy hablando? De correr no 1, sino 3 San Silvestres el 31 de diciembre: la de las Rozas, la de Alcobendas y la Vallecana.

Se trata de un reto que propone KIA y al que me he apuntado. Solo 10 serán los elegidos para llevar a cabo esta machacada, los 5 primeros en el ranking de votos y otros 5 elegidos por un jurado. Así que hago uso de mi "comodín del público" y desde aquí pido esos votillos que os sobren. Pinchando esta imagen, dejo agradecida mi destino en vuestro click.



¿Y si no soy elegida? ¿Que pasa con mi revulsivo? No hay problema...¡un maratón! El 2 de diciembre pase lo que pase, lluevan chuzos de punta o nieve del revés, empiezo la preparación de mi tercer maratón. Dos eran mis candidatas pero Barcelona tendrá que esperar al 2015, Sevilla se lleva el galardón. Una más que este año se dará un garbeo de 42 kms por la capital hispalense a ritmo de...

Bueno, bueno, igual es muy pronto todavía para hablar de esas cosas...



El poder de unas chapas, el poder de Mandela

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Hace unos días paseando por un mercadillo artesanal me llamó la atención un puesto. En él se vendían broches hechos con chapas. De dos en dos. Uno con una ilustración y otro con una frase. De todos los pares que allí había mis ojos se posaron en uno muy concreto. Como si no hubiera más. Como si me estuviera esperando. Hacía menos de un día que había decidido no acudir al maratón de Sevilla.

 http://www.domestika.org/es/andreainwonderland

La memoria cuando corres un maratón tiene dos caras muy diferentes, o por lo menos mi memoria. Pronto se olvida el esfuerzo y sufrimiento que supone prepararlo y correrlo. Sin ese olvido no se comprendería el querer volver a repetir. Pero también hay otra cara, la que aun recordando que lo has hecho una vez te da la sensación de no poder volverlo a hacer.

Primero fue el estrés y la falta de tiempo para encajar entrenamientos, luego unas ligeras molestias en la ingle derecha, después la lluvia y el frío, dos infecciones de garganta en un mes, las Navidades y sus compromisos... Después de algo más de tres semanas sin acumular ni un mísero kilómetro, terminando el 2013, llegó el peor enemigo de cualquier maratoniano o maratoniana...la ausencia de motivación e ilusión, de ahí también mi ausencia por estos lares. El nuevo calendario recién estrenado tampoco ayudaba, quedaban apenas 8 semanas para la cita con Sevilla así que la idea de tirar la toalla y abandonar mi objetivo se impuso. 

La frase de Mandela me dejó pensativa frente al puesto del mercadillo. En esos momentos no lo relacioné con mi mundo runner ni mi decisión. Pero sentí un impulso irrefrenable de comprar aquellas chapas. 

Esta mañana desayunando, las miré de nuevo. "Siempre parece imposible hasta que se hace", si lo hubiera dicho cualquiera sería "karma del pepino" pero lo dijo un tipo grande, un tipo que forjó su espíritu de muchas maneras pero sobretodo a base de lucha y esfuerzo, un tipo que, acostumbrado a correr una hora diaria por las calles, cuando estuvo en prisión trotaba todos los días sin moverse de su sitio en una celda de apenas cuatro metros cuadrados para mantener en forma su cuerpo y mente. Lo dijo un gran hombre que pensaba que el deporte tiene el poder de cambiar el mundo...

 … tiene el poder de inspirar. Tiene el poder de unir a la gente de una manera que pocas otras hacen. Le habla a la juventud en un idioma que comprenden. El deporte puede crear esperanza donde antes sólo había desesperación. Es más poderoso que los gobiernos para romper las barreras raciales.



Terminé el desayuno y conté de nuevo semanas en el calendario. 

Queda una menos. Tan solo siete...

Esta mañana he corrido 12 kilómetros a 5'49'' con sensaciones mejor de lo que esperaba.

Recojo la toalla.




P.D.: gracias por las muestras de interés que he recibido días atrás, han tenido tanto efecto como las chapas de Mandela ;)



7-01-14

#Sevillacochilona

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Está en Google, luego existe. No sé que pensaría Descartes de esto pero hoy en día parece que si tecleas algo en el famoso buscador y no te cuenta practicamente nada es que hay que dudar de su existencia. Por más que he buscado en la red, todo lo que aparece de la palabra "cochilona" es el nombre de un poni hembra de raza Shetland de 14 años y 307 kilos de un juego online llamado Caballow y la foto del perro aqui presente. Pero para algo se invento Twitter.



Gracias a Isidro Gilabert y al microblogging más famoso de internet está tarde he aprendido un nuevo término referido a modos de correr una maratón: cochilona. Lo que no me ha quedado claro es que clase de ritmo es ese. Viniendo de quien viene muy lento no debe ser, pero como la palabra en sí tampoco me inspira velocidad keniata y me ha gustado, con su permiso lo adopto. 

He empezado tarde a preparar Sevilla. Soy consciente de que aun echándole las ganas que le suelo echar el gran día no puedo esperar una gran marca personal pero si me gustaría rebajar algo mi marca de hace dos años en Madrid (3:58). Así que decidido, correré regulando, sin desfasar y emocionandome lo justo y necesario, dicho de otro modo...#Sevillacochilona.

Y para ello, la semana 1 de 7 (la pasada) quedó resuelta con:

..... 12 km a 5'49''/km..... el martes
..... sesión de 45' de spinning.... el miércoles
..... 4000 + 2 x 7 x 400 (de 1'57'' a 1'47'') + 4000... el jueves
..... sesión de 45' de spinning.... el viernes
..... Trekking montaña 10 km .... el sábado
..... 5 km + XVIII Vuelta Pedestre de Tres Cantos 15 km en 01:19:51.... el domingo




15-01-14


Arre cochilona

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Segunda semana de mi plan exprés de 7 semanas, que si no me ayuda en Sevilla a bajar mi marca personal por lo menos me ha llevado a los primeros puestos del ranking en las búsquedas de google con la palabra "cochilona". Tan solo una jaca virtual de envergadura menuda me lleva la delantera.



El año pasado en mi preparación del maratón de Madrid ya aposté por un plan minimalista cruzado con solo tres días para correr. Soy consciente de que los planes para entrenar una maratón suelen incluir más días pero también lo soy de mi objetivo. De momento no aspiro a pegarle grandes bocados a mi marca sino mejorar lo que se pueda mi rendimiento con el tiempo del que dispongo y sin castigar mucho el cuerpo. Castigo sé que se lleva, no hay maratón que no se lo aplique de alguna forma antes y durante la carrera, pero si se puede mitigar así, esta es mi apuesta. Tras Sevilla comenzaré la fase de montaña de mi temporada y no quiero llegar a ella muy desgastada.

En esta ocasión no cruzo running solo con natación sino que me he apuntado a un gimnasio para hacerlo también con spinning. El hecho de mezclar las salidas de carrera con otras actividades no solo me permite descansar de una manera activa sino también de oxigenarme mentalmente. En invierno se hace duro correr si no con días de lluvia, con rachas de viento fuertes o con temperaturas que a veces rozan los cero grados, y con tres a la semana mi mente y mi fuerza de voluntad tienen bastante. Uno más y ya sería carne de cañon de la escusa más absurda y vergonzosa para no calzarme las zapatillas.

Lo malo de un plan de este tipo, con solo tres rodajes y la agenda menos flexible que una llave inglesa, es que el día que hay un tornado, se quema tu casa con todas tus zapatillas de running dentro o los extraterrestres deciden demostrar que existen y escogen la carretera por donde entrenas para hacer acto de presencia, es que te quedas sin rodaje. Vamos, también puede sucederte con que caiga una lluvia más incordio que la calabobos. Pero como aquí no se trata de que quien se fue a Sevilla perdió su silla y para algo me he apuntado a un gimnasio...

Mi semana 2 de 7 (la pasada) quedó resuelta con:

..... 50' en cinta + musculación en el gimnasio................................... el martes
..... sesión de 45' de spinning........................................................... el miércoles
..... 20 kms de exprimelimones para purgar mi pecado del martes..... el jueves
      (3.000 + 2x1.000 + 10.000 + 2x1.000 + 3.000)
..... 1.000 m nadando...................................................................... el viernes
..... 12 kms cochilones .................................................................... el domingo


La semana que viene habrá que seguir sorteando ataques alienígenas imprevistos o inclemencias de los tiempos que corren pero el próximo domingo sí o sí, toca competir... la Media Maratón de Getafe. Mientras me pienso si hago media cochilona o arreo a los caballos... mis mejores deseos a los valientes canarios y no canarios que les toca maratón. A por todas!




21-01-14

XV MEDIA MARATÓN DE GETAFE

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¿Que pasa cuando lees en un blog una buena entrada sobre tiradas largas de planes maratonianos y en los comentarios dejas escrito que haces la tuya  de 28-30 km un mes antes de la maratón sin darte cuenta de que ese es el tiempo que te queda, y ese domingo te has inscrito en una media maratón? Que no te salen las cuentas y que tienes dos opciones. O seguir entrenando como Fran Sinatra, a mi manera, y hacer oidos sordos a lo que tu mismo has escrito, o cumplir con el deber sea como sea. El domingo pasado yo opte por la segunda. ¿Resultado? Peor marca personal en media maratón, mi séptima.



9:20 de la mañana y ya estoy en las inmediaciones del polideportivo Juan de la Cierva de Getafe. Tengo el tiempo justo para recoger el dorsal y comenzar mi entrenamiento. Sí, he decidido que hoy haré la tirada larga del plan para Sevilla. Me animo a mi misma diciéndome que tan solo se trata de un calentamiento de 7 kms y a las 10:30 una media maratón probando posibles ritmos para la cita del 23 de febrero.

Con el dorsal ya colgado decido entrar en un parque que hay junto a la calle desde donde se sale y empiezo a dar vueltas. Cada vuelta apenas supera el medio kilómetro y bastante aguanto llegando a los 3, así que antes de que me entre complejo de hamster decido salir al mundo exterior y correr por la zona residencial de chalets que hay enfrente. Voy con mi música y voy a un ritmo tranquilo. Pasa el tiempo, los chalets, los árboles...4 km, 5, 6... ¿que hora será? ¡¡¡¡Las 10:25!!! Estoy a un kilómetro de la salida y tengo que acelerar. Subo calle arriba, ya nadie calienta en los alrededores, no hay corredores y lo que es peor, no tengo ni idea de cual es la dirección de la carrera, si vendrán de frente por donde voy o me tendré que enganchar al pelotón de cola. El speaker habla algo de los rezagados y cuando por fin veo el portalón ya me queda claro, me subo a la acera. 

Afortunadamente hay algo de retraso, el suficiente para parar mi crono en 7,1 kms y recuperar pulsaciones.

Dan la salida y al tajo, a empezar a sumar. 

En cada carrera en la que participo siempre paso por tres fases. La fase de "que bien voy-que bien me lo paso-no me entero de nada-uy ya estamos en el km x", seguida inmediatamente por la de "uff todavía vamos por el x+1?-quien me manda a mí-que hago yo aquí-estos es un horror-así no puedo-yo lo dejo", terminando con la de "solo es un poco más de esfuerzo-esto no lo dejo ni de coña-ya está hecho-y si aprieto un poco-solo unos metros más y goooool". Pues bien, en esta media maratón me faltó una.

Tras el pistoletazo de salida y recorrer el primer km como de costumbre, a un ritmo superior al que debería, las piernas me pesan y me caen como una losa encima las ganas de dejar de correr. Paso el cartel de 2 kms y tengo la sensación de haber sido abducida. "¿¿¿Me quedan todavía 19 kms???" Antes de llegar al 3 me adelanta Javi con un paso fresco, me saluda y me pregunta que tal voy. Le cuento lo de mi calentamiento previo y cuando se va caigo en el error de mi planteamiento. No llevo 3, llevo 10.

Me tomo un gel y mantengo un ritmo constante de 5'15'' durante los siguientes 7 kms. No es fácil. El recorrido no ayuda, y no por su perfil bastante llano, sino porque nos introduce en un páramo urbano deshabitado que ahora mismo no sabría decir si era residencial o industrial. Un lugar sin una triste palmada ni un "venga chicos ya falta poco". 

Llego a mi km 17 (10 de carrera) y el ritmo se me va algunos segundos. Trato de concentrarme en la música que llevo y no variarlo. Me tomo otro gel. Parece que salimos del páramo y los corredores que vienen en el otro sentido me distraen. Aun así se me hace dificil no aminorar. Pienso en no pensar. Solo hay que correr. Soy una robot y estoy programada solo para correr. 

Pasan los kms y llegamos a lo que se supone el centro de Getafe, mi km 24 (17 de carrera). Esperaba más animación. Apenas hay gente y quienes están en las aceras viéndonos pasar, más bien parecen estar esperando cruzar. Una pena. Habría sido un empujón tremendo mientras atravesamos una larga calle peatonal con un suelo de adoquines infernales jodemaratonianos. Pero ya está hecho. Me digo a mi misma que ya empezó la cuenta atrás y que será sin palmas pero esto se acaba como sea.  Solo 4, solo 3, solo 2 y cuesta abajo, acelero y veo el polideportivo. Bajamos por la misma calle de salida y antes de entrar en la pista de atletismo me alcanza Roman, Gacela de Vallecas, compañía que ya se está convirtiendo en toda una tradición. Van varias medias coincidiendo en el ultimo km y entrando juntos. Nos saludamos mientras seguimos acelerando y esprintamos como si no hubiera un mañana. 



Al final Media Maratón de Getafe con un tiempo neto de 01:52:02.

Sé que es mi peor marca personal en esta distancia pero acabo muy contenta con el resultado real de mi jornada dominical. Conseguí salvar la tirada más larga del plan con 28 km en 02:34:26, menos cochilona de lo esperado y con buenas sensaciones físicas, algo dolorida de piernas pero nada que un par de días de descanso no solucione.





28-01-2014

Ana Rosa, esta lloviendo, ¿corremos juntas?

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Llueve. Ayer también. La predicción para dentro de dos días es la misma. Pero mañana no llueve. Mañana no toca entrenar. Toca hoy. Y toca tirada de 20 kms. Tengo chubasquero y gorra impermeable. Me da igual. Con lluvia imposible. Este año me supera. Pues al gimnasio bonita. No me gusta correr en el gimnasio.

Si algo podía hacer más cochilón mi plan para Sevilla era esto. Entrenar las dos últimas semanas corriendo en la cinta del gimnasio mas las sesiones de spinning de rigor. ¿Que toca intervalos? Pues intervalos. ¿Que toca tirada larga? Pues todo lo larga que se pueda. Vamos, que siento que no he salido de allí nada más que para dormir y para trabajar. Y me sigue sin gustar.

La última vez que corrí en una cinta, más de tres lustros antes de tener la sensación de vivir con el monzón pegado a la nuca, ni siquiera sé si usaba zapatillas de correr. Creo que eran deportivas a secas. En esa época para mí no existían más que dos tipos de zapatillas, las de andar por casa y las que usaba para ir al gimnasio. Ni running, ni carreras, ni blog, ni gps...y por supuesto que nada de planes de entrenamiento, ni hidratos de carbono, ni minutos por kilómetro, ni intervalos...Yo iba al gimnasio para quitarme unos kiilillos y ya está. Me subía a la cinta 15 interminables minutos a lo que yo consideraba correr, y con eso y otros 15 de step ya tenía bastante. Con un poco de suerte lo hacía dos veces por semana. Bajé de peso lo que bajó el año pasado el iva. 


Así que con este panorama rondando mi memoria, cuando hace unas días decidí correr en el gimnasio, no es de extrañar que al entrar en la sala de fitness y ver las cintas que allí tenían, creyera que aquello era una broma de Doc, su Delorean y el futuro. ¿Sistema tactil? ¿Con ventilador? ¿Con Ana Rosa Quintana viéndome sudar? Lo de que cada una tuviera una gran pantalla con su propia señal de televisión me superó. Hasta el momento lo más cercano a esto que había vivido, era que dejaran libre la cinta donde estaba el mando y poder despacharme a gusto cambiando el canal del receptor anclado en la pared de la esquina de la sala.

Pero mi gozo en un pozo. Lo que en un primer momento creí que me serviría de distracción acabó convirtiendo mi sesión de running indoor en una tortura rodante. Y es que solo a mí se me ocurre hacer un fartlek así. Los auriculares se me caen, la Quintana pone orden, Boris Izaguirre grita, si intento bajar el volumen, apago el ventilador, Alessandro Lequio increpa a no se quien, los auriculares se me vuelven a caer, levanto la vista de la pantalla a la calle y de la calle a la pantalla, me mareo...así que antes de que empiece el bodrio de "Mujeres y hombres..." y se me lesionen las neuronas que me quedan, decido apagar la tele y hacer las cosas como hay que hacerlas: concentrada en mi silueta reflejada en el cristal, en mi cadencia y en mi música. Que lo que suele haber en televisión a menudo es para salir corriendo pero no de esta manera.

La previsión del tiempo para mañana parece que va a cambiar. No va a llover, va a nevar. Seguiré visitando el gimnasio y escribiendo sobre tapices rodantes. To be continued... en La bolsa del corredor: "Sexo, mentiras y cintas de correr"




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