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III 100 kms Madrid-Segovia (2012)

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Hace un año por estas fechas desperté con el cuerpo dolorido después de mi primera incursión en los 100 kms Madrid-Segovia, jurándome que aunque la experiencia había sido buena no volvería a repetir y preguntándome por que corro. Un año después vuelvo a despertar, más dolorida aun si cabe y habiendo repetido. ¿Lo de preguntarme por que corro? A estas alturas ya lo sé...para vivir experiencias como esta:


08:00 Pz de Castilla (SALIDA) Km 00
El nerviosismo está en el aire. Un montón de corredores anda de un lado para otro portando mochilas, bidones, bastones y diversos cachivaches de esos que la población no corredora no entiende para que usamos si correr se corre con los pies. Pocas mujeres. Ya estoy acostumbrada. Unos ultiman sus preparativos embadurnando sus pies con vaselina mientras otros saltan nerviosos pegando bocados a barritas energéticas. Yo también tengo el gusanillo metido en el cuerpo, pero a la vez es miedo. Vengo aquí con los deberes a medio hacer pero con mis cuentas en la cabeza. Sigo erre que erre con mi idea de llegar antes de las 00:00 a Segovia. Es mi reto, mi cabezonería y mi objetivo. No se correr sin objetivos y sin ellos me siento desnuda. Llevo encima hasta una chuleta de ritmos y tiempos por etapas que enseño entre risas de vez en cuando a alguien.

Con Javi (izq) y Alfonso (drcha)
Falta apenas media hora para la salida y saludo caras conocidas...Jan, Javier y Alfonso, a cual más ilusionado...y alguna cara por conocer...Ra, un infiltrado dispuesto a mezclarse por unos kilómetros con esta panda de locos y locas.

Tras los saludos, foto de rigor con mis compañeros, Sole, Godo y David. Nos inscribimos en esta carrera formando equipo pero dada la diferencia de objetivos hemos decidido separarnos. David es el que se apunta a mi locura, por eso también apuesto por mi reto, porque voy con mi "liebre" favorita y porque además de gran amigo es mi mejor compañero de carreras. Es su primera carrera de ultra-distancia y aunque su estado físico y deportivo está a la altura para completar una prueba así, él no termina de confiar en que pueda llegar al final. Intuyo que vamos a formar un buen equipo, él puede tirar de mí en el esfuerzo físico y yo puedo ayudarle con lo mental si le falla.
Le he enseñado mi plan de ritmos en papel plastificado, se ríe pero me da vía libre para planear nuestro camino. Estamos de acuerdo en que la mejor estrategia sería apenas parar en los puntos de control y avituallamiento así que decidimos establecer como áreas de descanso solo Manzanares el Real (km 42), donde dejé mi coche con algunas "viandas", y Cercedilla (km 63). 



08:30 Pz castilla - Tres cantos (km 0 - km 16)
Por fin llega la hora y salimos trotando. Miro mi chuleta...primera etapa ritmo medio 6'50''/km, hora de llegada 10:20. Mucha gente anda desde el principio, otros salen bastante ligeros pero casi todos vamos de charleta. David y yo nos encontramos con dos compañeros de canicross, Patricia y Roberto, y con ellos vamos hasta Tres cantos. Tras Montecarmelo, recién pisadito el camino, veo a Belen Pegasus animando y haciendo algunas fotos. Que alegría ver caras conocidas dentro y fuera de la carrera. Un corto saludo y a seguir. Mantenemos el ritmo corriendo casi la totalidad de los kilómetros salvo algunas cuestas pronunciadas que subimos andando. Esta etapa se me hace amena, supongo que por ser la primera,  la de menos desnivel acumulado, por llevar las ilusiones intactas y sobretodo por algo de lo que entonces no soy consciente, todavía no aprieta el calor.


Y haciendo caminito nos acercamos a Tres cantos. Se que llegamos con buen tiempo, he de reconocer que no le he quitado el ojo al GPS en todo el camino asegurándome de conservar el ritmo de mi chuleta. Y cruzando el puente que nos separa del punto de control me cruzo con Javi. Que alegría lleva encima y que ilusión. Nos animamos mutuamente sin pararnos y a las 10:16 me sellan la credencial. Mi padre, que me espera allí, nos hace algunas fotos, bebemos algo de agua y a por la siguiente... Colmenar Viejo que deberíamos alcanzar sobre las 11:45.



10:23 Tres Cantos-Colmenar Viejo (Km 16 - km 27)
Comenzamos a buen ritmo por el carril bici de la M-607 mientras nos enfrascamos en una de nuestras charlas particulares para arreglar el mundo y nuestras vidas y con la que lo único que arreglamos es que van pasando los kilómetros sin darnos cuenta.
Llegamos a un tramo del recorrido que discurre bajo la sombra de algunos árboles y salir allí es toda una bofetada de calor. El año pasado la temperatura era mas alta pero eso es ya historia pasada y la de hoy me parece excesiva. Bebo cada cinco minutos algunos buchitos de mi bebida isotónica y me tomo un gel. No quiero sustos de deshidratación ni pájaras que me aparten de mi objetivo.

Al fondo veo un rebaño de vacas cruzando el camino y entonces caigo en la cuenta de que en ese mismo punto en la edición pasada también estaban haciendo lo mismo. Que curioso, como si estuvieran esperándonos. Me sonrío y paso cerca de un ternero que se aparta asustado.

Tras esta bucólica escena entramos en lo que yo recuerdo como uno de los "hornos" de esta carrera, una larga vía pecuaria de subida, de algo más de 3 kilómetros, sin una puñetera sombra y que finaliza en la cuesta del cementerio, temida por algunos más por su desnivel que por los aledaños. Y es al comienzo de esta cuesta cuando, en un momento en el que vamos andando mientras recuperamos, hago alarde de la más inocente de las bromas que se puede hacer a un compañero corredor..

- ¿A que no la subes corriendo? 

Para que diría nada. Ni oigo lo que responde mi compi, solo le veo que se lanza a subirla con uno de sus buenos trotes de ascensión, y yo como a estas alturas todavía no tengo el orgullo mermado por el cansancio...pues a subirla corriendo que me arranco. Eso sí, la subo con mi trote pingüinero, que la cabeza no la pierdo cuando aun nos faltan alrededor de 75 kms.


Y piano, piano, acalorada pero contenta llegamos a Colmenar Viejo, y de nuevo cruzándome con Javi que sale con ganas del colegio donde está el control. Otro sello y más o menos a la hora prevista, 11:47. Vamos bastante bien de tiempo, ajustándonos al guión, así que decidimos parar un poco allí y comer algo aunque sea rapidito. Y lo malo de parar es que a veces te sales mentalmente de la carrera y empiezas a ser consciente de cosas que antes parecían ocultas. En mi caso me percato del estado de mis pies, intuyo la aparición de una ampolla en el lateral interno del talón de cada pie, lo que me lleva a pensar que quizá he cometido de nuevo, como el año pasado, un grave error al elegir las zapatillas. Llevaba todo el verano entrenando con unas Asics Trail Atack que me habían ido de maravilla, ninguna ampolla, ninguna molestia...pero no me atrevía a correr los 100 kms enteros con ellas, y como mi ultima adquisición, las Adidas Kanadia, si que me habían dado problemas y no me terminaban de convencer, decidí apostar a ultima hora por correr hasta Manzanares (km 42) con las zapas con las que corrí la maratón de Madrid. Extraña apuesta. Lo que no puedes ser...no puede ser..


12:05 Colmenar Viejo-Puente Medieval (Km 27-Km 34)
Nos hemos pasado con el descanso. Me pongo en marcha sabiendo que no llegaremos al Puente Medieval a la hora estipulada (12:35), pero todavía hay mucha carrera así que no me quiero agobiar, que para agobiar ya tenemos al puñetero sol calentando. Atravieso el pueblo de Colmenar Viejo por un recorrido diferente al del año pasado. En una de las calles me encuentro con Jan, charlamos un ratillo andando ligeritos y por supuesto el tema del calor centra casi toda nuestra conversación. Tras unos minutos y viendo que David se me escapa y mi chuleta me quema en el bolsillo, me despido y arranco otra vez a correr.

Llego al Puente Medieval a las 12:55, sello, vaso de coca-cola, gel, botellita de agua para el camino y a por uno de mis destinos favoritos, Manzanares el Real.


13:05 Puente Medieval-Manzanares el Real (Km 34-Km 42)
Este es uno de los recorridos que más conozco. A menudo entreno por estos caminos y me resulta entrañable pisarlos de nuevo en esta carrera. Sigue haciendo mucho calor pero de ánimo me encuentro muy bien, con energías y con ganas de llegar a una de las vistas que mas me gustan de la sierra norte de Madrid...la Pedriza.
El trayecto de esta etapa es prácticamente todo subiendo ligeramente hasta que a falta de 3 kilómetros para llegar al pueblo, el perfil se transforma en una bajada vertiginosa. El año pasado me dejé aquí las uñas y este año me temo que tampoco voy cómoda por las ampollas, pero me gusta tanto bajar...que no lo puedo evitar. Acelero un poco mi trote y me lanzo con la sierra y el Embalse de Santillana de testigos. ¡Maravillosa estampa! Pero de repente noto que algo no cuadra en mi vista. No tengo a David delante y es extraño. Me giro y veo que viene detrás con un trote más lento que el mío.

- ¿Vas bien?

Su respuesta afirmativa no me convence, pero le veo serio y concentrado bajando y no quiero agobiarle. Me paro y espero a que me alcance.

- Venga, vamos, que ya casi llevamos un maratón y en Manzanares nos espera una ensalada de pasta.

Vuelvo a trotar esperando que en algún momento me adelante pero no sucede y cada vez me distancio más. Esto sigue sin cuadrarme. ¿¿¿¿David detrás de mi???? Aquí pasa algo raro. Me detengo y espero a que llegue. Cuando apenas nos separan unos metros veo su cara y ya se lo que pasa. La sra. pájara le ha visitado. Se siente muy débil y por un momento temo que se vaya a marear. Se toma un gel y vamos andando el resto de la etapa a la espera de que mejore. Llegamos a Manzanares a las 14:15. Sellamos y nos vamos hacia mi coche.

Dejé esta mañana el coche en este punto con pasta para reponer fuerzas por si necesitábamos y con mi recambio de zapatillas. David parece necesitar su tiempo para recuperarse, apenas me habla, se sienta y creo que está realmente preocupado por si no podemos seguir. Le insto a comer algo. Yo también lo hago. Una ensalada de pasta a la sombra bajo un árbol en estos momentos es gloria bendita.

Lo que no es gloria y menos bendita es lo que me encuentro cuando termino de comer y me cambio de zapatillas. Mi intuición en Colmenar no falló y efectivamente llevo una ampolla de tamaño considerable en cada talón del pie, pero como yo no vine aquí a que dos ampollas me tumbaran y David ya me sonríe mientras me ofrece dos Compeed, me calzo las otras zapatillas y llega la hora de levantar el chiringuito. Partimos hacia el ecuador de la carrera: Mataelpino.

14:53 Manzanares el Real-Mataelpino (Km 42-Km 50)
La idea original e ideal hubiera sido hacer esta etapa prácticamente toda corriendo. Este es otro de los caminos que más frecuento y lo conozco como la palma de mi mano, pero resulta imposible dado el calor que hace y sobretodo el dolor que me producen las ampollas a cada paso. De repente el mal humor me invade. Chiquito de la calzada correría mejor que yo en estos momentos.

- ¿Como he podido cometer otra vez un error así eligiendo las zapatillas? Parezco idiota.

David se gira y trata de tranquilizarme. Decidimos andar. Pero él acelera y se coloca unos metros por delante dejándome sola con mis pensamientos. Imagino que ya me conoce y además esta mañana le advertí de algo que no puedo evitar..."el cansancio me vuelve muy irritable, tremendamente irritable y desagradable con quienes tengo al lado, así que por favor, no te lo tomes como algo personal si ocurre".
Después de abandonar mi pensamiento obsesivo sobre lo sucedido con las zapatillas me doy cuenta que poco a poco parece que el dolor de las ampollas va disminuyendo, el cuerpo es muy sabio y termina casi inhibiéndolo. Me arranco otra vez a correr aprovechando que viene casi un kilómetro cuesta abajo pero la alegría dura poco...de repente siento nauseas, el calor es inaguantable y voy empapada en sudor, no hay ninguna sombra, el reloj me aprieta demasiado la muñeca...Miro mis manos...mis dedos parecen morcillas.

- David, ¿tienes hinchadas las manos?
- ¡Anda! Debe ser del calor y de llevar los brazos hacia abajo.

Debe ser...pero sea por lo que sea me encuentro realmente mal. Las nauseas no desaparecen y van a más. Acabo vomitando. Supongo que me ha dado un corte de digestión o algo parecido. Menos mal que apenas quedan un par de kilómetros para llegar a Mataelpino. Subimos una empinada cuesta que hay al entrar en el pueblo y entramos en la plaza sobre las 16:08. Sonrío al fotógrafo que nos hace unas fotos allí mismo y un poco mareada me siento en una silla que hay a la sombra. Es hora de valorar la situación y ver en que condiciones podemos seguir, sobretodo yo si no se me pasa este malestar.



16:35 Mataelpino-La Barranca (Km 50-Km 58)
Es increíble, esta carrera es como una tortilla y la mía se ha dado la vuelta. Estamos camino de La Barranca a paso muy ligero y trotando las cuestas abajo, no siento que me duela nada, el mareo desapareció, mis dedos recuperaron su estado normal e incluso estoy de buen humor...

Después de vegetar un rato en la plaza de Mataelpino, mi compi decidió que era más glamouroso seguir descansando y reflexionar sobre nuestra continuidad en la carrera sentados en una terraza que junto al contenedor de basura. Así que para allá que nos fuimos a tomar un café solo con hielo. Y que tendría ese café, mamma mía!!! Drogaina pura! En cuanto me hizo efecto ni me acorde de que me estaba planteando dejar allí mi aventura. Cogí mis trastos y hala...a seguir.

Así que ahora estamos a tan solo unos kilómetros del siguiente punto de control, precisamente los kilómetros  que más se me atragantaron el año pasado, pero como yo voy enajenada por la cafeína, de atragantar nada. Es más, voy feliz como una perdiz echando cálculos con mi chuleta en la mano mientras David camina delante.

Me haría falta un milagro para conseguir mi reto pero mientras llega, lo que sí puede ayudar es detenernos poco o casi nada en los próximos puntos de control. En mi estrategia particular siempre tuve claro que a partir de Cercedilla si me quedaban 6 horas para los últimos 38 kms tendría casi asegurado lograrlo. Ahora por lo que veo, si con suerte salimos de Cercedilla a las 19:00 tendremos 5 horas, lo que obligará a correr bastantes kilómetros del final, cuando precisamente las piernas y los pies irán ya muy cansados. Difícil se ha puesto la cosa pero nadie dice imposible.

Termino de contarle a David mis pájaros en la cabeza cuando llegamos al avituallamiento de La barranca. Son las 17:57. A tiempo para sellar, vaso de coca-cola (cafeína, cafeína!!!), coger la botella de agua y enfrentarnos a la etapa más fácil de todo el recorrido... 

18:03 La Barranca-Cercedilla (Km 58-Km 64)
...6 kms hasta Cercedilla, casi todos de bajada y que incluyen 3 de asfalto, que aunque machaca las plantas de los pies y rodillas, por lo menos permite llevar un paso más alegre de carrera. Y con dicho paso conseguimos alcanzar el polideportivo de Cercedilla a las 18:52. Allí nos espera nuestra amiga Patricia.

Llego sin hambre y sin ganas de probar la paella que sirven. Además, en cuanto me paro aparecen de golpe el cansancio y uno por uno todos los dolores y molestias que se acumulan en mi cuerpo. Entonces lo veo claro. Aquí hay que echar un órdago.

- David, creo que es mejor que apenas paremos. No voy ni a quitarme los calcetines. Que sea lo que Dios quiera con mis ampollas. Yo por mi, me cambio de camiseta aquí mismo, cojo el cortavientos y salimos pitando. 

Al pobre no le dejo casi ni sentarse, ni terminarse la paella.

19:12 Cercedilla-Calzada Romana (Km 64-Km 71)
Esta etapa, una vez sales del pueblo, no deja respiro. Una fuerte pendiente de asfalto sin repechos ni nada que se le parezcan. A la hora de planear mi carrera di por imposible correr  hasta el puerto de la Fuenfría, así que a paso ligero calentando gemelos la subimos. David mejor que yo. De hecho me lleva un buen trecho por delante. A pesar de ello, mi chuleta reza un ritmo de 11'/km pero mi gps me canta con alegría que voy a algo menos de 10'/km lo que pone en marcha de nuevo mis neuronas matemáticas. Todavía podemos, pero necesitaré sufrir bastante.

Este año tenemos suerte, la temperatura es muy buena, no parece que vaya a hacer frío de noche y apenas sopla el viento. Empieza a oscurecer lentamente y una vez dejo mis números me concentro en disfrutar del atardecer en la montaña, de sus colores, olores y sonidos. Y sin darme cuenta, con los últimos rayos de sol, llego al punto de control de la Calzada Romana sellando a las 20:30.

20:35 Calzada Romana-Fuenfria (Km 71-Km 78)
Después de colocarme la gorra y el frontal a lo Frank de la jungla y sacar mis bastones, empiezo a subir los 7 kilómetros que me separan del punto más alto del recorrido con 1793 metros de altitud. En seguida me doy cuenta de que no va a ser fácil llegar allí en una hora si solo andamos así que aprovechamos algunos repechos para correr... pero no es suficiente. Poco a poco veo como mi reto, que estaba tocando con la punta de los dedos...se me escapa.
A pesar de ello soy consciente de lo bien que voy respecto a la edición anterior, y no solo por el tiempo, si no por el ánimo y el estado físico. Tengo ganas de seguir, estoy contenta y disfrutando de mi carrera con David,  y aunque noto cansancio y las plantas de los pies me duelen continuo ilusionada, así que no lograr mi reto no me importa.

De pronto recuerdo lo que nos espera en la Fuenfría...¡¡¡un caldito!!!! Frotándome las manos a la espera de este elixir llego al punto de control a las 22:02. Pero mi gozo en un pozo. No hay caldito. Me dicen que lo están calentando....


....pero... ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡hay magdalenas!!!!!!!!

Cojo dos sin que me vean mientras otro participante protesta porque solo de dan una, y salgo pintando a por la penúltima etapa.

22:09 Fuenfria-Cruz de la Gallega (Km78-Km90)
Ya solo quedan 24 kilómetros hasta Segovia. El próximo punto de control está a 12 y son prácticamente todos de bajada. David y yo nos miramos:

- A correr, ¿no?

Pliego los bastones, me los cuelgo de la mochila y a correr se ha dicho. Bueno, quien dice correr... Teniendo en cuenta que yo en condiciones normales no soy muy rápida, que ahora llevo 78 kms en las piernas, que es de noche y mi frontal ilumina poco y que aunque el camino es cuesta abajo, está lleno de piedras que me machacan las ampollas de los pies...un ritmo entre 6'00'' y 6'30'' no esta nada mal. Vamos, que todavía no me lo creo.
Y de esta forma vamos bajando, bajando...y mirando, mirando mi gps...y los kilómetros...¿pasando? De pronto no se que ocurre que el tiempo pasa y los kilómetros no, me empieza a entrar un aburrimiento tremendo y la tortilla vuelve a darse la vuelta. Otra vez el mal humor y el cansancio. Alcanzo a David que iba delante y se lo cuento. Decidimos andar un rato. Pienso en los casi 20 kilómetros que nos quedan hasta la meta y me agobio. Hasta me entra calor. Me quito el cortavientos y me lo ato a la cintura cuando recuerdo que llevo el Mp3. Creo que es el momento de abstraerme un poco. Me enchufo a la música y volvemos a correr....Esto es otra cosa.

El cansancio es tremendo y puede tener efectos increíbles en la mente y en el cuerpo si pierdes de vista tu objetivo en estas carreras. Poco nos falta para llegar a la Cruz de la Gallega, punto en el que el año pasado, a falta de 11 kms para terminar, tuve tantas ganas de abandonar. Yo he salido de ese bache en el que me había metido pero cuando veo que David se detiene a pocos metros para seguir andando algo me dice que ahora es él el que a sucumbido.

- Estoy hasta las...

En efecto, me dice que va bien, pero que le duelen las plantas de los pies y que tiene ganas de que esto termine. Me recuerda a mí hace un año. Llegamos a la Cruz de la Gallega a las 23:30.

- ¿Y si pedimos un taxi?

Se que lo dice en broma, que esto no lo deja aquí ni loco, así que apenas le hago caso. Nos tomamos el café calentito que nos ofrecen, sellamos y mientras gritamos que "¡esto esta hecho!" salimos trotando hacia nuestro último destino...¡el acueducto de Segovia!


23:37 Cruz de la Gallega-Segovia (Km 90-Km 102)
La última etapa es extraña. Se hace larga y pesada, siento que estoy hasta los mismísimos pero a la vez estoy contenta. Se anda por andar o se corre por correr. Siento que me muevo como una autómata. Que son 8, pues 8 kilómetros que recorro...que son 12, pues 12...que son..."¡Los que sean por Dios, pero que pasen ya!"

Nos vamos alternando en momentos de bajón, agotamiento y mal humor. Cuando uno protesta el otro anima y al poco tiempo es al contrario.

Cuando apenas llevamos 3 kilómetros corriendo decidimos parar y seguir andando. Las piernas y el fondo parece que nos aguantarían pero el dolor en las plantas de los pies...

Cuando estamos recorriendo el ultimo kilómetro de tierra antes de adentrarnos en las calles de Segovia, van apareciendo algunas personas en medio de la oscuridad que nos animan. Algunos son de la organización otros vienen a esperar a algún corredor, pero todos tienen palmas y voz para repartirnos ánimos a los demás y me emociona. Yo les aplaudo a ellos.

Por fin pisamos acera.

- Tan solo 2, vamos a correr. Hay que entrar como se merece.

Empezamos a correr pero no se que me pasa. No puedo. El año pasado llegue en peor estado pero recorrí esta calles trotando. Ahora no puedo.

Avanzamos andando y resoplando. Le cuento a mi compañero que creo que es tal la fatiga en estas carreras...que nada de pelos como escarpias ni lágrimas ni nada a la llegada...Pero en cuanto termino de decir esto...cuando estamos en la calle que va a dar a la plaza del acueducto... oigo aplausos, voces, música...

- Vamos. ¡Que ya llegamos! ¡¡¡¡Lo hemos logrado!!!!!

No se que hora es pero siento que lo he conseguido, que llego a mi hora. Y la emoción me llega. ¡Claro que me llega! Y corro y corro como no he corrido en toda la carrera, y por un momento me olvido hasta de mi compi (que me perdone), y levanto los brazos, veo el portalón de llegada y lo cruzo emocionada. Lo he vuelto a hacer. Me siento muy satisfecha y me abrazo a David.

- Hemos hecho buen equipo, ¿no?




De 1000 participantes en la III edición de los 100 kms Madrid-Segovia, cruzamos el acueducto 578 en la categoría de corredores. Yo llegué alrededor de la 01:21, con el cuerpo machacado, un cansancio tremendo, sin cumplir mi reto pero pegándole un bocado a  mi marca del año pasado de casi 4 horas y media, y lo que es más importante...esta vez llegué con ganas de más... y sabiendo que por experiencias como esta...es por lo que corro.






¿Hay vida después de la Madrid-Segovia?

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Ya han pasado tres semanas de la Madrid-Segovia y todo parece estar en su sitio, las conclusiones, las fotos de la organización, las piernas, las ganas de correr y un nuevo objetivo para lo que resta de año. 


Experiencia y estrategia
Si hay una conclusión clara tras mi segunda participación en los 100 kms Madrid-Segovia es que la experiencia suma y mucho. Conocer el recorrido y las sensaciones, así como el nivel de agotamiento al que va llegando el cuerpo a lo largo de una carrera de ultrafondo, ayudan a enfrentarse a un reto así con bastante más seguridad que en la primera ocasión y poder elaborar una buena estrategia. Y esa yo creo que ha sido la clave de mi mejora a pesar de no haber entrenado correctamente el pasado verano.
Avituallamientos
Controlar el tiempo que se dedica a los avituallamientos es primordial. A poco que se quiera parar, los 5 o 10 minutos, caen. Esto no es como el "cojo la botella en marcha y me llevo a todo el mundo por delante" de las carreras habituales, pero tampoco el "picnic y la sesión de cuidados podológicos" que monté el año pasado en muchas de mis paradas. Hay avituallamientos en los que practicamente se puede prescindir de parar y otros en los que la parada es obligatoria pero no tiene porque ser larga. Más de 20 minutos te saca de la carrera y no parar más de eso en Cercedilla (donde la mayoría se detiene para cenar) fue la clave para afrontar el resto de carrera como lo afronté, llegando a correr bastante durante el último cuarto del recorrido.
Alimentación e hidratación
Ingerir algo ligero cada hora u hora y media (gel, barrita, puñado de frutos secos, chocolate...) es importante para mantener el nivel de energía pero tengo mis dudas en cuanto a la necesidad de meterse un plato de pasta o paella. La ensalada de pasta que tome en el km 42 combinada con el calor y con correr inmediatamente después, pudo ser la causa de mis nauseas y el malestar que tuve en los siguientes kilómetros hasta vomitar. Este año no tome la paella que ofrece la organización en Cercedilla y no la eché de menos. Así que todo apunta a que para mí es prescindible este tipo de alimentación en carrera.
En cuanto a la hidratación creo que dada la cercanía de los puntos de avituallamiento no es necesario llevar dos litros de bebida a la espalda. Con bastante menos hubiera sido suficiente, me habría ahorrado cargar con un exceso de peso y acabar con la espalda completamente contracturada. 


Cuidado de los pies
Sigo confiando en un cambio de zapatillas cuando ronda la mitad de carrera, pero solo veo necesario un cambio de calcetines y volver a echar vaselina en esa ocasión. Lo demás sobra. Las ampollas saldrán si o sí, y lo mejor que se puede hacer es aplicar un compeed ante el menor signo de aparición y apretar los dientes cuando se sienta explotar alguna en medio de la carrera.
Bastones
El año pasado no los lleve y gracias a que me dejaron uno pude acabar. Este año me llevé dos y fueron de gran ayuda en la subida hasta el puerto de la Fuenfría, así que está claro...sí a los bastones.
Frontal
Es importante e incluso indispensable usar un frontal mejor que el que yo llevaba (y eso que ya mejoraba el del año pasado), más aún cuando pretendía correr alguna parte. 


¿Correr sola o acompañada?
Sin duda...acompañada. Participar esta vez junto a mi amigo David ha sido otra de las claves de mi mejora. Correr con alguien con quien te compenetras en este tipo de pruebas creo que es fundamental. La carrera es larga y hay momentos para apoyarse, charlar, dejarse y volverse a encontrar...pero sobretodo hay momentos para compartir, hacer que el tiempo pase de otra forma y que el ánimo por mucho que baje, nunca se pierda.
¿Repetir o no repetir?
Por supuesto repetir. El año que viene volveré, intentaré mejorar si se puede, pero sobretodo volveré porque esta carrera ya forma parte de mí. Volveré además a correr ultradistancia porque por muchos dolores con los que se llegue al final...ni sumados todos ellos empañan el orgullo de lo conseguido.



Objetivos nuevos
Después de tanto entrenamiento cochinero-trekkinero acumulado este verano, ahora cuando salgo a correr me siento como un tractor, pesada y más lenta que una carrera de  berberechos. Y si Jan decía en su última entrada que le adelantan todo tipo de seres humanos y animales, a mí a veces me parece que me adelantan hasta los árboles. Pero esto mismo ya me ocurrió el año pasado así que esta vez no me pilla por sorpresa y lo que resta de año lo dedicaré a ir puliendo un poco el ritmo antes de comenzar el plan de entrenamiento de mi próximo maratón.

No tengo ni idea de por donde andará mi marca de 10.000. Ni por asomo creo que ronde cerca los 49'53'' del año pasado pero espero no estar muy lejos. Como la mejor manera de saberlo es compitiendo, me he inscrito a dos pruebas con dos objetivos:

- 21 de octubre - XXXII Carerra de la Ciencia (CSIC)
- 18 de noviembre - XXXIII Trofeo José Cano (Canillejas)

En la primera bajar de 53' y en la segunda, aprovechando la ayudita de su perfil bajar de 51'

Pongamos que hablo de maratón...
Ya suenan campanas para el mes de abril del año que viene,  lo malo es que suenan en tres sitios:

7 abril, París...y tener la oportunidad de correr fuera de España por una ciudad que ya conozco y que me gusta mucho.

14 de abril, Viena...y aprovechar la celebración especial del 30 aniversario de su maratón además de hacer turismo conociendo un lugar nuevo.

28 de abril, Madrid...y repetir para acumular algo de experiencia pero tratando de mejorar mi marca.



Habrá que meditarlo de aquí a diciembre y escoger un destino.








XXXII Carrera de la Ciencia (2012)

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El pasado 21 de octubre acudí a la primera de mis dos citas con el 10.000 antes de que acabe el año, la XXXII Carera de la Ciencia. Me presentaba con el ritmo tractor que me ha dejado el verano pero con ganas de cumplir con el modesto objetivo que me había planteado, bajar de 53'. No tenía ni la más remota idea de por donde andaba mi ritmo actual en esta distancia pero la tarea, si nada se complicaba, parecía fácil.


8:30 de la mañana. Ya tengo el dorsal, el chip, ya he calentado y saludado a algunas caras conocidas como Dani y Román Gacela de Vallecas (al que robo la foto que nos hizo)

8:50, la salida es en 10 minutos y avanzo calle arriba buscando un sitio donde colocarme. Había olvidado la que se monta en este tipo de carreras multitudinarias pero no quiero salir muy atrás. Al final de una fila de vallas encuentro un hueco por donde algunas personas están entrando...entrando...no se si al cajón de carrera o a un redil de miuras. Solo veo a un batallón de corredores apretujados resoplando enfurecidos y esperando a que den el pistoletazo de salida para salir escopetados embistiendo contra todo lo que se ponga por delante. Me visualizo en el suelo hecha un ovillo con las manos protegiendo mi cabeza mientras miles de zapatillas de correr me pisotean....

De vuelta a la tierra compruebo que además de mi imaginación todo está en su sitio, el forerruner a punto, las pulsaciones también, el Mp 3 y el montón de corredores, y alguna corredora, que me rodean sin riesgo para mi integridad física.

Se oye un disparo y....y....y nada. No ocurre nada. Allí nadie se mueve hasta pasados casi un par de minutos. También había olvidado este momento estelar de las carreras multitudinarias: el paseillo "muñecas de Famosa se dirigen al portal" que hay que montarse durante unos minutos hasta llegar al arco de salida. En mi caso el paseillo fue de 4 minutos 43 segundos. Por fin piso alfombra y.. al tajo, que aquí hemos venido a currar.

Como no se por donde anda mi ritmo me lanzo a correr hasta lo que considero cómodo y como los primeros kilómetros son cuesta abajo, o eso me parece a mi, pues cómodo me resulta hasta hacer alguno por debajo de 5'. Pero la cuesta abajo se acaba y también mi comodidad. Llegamos a la parte "más bonita" de esta prueba...la Castellana. Que no se porque la llamaron así, porque si algo me han enseñado las carreras populares de Madrid que la incluyen en su recorrido es que de llana tiene pinta cuando vas en coche, porque lo que es a pie...Así que se acaba lo bueno...¡A subir durante 4 km! Y como manda mi manual de corredora particular...subir las pulsaciones (aunque las mías suben sin decírselo), subir un poco las rodillas, subir la mirada concentrándome en el frente y subir a la acera (hay que ver como les pesa a algunos el trasero en cuanto pica el perfil hacia arriba y los atascos que se montan). 



No muy rápida pero constante llego a la plaza de Cuzco más entera de lo que esperaba y sin apenas haber mirado el reloj. Así que no tengo ni idea de como voy respecto a mi reto, ni quiero mirarlo, ni tengo datos suficientes en mi memoria como para jugar a matemática en lo que queda de recorrido. Soy consciente de que esta es una de las carreras en la que más concentrada he ido, sin obsesionarme con la marca pero pendiente de llevar un ritmo que me exige sin llevarme al límite. Y ya que llego a esta conclusión y veo que me quedan solo 3 kilómetros para acabar decido apretar. Algo me dice que no es necesario pero me apetece. Subo la música del Mp3 y meto una marcha más. Empiezo a adelantar corredores a ritmo de David Guetta...si, ya se que alguno va a pensar que no escucho otra cosa, pero es que en mi orden aleatorio siempre sale este hombre cuando me pongo el cuchillo entre los dientes, que le voy a hacer... Y pim, pam, pim, pam, toma Lacasitos, el kilómetro 7 me sale a un 4'58'' que ni yo ni el Sr. Guetta nos lo creemos, y cuando la emoción empieza a salirme a raudales por los poros imaginando que hasta puedo bajar de 50'...empieza a cantar Enrique Iglesias y mi Mp3 se funde. No es que sea fan de este hijo de famoso ex-portero metido a cantante, pero algo de ritmillo tiene alguna de sus canciones para gastar zapatilla y por eso estaba en el repertorio. Pero a partir de ahora queda terminantemente prohibido en mi reproductor. Su osadía de callarse a falta de 2 kilómetros hace que empiece a oír  mi jadeante respiración, a ser consciente de mi cansancio y a escuchar voces que me invitan a la rendición. Más aún cuando miro el reloj y veo que bajar de 50, no voy a bajar, pero de 53 está chupao a poco que me esfuerce. 

Así que por culpa de Enrique Iglesias saqué de paseo mi yo conformista por lo menos durante kilómetro y medio. El resto volví a apretar presa de la alegría de terminar una carrera más con el objetivo alcanzado y sobretodo al recordar quien me esperaba en la meta objetivo en mano.



Al final 52'09'' para una carrera extraña donde reinó tanto la concentración como el caos pero con mi diversión particular como de costumbre.

Y como broche final antes de irme, casi de casualidad, me encontré a otro blogger de este mundillo de locos corredores, Juanqui (al que también robo la foto), que había hecho una excelente carrera en 39'03". Enhorabuena, eso sí es ser veloz.





La fe mueve montañas, mulas y bueyes pero no pingüinas.

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El papa ha escrito recientemente un libro, “La infancia de Jesús”, en el que dialoga con científicos expertos en la interpretación de las Sagradas Escrituras. Hasta aquí nada anormal. En el libro dice que los Reyes Magos podrían ser andaluces y mientras no nos haga creer que el oro, incienso y mirra son ahora fino, manzanilla y unas castañuelas…todo puede seguir siendo normal. Pero resulta que los Evangelios no dicen nada de la mula y el buey del portal de Belén. Que son un mito y no una verdad, no como el nacimiento virginal del Mesias que “no es un mito sino una verdad” (¡ejem, ejem!)



 ¿Y ahora que hacemos con nuestros portales? ¿Cargarnos así de un plumazo a las mascotas del pobre niño Jesús? ¡¡¡Con lo que adornaban a cada lado del pesebre!!! Tranquilos y tranquilas, que no cunda el pánico, que nadie tiré las dos figuritas, que no se llenen los cubos de basura de cuadrúpedos desterrados, que si algo tiene esta religión (y me temo que todas) es el “arreglatodo” más poderoso para solucionar cualquier embrollo filosófico. La fé, “confianza o creencia en alguien o algo cuyas cualidades no necesitan ser demostradas”. ¡Perfecto! Todo solucionado. Los Belenes de este año no tendrán un hueco en el establo por llenar. El Sr. Ratzinger dice en su libro que ”la meditación guiada por la fe ha colmado esta laguna”.

Aaaaah, vale, ya me quedo más tranquila. Si es que a veces soy mujer de poca fe y ya se sabe…la fe mueve montañas…mulas y bueyes. Pero…¿moverá también Pingüinas?


Soy una corredora del montón. Mi fuerte no es la velocidad, ni unas piernas de acero, ni un estilo de gacela. Se me atragantan las cuestas, me aburren los llanos y mis tácticas de carrera se suelen venir abajo en cuanto mi respiración de locomotora entra en acción. Pero si algo siempre he creido que tengo a mi favor, es una mente a prueba de esfuerzos, y si son largos y continuados mejor. Curiosamente la misma mente que si no está en acción, esforzándose y luchando por un objetivo, se viene abajo y me deja colgada cual osa perezosa abrazada a un árbol.

Y eso es lo que por segundo año consecutivo me ha pasado tras participar en la Madrid-Segovia, allá por el mes de septiembre. Creí que necesitaba un descanso y descansé. Creí que el tiempo no era el adecuado para salir a correr y el tiempo siguió a su rollo otoño-invernal. Creí que las ganas volverían solas y no solo no regresaronn sino que las que tenía eran cada vez menos. Creí que necesitaba correr un par de carreras, corrí una y la segunda abandoné la idea unas horas antes de la salida. Creí, creí y creí pero nada cambió. Seguía igual de perezosa. Así que viendo que lo de la fe no es lo mío (nunca lo fue), antes de que me convirtiera en mito, ayer fui a los hechos…que son la única verdad. ¿Y cuales fueron los hechos? Ponerme las zapatillas, dejar de quejarme y un 2km + 5 x 400 + 2km, con viento y una nube negra muy fea mirándome desde arriba. ¿Resultado? Unas series nada despreciables viniendo de donde venía (1’59’’-1’48’’-1'49''-1’44’’-1’46’’) y lección aprendida: el acto de correr no es un acto de fe.

Y… ¡voilá! Así es como hace poco más de 24 horas desperté, me baje del árbol y, todavía algo perezosa, ya estoy preparada en la línea de salida. 


¿Salida de que? ¡Pues de que va a ser!  De un objetivo que me mantenga en un largo y continuado esfuerzo…¡preparar un maratón! ¿Cuál? Hace unas semanas barajaba tres posibles, París, Viena o Madrid. París bien vale una misa y posiblemente un maratón, y Viena celebrando en 2013 el 30 aniversario de su prueba seguro que promete una espectacular organización pero…¡Ay mi Madrid! ¿Voy a perderme sus cuestas? ¿Voy a prescindir del calor de su gente animando? ¿Voy a evitar ceder a la tentación de intentar bajar mi tiempo del año pasado? ¡¡¡Pues no!!! Así que sí, que sí…¡Nos vemos en Madrid!




Desayuno enriquecido con series

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Esta mañana mientras desayunaba apareció un anuncio en la tele que hablaba de un yogur con actiregularis. ¿Actiregularis? Cuando estaba digiriendo todavía si se trataba de un organismo vivo o muerto le sigue un anuncio de una crema con péptidos de soja. Y para rematar otro de un lácteo con esteroles vegetales.



España será de los países desarrollados que menos invierte en I+D pero saber de bioquímica sabemos un rato cuando vamos a la compra. Sí, con actiregularis, por favor, y cuarto y mitad de péptidos de soja…y si es para llevar que sean tres con isoflavonas. ¿Pero estamos locos o que? ¿Que porcentaje de la población sabe lo que son los Casei Inmunitas? ¡Que más da! La leche que compraban antes no los llevaba, y si esta los lleva es que será mejor. Pero mejor, mejor... ¿Y que decir de los alimentos enriquecidos? Zumo enriquecido con vitamina C... Quien quiera vitamina C que se coma tres naranjas y un pimiento verde y ya verá como se le enriquecen hasta las pestañas...Pero nooooo... es mejor comprar el concentrado, que además por el mismo precio no solo te llevas la vitamina C, sino que te incluyen sus correspondientes colorantes, potenciadores del sabor, conservantes, edulcorantes... ¡Vamos enriquecido de verdad, de verdad!

En fin, que cuando he terminado mis tostadas con aceite de oliva me ha dado la sensación de no haber desayunado nada y de vivir en un mercado de consumo que cada vez se ríe más de nosotros, lleno de productos alimenticios funcionales con etiquetas engañosas y terminologías incomprensibles pero tan rimbombantes que parecen más efectivos que la criptonita de superman. Y en cierto modo no me sorprende, es fácil aprovecharse de un mundo que aspira a llevar una vida sana, más por lo que se mete por la boca que por lo que mueve el trasero.

En mi entrenamiento de hoy  tocaban unas series. Ya tengo diseñado mi plan para la maratón de Madrid, y digo diseñado porque lo tomo prestado de una revista y en mi afán de ser creativa voy poniendo aquí y quitando allá, y el resultado acaba pareciéndose poco al original. Eso sí, siempre tratando de contar con las experiencias ajenas de las que me empapo para que parezca algo serio. El plan es de 18 semanas y no empieza hasta dentro de 12 días pero mientras tanto voy a dedicarme a poner en marcha la máquina e ir calentando motores. Y hoy me apetecía algo dinámico así que me he plantado en la pista de atletismo dispuesta a repetir las series de la semana pasada, 2km cc + 5 x 400 + 2km cc, pero esta vez "actiregulando" mejor. Y sería por mi campechano desayuno o por las ganas que tengo de ponerme en faena maratoniana pero el caso es que han ido saliendo una detrás de otra con ritmos más fuertes de lo que esperaba (1’51’’- 1’49’’ - 1'46'' - 1'44'' - 1'38'') ¡Eah, y sin acido linoleico, ni fitoesteroles, ni betacarotenos!

La última me costó, para que nos vamos a engañar, no hubiera podido hacer ni 50 metros más pero en líneas generales he acabado bastante satisfecha. Veremos a ver como acabo cuando ya lleve unas semanas del plan. Por si ayuda, seguiré desayunando sin actiregularis, que para regularme ya me valgo yo con mi pulsómetro y mi gps.

De Madrid al cielo...

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Esta mañana mientras gran parte de España, aferrada a boletos de lotería y acompañada de cánticos de San Ildefonso, soñaba con hipotecas pagadas, yo soñaba....también con lo mismo, que le vamos a hacer, pero en las nubes y con la banda sonora del silencio de las alturas.


Hay una expresión popular que dice "De Madrid al cielo" y son varias las teorías que explican el origen de la misma. Al parecer pudo hacerse famosa a finales del siglo XVIII a raíz de las reformas que Carlos III hizo en la ciudad y que la embellecieron, pero es más fiable la teoría que la relaciona con la obra del dramaturgo del Siglo de Oro, Luis Quiñones de Benavente, titulada "Baile del invierno y del verano". En ella hay unos versos que dicen:

"Pues el invierno y el verano,
en Madrid solo son buenos,
desde la cuna a Madrid,
y desde Madrid al Cielo"

También hay una curiosa leyenda que explica este dicho popular, la leyenda del cerro de Garabitas. Según  cuentan, en este cerro, muy conocido por los corredores y corredoras que gastan zapatillas por la Casa de Campo, cada madrugada hay un fenómeno que pocos han visto y que consiste en una especie de nube de color violácea que asciende lentamente entre los árboles dejando lucecitas. Al parecer las almas de aquellos y aquellas que han vivido y fallecen en Madrid, la noche del día de su muerte acuden a este sitio antes de ir al más allá, y transformadas en lucecitas vagan entre las ramas como queriendo agarrarse y no marcharse de Madrid...al cielo.

Leyendas y teorías aparte, lo que sí es cierto es que la expresión completa es "De Madrid al cielo, y en el cielo, un agujerito para verlo". Yo hoy he buscado ese agujero. 

Esta mañana la Comunidad de Madrid amaneció cubierta de nubes prácticamente al completo en toda su extensión. El cielo blanquecino y bancos de niebla era todo lo que podía esperar del día de la Lotería Nacional de Navidad, además de la esperanza de que me tocara, claro está. Así que como mis 400.000 euros podían esperar unas horas y me gusta caminar por la montaña con este tiempo otoño-invernal, me fui de trekking por la Pedriza. El plan era subir al Yelmo pero sin darme cuenta me subí al cielo.


Este es el impresionante paisaje que me encontré...un mar de nubes y un sol radiante sobre ellas. Ni rastro del embalse de Santillana, ni del cerro de San Pedro, ni de la silueta de Madrid al fondo como suele verse en días claros, con las torres de la Castellana...


Solo nubes esponjosas y el perfil de alguna montaña asomando.


Los rebecos tomaban el sol sobre las rocas, imagino que impresionados también por las vistas.


Las mismas que han sorprendido a Lola.

Con este paseo y mañana con un cochinerito de una hora, doy por finalizado mi plan pre-plan. Han sido tres semanas de "hacer de todo un poco", sin exigencias y mas por apetencias, tomando conciencia de lo que toca a partir del lunes...18 semanas...mucho esfuerzo y un montón de ilusión.



No se si el cielo de Madrid tendrá un agujero para verlo, pero a mi hoy no me ha hecho falta. Lo que hay sobre ese cielo es muy bello. Y aunque no me ha tocado la lotería (esto no diré que no me hace falta), esta mañana...me he sentido afortunada.



Balance 2012

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Apenas queda 1 dia para acabar el año y es inevitable hacer balance. 2012, con los tiempos que corren, no ha sido un año fácil para muchas personas. Es un año que en algunos aspectos puede que nos haya llevado a un clima de pesimismo, falta de ilusión y lo que es peor, ausencia de esperanzas. Yo lo quiero acabar con una sonrisa y con positivismo, y curiosamente mi afición a correr me ha dado tantas alegrías este año que me permite acabarlo así.



Al comienzo de 2012 me propuse tres objetivos. Uno de ellos era quitarme la espinita que no logré en 2011 alcanzando los 1500 kms anuales y este año lo he conseguido. A falta de la San Silvestre Vicalvareña que correré mañana de 8 kms, mi contador ha llegado a la cifra de 1616 kms. Sigo sin ser todo lo constante que me gustaría y algo anárquica entrenando pero es todo un logro para mí.

El segundo objetivo fue correr mi primer maratón, el Rock'n'Roll marathon Madrid, y no solo lo conseguí sino que lo logré por encima de mis expectativas iniciales haciendo un sub 4 h. Además me permitió aprender mucho sobre entrenamientos, conocerme mejor a mí misma como corredora, ampliar mis límites de esfuerzo y reforzarme de cara al futuro, tanto que meses después estaba apuntada por segundo año consecutivo a los 100 kms Madrid-Segovia. Allí no logré mi meta de llegar antes de las 12 de la noche, una meta demasiado exigente, pero si la de acabarlo en 16:51:07, 4 horas 24 minutos mejor que en la edición anterior.

El ultimo objetivo que me planteé fue mejorar mi marca en 10.000, pero con tanta larga distancia me temo que tendrá que esperar. Lo que si conseguí, y con un resultado inesperadamente bueno, es situar mi MMP en media maratón en 1:46:40 en la media de Madrid. Una marca que me pone el listón tan alto para la próxima que me asusta.

2012 ha sido hasta la fecha mi mejor año como corredora así que lo despido contenta y con la esperanza de mejorar y seguir superándome en el 2013. 


En lo que respecta a esta semana que acaba, mi primera de preparación para el maratón de Madrid, aunque hay alguna pequeña molestia asomando en la ingle de la pierna derecha, he cumplido con lo previsto, cosa nada fácil con las fechas navideñas en las que estamos, y rematando ayer con la San Silvestre de el Boalo, una carrera nocturna de pueblo para disfrutar corriendo rodeada de disfraces y con las atenciones de una excelente organización que nos obsequió a la llegada con caldo, tortillas y chocolate caliente.



No quiero acabar mi última entrada de 2012 sin desearos a todos y todas que este año que acaba no se lleve una de nuestras mejores cualidades como personas...la capacidad de ilusionarnos.



¡FELIZ 2013!



Los excesos navideños

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Desde que tengo uso de razón llevo viendo todos los años como vuelve a casa por navidad el chaval del Almendro, pero lo que realmente me gustaría saber es como se va. La navidad es tiempo de excesos y  quizá este buen hombre se marche casi sin decir adiós,  empachado, con resaca, con unos cuantos centímetros de perímetro abdominal de más y hasta los mismísimos de mamá Almendro y su bandeja de turrón. Vamos, que si el año que viene no vuelve, no me extrañaría.





Yo en comilonas no me he excedido, casi todo lo contrario. Pido perdón por ello. Porque según cuenta un reciente estudio, tras las navidades cada español y española toca a 3 kilos ganados...y me temo que a alguien le van a tocar 6.

Pero aunque no he zampado de más, quizá sí me haya excedido en algo estos días...


Exceso nº 1:
Lunes 31  de diciembre, como manda la tradición de muchas y muchos corredores...toca correr una San Silvestre. Yo me apunto a la San Silvestre Vicalvareña. Es por la mañana, son 8 kilómetros, es la edición 33 pero no está masificada y no te timan con el precio de la inscripción, 6'5 euritos. Para añadir emoción a mi carrera me presento por equivocación 2 horas antes pasando un frío del carajo. Allí no había forma de calentar, si me llegan a pisar en la salida estoy todavía recogiendo dedos. Pero estábamos para lo que estábamos y como mis pretensiones no eran más que las de corretear y disfrutar de la carrera, no me importo salir desde la parte de atrás del pelotón rozando la hipotermia y la congelación, ya entraría en calor...
¡Y rápido que entré! En cuanto cambiaron mis pretensiones...Fui a la carrera acompañada de dos amigos que normalmente corren lo suyo, y pensé que aquí harían lo mismo. Saldrían pitando y no los vería hasta la llegada. Pero no señor, van y me dicen que la van a correr de pachanga junto a mí, que han venido de paseo...y una tiene su corazoncito y su amor propio...¿Como que de paseo? ¿Pachanga junto a mí? Metí el turbo y no lo solté hasta la llegada. 



Carrera de dos vueltas con bastantes cuestas. Odio las carreras de varias vueltas, pero ya si tienen cuestas....Volver por el mismo camino sabiendo lo que te espera es una tortura. Menos mal que había mucha animación por las calles y el esfuerzo se suavizaba psicológicamente. Y dándolo todo hasta la meta me salió una carrera que no esperaba en un tiempo neto de 40:21, a un ritmo de 5'02''/km, ritmo en el que no había competido en todo el 2012. ¡Vamos, más contenta que unas castañuelas! 



Y sí...mis colegas fueron de pachanga...ni con mi ritmo conseguí ver en sus caras un atisbo de cansancio. Si hubieran querido habrían podido ir de palique sin perder el aliento.

Exceso nº 2:
Martes 1 de enero, muchas agujetas de todos lo colores y pocas ganas de correr. Al día siguiente idem de idem pero el plan dice que toca tirada larga y a ella que me pongo. 16 kilómetros en bloques de 8, 4, 3 y 1 km aumentando el ritmo de uno a otro, salvo en el último, que era para enfríar (a pesar del frío). Lejos ando de encontrar mi ritmo, pero esto no ha hecho más que empezar y me interesaba sobretodo alargar la tirada. Tanto que a mitad comenzaron mis molestias en la ingle derecha y no les hice ni caso. Había que alargar y cabezona me puse. Últimamente le oigo a tanta gente que corre, que le duele algo, que empiezo a pensar que todos corremos con molestias y lo que nos diferencia es lo que las aireamos.

Exceso nº 3:
Al día siguiente mis piernas no andan de buen humor pero he quedado con unos amigos para ir de trekking y no quiero perdérmelo. La idea es subir a la Maliciosa, una de las montañas más altas de la Sierra de Guadarrama con sus 2.229 metros. Llevo muchos años viéndola desde mi pueblo, nunca he subido y me hace especial ilusión. 



Al final otro día que me vuelvo a casa más contenta que unas castañuelas con 22 kms en mis patitas y un desnivel acumulado de 1.174 metros. De las molestias mejor no hablar.

Exceso nº4:
Decido descansar por lo menos dos días para ver como estoy el domingo. Y el domingo llega y parece que estoy mejor. Cochinerito para no abusar y algo de multisaltos y técnica de carrera. A la mitad, vuelven las molestias pero como ando cegada con el plan, me empeño en acabar los 10 kms para redondear el kilometraje semanal.

Lo sé, error de novata. Pero no preocuparse, la navidad se acaba y se acaban los excesos.







Nerea Martínez, del monte Fuji a Pedrezuela

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Hay hazañas deportivas que me fascinan y sobretodo sus protagonistas, pero no soy amiga de tener ídolos ni mitificar ni endiosar a nadie. Admiro más a corredoras y corredores que viven con sencillez pero con mucha pasión lo que hacen, que se esfuerzan día a día, que cuando hablan de sus experiencias contagian ilusión y fortaleza, sin abandonar la humildad del que se siente ganador solo con su propia superación. Ayer tuve la suerte de poder conocer, entrenar y charlar con una corredora de esta clase, pero también de otro planeta: Nerea Martínez Urruzola.


Hay un planeta donde sus habitantes corren y corren durante horas, suben y bajan montañas y vuelven a subir y bajarlas, atraviesan rios, saltan pedruscos, descienden por crestas como surferos terrestres, se agarran con sudor a caminos verticales hasta que los vuelven casi horizontales, sufren bajo el calor, la lluvia , el viento o sobre la nieve...y sonrien, y se caen, y vuelven a sonreir...y a subir otra vez y a bajar...y andan cuando hay que andar y corren cuando hay que volar...y el sol se pone y vuelve a salir, y vuelta a empezar cuando la mente dice no puedo más.

El equipo Salomon Running Internacional tiene entre sus integrantes a habitantes de este planeta. Nerea Martínez Urruzola es una de ellos, junto a otros españoles como Kilian Jornet y Miguel Heras. Tanto su trayectoria deportiva como su palmarés no dejan a nadie indiferente. Solo en 2012 acumuló 1130 kms en competiciones. Entre sus resultados más destacadas del pasado año están los siguientes:

2012
2ª GR10 Xtrem (93 km)
1ª Ultra Trail Serra de Tramuntana (107 km)
1ª Ultra Trail Monte Fuji (Japón) (157 km)
2ª Maratón Alpino Madrileño
1ª Ronda Dels Cims (170 km)
10ª UTMB (100 km)
2ª Raid islas Reunion (170 km)




Nerea Martínez impartió ayer en Pedrezuela un Training Camp organizado por el grupo de entrenamiento Woman Wind Xtrem. Tuve la oportunidad de poder acudir y participar. La jornada comenzó en la casa de la cultura donde la deportista compartió experiencias y consejos con los asistentes para luego dar paso a un entrenamiento por los caminos y el maravilloso paisaje que rodea a la localidad. 
Mi semana había sido de esas raras en las que casi nada se cumple según lo planeado y lo que si lo hace me deja el cuerpo hecho polvo y sin tiempo para recuperar, así que como tenía la intención de terminarla con un entrenamiento relajado, previamente,  me había apuntado al entrenamiento de nivel Ca-Co. Con lo que no contaba era con venirme arriba en la conferencia impartida por Nerea y tener ganas de devorar kilómetros en compañía suya, así que con su grupo que me fui. Algo más de 2 horas nos tuvieron correteando por el monte. No subí Fujis ni bajé Mont Blancs, pero disfruté como si lo hubiera hecho...por correr en compañía de un montón de mujeres amantes de la montaña, cruzar un río, subir por senderos agarrándome a los árboles, pisar barro, escurrirme bajando entre piedras, andar porque estaba cansada y echar otra vez a correr...y sobretodo por compartir algunas zancadas charlando con esta gran corredora y contagiarme de su fuerza y afán de superación. 









Cuando el grajo vuela bajo (Faltan 14 semanas)

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Correr con condiciones meteorológicas adversas en invierno puede ser muy desagradable, y hacerlo con adversas condiciones meteorológicas adversas ya no quiero ni contarlo. Que se te caiga el moquillo intermitentemente durante casi una hora y media, mientras llevas los calcetines calados, no sientes las puntas de los dedos de las manos, y ya no pestañeas porque se te han congelado los párpados, es todo lo bueno que te puede pasar.

Yo creía que el frío ya había empezado hace mucho y resulta que no, que hasta que no han venido los de la tele con lo de la ciclogénesis explosiva, aquí no había tiritona que valiera.  ¡¡¡Manda c******!!! Cuando pensaba que nada podía superar lo de los "actirregularis" llega esto. Que más que un parte meteorológico parece una peli de Chuck Norris y el engominado de la coleta... Próximamente es sus pantallas, "Ciclogénesis explosiva".
Y digo yo, con lo rico que es nuestro castellano, ¿no podía el señor del tiempo decir "abriguense que viene una rasca que pela y nos vamos a arriciar, y tengan cuidado con la pelona mañanera no se vayan a resbalar con la chelera"? ¿No podíamos hablar más claro? Biruji, helón, cochura, friaco, friolada, friuco... 

Pues en medio de este clima ando yo, y unos cuantos más (que los tengo calados cuando nos cruzamos corriendo), entrenando un maratón. ¿Y que se hace cuando en el plan has escrito inocentemente el día que lo preparaste que hoy te toca un progresivo de 17 kilómetros y cuando asomas la jeta por la ventana te encuentras con un escuchicin que te la corta y una aufá con bindisca incluida? Pues salir a correr, eah. ¿Y que me encuentro al poco de empezar? Una bazabrera, como dicen en Salamanca, que lo mismo me da por delante que por detrás y un cernidillo que no para hasta que dejo de correr.

Dicho de otra manera, que con las zapas ya puestas y dispuesta a entrenar caiga la que caiga, abro la ventana y compruebo que hace un frío del carajo y que hay algo de viento que arrastra la nieve que ha caído arriba en la montaña. Que cuando apenas llevo 2 kilómetros empiezan a zarandearme por todos los lados unas tremendas ráfagas de aire y comienza a caer una lluvia tonta calabobos que no me abandonará hasta el final. Todavía no sé ni como terminé. Fue una lucha titánica contra los elementos. Ya no se trataba de correr o entrenar. De hecho el progresivo se transformó en un chochinero porculero cabezón. Llegué a casa empapada, con las rodillas doloridas por el frío, las manos congeladas y la sensación de haber hecho el tonto. Sí, me había empeñado en terminar y lo había conseguido, pero a parte de lo que mentalmente pueda sacar de ello...¿Esta clase de entrenamientos valen para algo? ¿No hubiera sido mejor esperar a otro día y sacar más rendimiento deportivo?

Pues en esas estoy esta semana. Lo que acabo de contar me paso en la semana 4 de mi plan y como en la semana 5 la climatología no solo no ha mejorado, sino que ha añadido nieve al paisaje por el que entreno, he parado unos días. He de reconocer que también empujada por algo de pereza. Me encuentro en una fase parecida a los primeros kilómetros de cualquier carrera, donde todavía no se han calentado las piernas, el paso es acelerado pero forzado, la mente no termina de tirar de mí con fuerza y parece que soy yo la que tengo que empujar a mi cuerpo. Se que no tardará, que está al caer... Ese "click" que sin saber como, un buen día se acciona y todo parece ir rodado. 

Mientras tanto habrá que seguir asomando la nariz por la ventana deseando que el invierno sea más benévolo con los que corremos...porque esto es maratón y no se puede parar




Shutdown

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En la era analógica cuando parecía que un aparato no funcionaba bien lo intentábamos arreglar a base de golpecitos. Si la cosa seguía igual ya iba de cabeza al técnico, pero de primeras un par de leches solía solucionarlo, por lo menos temporalmente. Que la imagen de la tele bailaba...¡zas, zas por detrás! Que el transistor del abuelo sonaba raro..¡pim, pam en el altavoz! Algunos iluminados en el curso avanzado de "soluciónalo tu mismo" probaban a quitarle las pilas y volverlas a poner, y sí no había pilas a enchufar y desenchufar. En la era digital con la llegada de la informática dimos un paso más y llego el concepto de apagar y volver a encender. Que el ordenador se bloquea...¡shutdown al canto! Que me quedo sin Internet en casa...¡reseteo el router! Y si esto no lo arregla...volvemos a las leches.




Mi máquina no va bien. No es que se haya estropeado del todo pero funciona mal. El año pasado unas semanas antes de la maratón un problema en el aductor derecho (no me preguntéis cual de ellos) me trajo de cabeza. Practicamente había completado con normalidad el plan de entrenamiento pero el dolor de la última semana me hacia temer por mi participación. Después de varias visitas a distintos fisios y osteópatas, hasta probé con acupuntura, conseguí por lo menos reducir las molestias y poder correr el día del maratón. Y no se me dio mal, el aductor me respetó bastante hasta casi el km 30 y lo demás fue apretar dientes y aguantar. Lo curioso es que después de ese día y la recuperación post-maratón, las molestias no volvieron a aparecer. Ni siquiera entrenando la Madrid-Segovia. Incluso ni el mismo día de esa carrera. En cambio ha sido empezar el plan del maratón...y aquí está el puñetero aductor dando guerra. He procurado darle los descansos necesarios, incluso planee mi plan con sesiones de natación para no cargarme mucho articularmente, hago algunas de las tiradas por caminos de tierra, huyendo del duro y machacón asfalto...pero nada. 

El viernes pasado, tras un descanso casi obligado de cuatro días, por la nieve y las inclemencias del tiempo,  me fui a la pista de atletismo a completar unas series. Era lo que decía mi plan para ese día y yo soy así de cuadriculada. Se me dieron estupendamente, con los ritmos estipulados y lo que es mejor, sin notar las molestias del aductor mientras corría....excepto en la última. Por la tarde la molestia y el dolor en la ingle continuaron y se hicieron más evidentes. Y en el fin de semana más de lo mismo.

Como decía, la máquina no va bien así que he decidido apagarla durante unos días y reiniciar la semana que viene a ver que pasa. Faltan 13 semanas para el gran día y creo que me lo puedo permitir.




Si esto no funciona...me daré unos golpecitos y si las collejas tampoco funcionan me transportaré al técnico. La garantía hace años que caducó, y creo que ya estoy descatalogada pero digo yo que algún arreglo tendré...que no seré víctima de la obsolescencia.





Frecuencia cardíaca a ritmo de Marvin Gaye

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Es bien sabido que el deporte nos ofrece muchos beneficios. Practicado con cierta frecuencia y a cierto nivel, además, produce una serie de cambios en nuestro cuerpo. El entrenamiento de deportes de resistencia es responsable de los más llamativos a nivel cardiovascular, tanto morfológica como funcionalmente. Yo ya era consciente de ello pero después de lo que me ocurrió ayer me surgen dos preguntas: ¿dónde están los límites de la normalidad de estos cambios?...y como diría el Sr. Marvin Gaye: What's going on?


Marvin a la derecha, el de los calcetos setenteros

¿Que me pasó?

12:30 A.M. Sala de urgencias del Hospital Infanta Sofía. Estoy tumbada en la camilla. Una enfermera, o tal vez doctora, no sé, llevaba bata blanca, (en mi estado me habría importado poco que fuera la de la limpieza)...me llena de pegatinas el abdomen y el pecho y me enchufa a una maquinita de esas que hacen dibujos de extrañas caligrafías indescifrables. Por un extremo sale un papel. La doctora (le dejo finalmente este estatus) lo mira extrañada, lo rompe y vuelve a sacar otro. De nuevo extrañeza...y saca un tercero.

¡Pero un momento! ¿Como llegué aquí? Cierto, vayamos por partes.

09:00 A.M. Estación de Valdesquí. Hace semanas que he contratado la práctica de un trekking con raquetas de nieve. Nunca he esquiado y mi experiencia con la nieve, exceptuando los casi obligados lanzamientos de bolas, se reduce a quitarla del parabrisas en un par de ocasiones y a hacerme fotos con la montaña nevada de fondo.



El termómetro del coche al llegar al parking marca 6,5 º bajo cero. Mi MMP en cuanto a temperatura baja se refiere. Para rematar, a los 5 minutos se levanta una ventisca así que me llevo el premio gordo porque la sensación térmica debe ser casi el doble.

Salgo del coche y me dirijo con la amiga con la que voy hacia el grupo y los monitores. En el breve trayecto de unos 50 metros empiezan ya a dolerme la punta de los dedos a pesar de llevar dos guantes. Los monitores nos explican como ponernos las raquetas y empiezo a temer que para ello tenga que sacar mis manos al aire. Nos indican que cada uno cojamos un par y dos bastones y andemos en fila india por el borde de la carretera para más adelante adentrarnos ya en la ruta y calzarnos allí las raquetas. Obedezco sin rechistar y me pongo a andar en la fila.

Las manos cada vez me duelen más. La ventisca parece empeorar. Me extraña que con estas condiciones no cancelen la excursión. La nieve me da en la cara y a pesar de las gafas que algo me protegen, veo con dificultad. Siento como si me ardiera lo poco de la cara que llevo al aire. Casi no puedo ni sujetar las raquetas en la mano porque me es imposible doblar los dedos. El dolor empieza a ser insoportable. De pronto se me pasa una idea por la cabeza...me veo ridículamente habiendo pagado por una experiencia que consiste en pasarlo mal andando bajo una ventisca aguantando el frio y el dolor. Me doy la vuelta y le hablo a mi amiga de lo absurdo de la situación y que yo lo dejo. Su cara era parecida a la mía así que veo que estamos de acuerdo y tras avisar a uno de los monitores nos volvemos al parking. Camino deseando llegar al coche. Mis manos parece que aguantan poco más, y cuando digo poco no me refiero a unos minutos, me refiero a segundos. Mi amiga se dirige a la furgoneta donde dejar el material mientras yo me saco nerviosa los guantes y sin sentir apenas los dedos todavía no sé ni como acciono el mando y abro la puerta. Me meto dentro y enciendo la calefacción a tope pegando mis manos a la rejilla. Llega mi amiga.

-¿Qué tal?

De pronto me entra un cansancio enorme. Apoyo la cabeza un instante en el volante y vuelvo a incorporarme con la idea de tumbar el asiento.

-No sé. Me siento muy cansada. 

Entonces se apaga el mundo y suena a lo lejos Marguin Gaye.

Lo siguiente que recuerdo es a una extraña a mi izquierda diciéndome que no me preocupara, que me había orinado encima y que era normal. Por unos instantes, que se me hicieron eternos, no sé ni quien soy, ni quien es la que está a mi derecha (mi amiga), ni que hago en un coche, ni porque está nevando afuera, ni porque una extraña mantiene la puerta de mi lado abierta con el frío que entra. Pero enseguida me queda claro que ha pasado. He tenido un sincope, he perdido el conocimiento y mi amiga salió a pedir ayuda...la chica que amablemente me hablaba sobre mi espontanea evacuación.

¿Lo siguiente? Nauseas y mareo que no desparece. Llaman a una ambulancia. Hora y media tumbada en el coche con mucho frio, tiritona y debilidad. Por más que me cubren de ropa y que me ponen calcetines, gorros y guantes, no entro en calor...¡¡¡¡Ni siquiera con la surrealista aparición del médico de la estación de esquí!!!!

Un hombre que dice ser médico y provisto de...¿maletín de urgencias? nooooooo.... ¡walkitalkie! se introduce en la parte de atrás del coche y comienza a hacerme preguntas del tipo....¿ha desayunado usted bien hoy?, ¿está embarazada?, ¿esta segura de haber desayunado bien?... Finalmente me ofrece ayuda...¡tachaaaaan!:  acercarnos a la enfermería y allí tomarme la tensión...que es todo lo que puede hacer (palabras textuales y con testigo oyente que yo estaba medio grogui).

(Ahí lo dejo, que cada cual saque conclusiones, yo solo me pregunto, ¿en una estación de esquí no hay accidentes, caídas, fracturas, alguna leve hipotermia...? ¿Con un tensiómetro basta?)

Finalmente llega la ambulancia y me trasladan al hospital. Allí es cuando entra en escena la auxiliar (la vuelvo a bajar de estatus) y su extrañeza al sacar el papel del electrocardiograma.

- Esta máquina a veces hace cosas raras.

Mientras veo como arruga el papel y vuelve a sacar otro, recuerdo que una vez leí que era bueno avisar a los médicos de que eres deportista cuando te están mirando ciertos niveles, sobretodo en temas cardiovasculares.

- Practico deporte. Soy corredora. Lo digo por si hay que tenerlo en cuenta.
- Ah, pues claro. ¿Sabes cual suele ser tu frecuencia cardíaca en reposo?
- ¿La frecuencia en reposo? No sabría exactamente decirte pero la basal sí.

Aquí permitanme el siguiente inciso (no todos nacemos sabiendo y yo no hace mucho que algo nuevo aprendí):
- Frecuencia cardíaca basal: es el mínimo de pulsaciones por minuto que el cuerpo necesita para realizar las funciones básicas (practicamente el mínimo que se alcanza durmiendo). Se toman al despertar y sin habernos incorporado ni realizado ninguna actividad.
- Frecuencia cardíaca en reposo: es el número de pulsaciones por minuto que un individuo tiene sin realizar ninguna actividad. Se miden sentados o tumbados, en un estado tranquilo y relajado y sin haber realizado ningún ejercicio de intensidad elevada anteriormente.
- Frecuencia cardíaca máxima: es la frecuencia más alta que alcanza el corazón de una persona que realiza un esfuerzo de intensidad máxima.
- Frecuencia cardíaca en reserva: es la diferencia que hay entre la frecuencia máxima y la frecuencia basal.

Pues bien, servidora que es curiosa un rato, llevaba dos semanas midiéndose todas las mañanas la frecuencia basal, además dicen que es un indicativo de si estas bien entrenada o sobreentrenada. Así que cuando la doctora preguntó:

-¿Y cual es tu frecuencia basal?

Supe responderle.

- Esta semana  38

Aquello sirvió para que dejara de pelearse con la máquina y sacar papeles, y me desenchufara sonriendo y aceptando como válida la medición que el aparato daba de mi FC en reposo: 43.
Sí, se trata de una bradicardia sinusal que en otros casos es considerada una cardiopatía pero en caso de deportistas se interpreta como algo normal.

Y es aquí a donde quería llegar con todo este rollo que he soltado. De acuerdo que el corazón se adapta a la actividad deportiva que llevamos, que bajan nuestras pulsaciones y que la bradicardia es un síntoma de esa adaptación. Pero digo yo que dentro de dicha adaptación también habrá valores que puedan salirse de lo normal, ¿no? ¿Cual es la frecuencia basal y en reposo que suele tener la gente corredora? ¿Hay alguna diferencia entre mujeres y hombres?

De momento no encuentro respuestas pero si algún corredor o corredora que haya tenido la paciencia de llegar hasta esta linea de la entrada, quiere comentar sus frecuencias cardíacas, igual algo salgo de dudas  y sobretodo me quedo más tranquila con mis 38 latidos por minuto.


Y por si alguna preocupación o simple curiosidad ha despertado mi aventurilla de ayer en cuanto a mi estado y el resultado final, diré que estoy bien, algo cansada pero bien, que 6,5º bajo cero no van a acabar conmigo. El informe médico, como en muchos casos, no termina de dictaminar al 100% porque me pasó lo que me pasó, pero si  descarta cosas importantes y me informa de que tengo una leve hiponatremia. Por desgracia no es la primera que tengo así que ya sé lo que toca, morirme de sed. Durante 10 días solo puedo ingerir un litro de líquidos al día y a esperar a que los análisis me digan que el sodio en mi cuerpo ha vuelto a la normalidad. Y nada de irme de cañas que con cuatro ya he agotado mi cupo.

Esto que me ha pasado se traduce en otra semana más de parón en mi preparación del maratón. Parece que mi participación este año empieza a peligrar...pero solo lo parece, eh!



Y no puedo terminar sin mostrar mi gratitud a quien se llevó ayer un buen susto. Muchas gracias. Me costó saber quien eras cuando desperté de ese extraño mundo cuasionírico en el que cantaba Marvin Gaye pero me sirvió de mucho tenerte a mi lado.

Para aquellos o aquellas que a estas alturas se estén preguntando que pinta el Sr. Gaye en todo esto, tengo que añadir en mi defensa que su música sonaba en el coche mientras iba camino de la estación de esquí, que las conexiones neuronales son inescrutables y que por un extraño capricho de mi memoria éste acabo adornando el pequeño vacío temporal en el que por unos instantes caí.



¿Por qué no tengo el corazón de Don Pimpón?

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Tras los datos recogidos en algunos comentarios de mi entrada anterior, he comprobado que mi frecuencia cardíaca en reposo entra dentro de  los parámetros normales de un corazón deportista y maratoniano. Aún así, no terminaba de quedarme claro el porque de este descenso de pulsaciones con respecto a las de la población sedentaria. Si mi vecina no deportista, del mismo peso y constitución que yo, necesitando en reposo la misma energía que yo y el mismo óxigeno, mueve el mismo flujo sanguineo por minuto que yo...¿porque mi corazón late más despacio que el suyo?



He seguido buscando información acerca de estos por qués y los efectos de la carrera de fondo en nuestro sistema circulatorio. Las adaptaciones a las que dicho sistema y el corazón se someten tras un periodo largo de entrenamiento son interesantes y me gustaría compartirlas aquí.

El entrenamiento de deportes de fondo conlleva modificaciones en el sistema cardiovascular, centradas básicamente en un objetivo, aumentar la capacidad de transportar oxígeno a la musculatura en activo. Esos cambios se producen tanto a nivel central (corazón) como a nivel periférico (sistema circulatorio).

En lo que se refiere al corazón estas son sus adaptaciones:

Frecuencia cardíaca. Disminuye la FC tanto en reposo como a la hora de realizar ejerciciós de intensidad alta. Es lo que se conoce como bradicardia sinusal y sus límites de normalidad, según algunos estudios, tomando como referencia la FC en reposo, son los siguientes:

Leve: 54-46 ppm                            
Moderada: 45-36 ppm
Severa: 35 o menos ppm

Para que llegue a estos parámetros la frecuencia cardíaca de un corazón, requiere 1 o 2 años de entrenamiento de resistencia, pero es cierto que a partir de la segunda semana, ya se puede apreciar una ligera reducción.

Cavidades cardíacas. El corazón aumenta de tamaño para mejorar su capacidad de llenado. Esto provoca una modificación del volumen de sus cavidades y del grosor de las mismas. Sobretodo del ventrículo izquierdo. Clínicamente esto se denomina hipertrofia ventricular izquierda (HVI) y se da cuando el grosor de las paredes cardíacas está por encima de 12 mm o el diámetro telediastólico del ventrículo izquierdo (VI) por encima de 55 mm.


Radiografía  del corazón de un sujeto sedentario (izq) y un sujeto deportista (ciclismo) (dcha)


Curiosamente el corazón es un músculo un tanto selectivo a la hora de crecer y si solo se practican deportes de potencia (levantamiento de pesas, lanzamientos...), solo aumentará el grosor de las paredes del VI. En cambio con los deportes de resistencia, crecerá tanto el grosor de las paredes como el diámetro de la cavidad.

En esta adaptación se aprecia una diferencia significativa en función de sexos. Respecto a los hombres, en las mujeres el tamaño de la cavidad suele ser un 10% inferior y el grosor de las paredes un 20% menor, entre otros factores, por presentar niveles mucho más bajos de andrógenos.

Volumen sistólico. La cantidad de sangre que el corazón expulsa cada vez que se contrae es lo que se denomina volumen sistólico. Tanto en reposo como realizando ejercicios de maxima intensidad, este parámetro también aumenta en el corazón de un deportista.

Densidad capilar. El número de capilares del corazón crece de manera proporcional al engrosamiento de sus paredes, y es este aspecto el que diferencia la hipertrofia fisiológica de la patológica.
Además de este fenómeno de capilarización, el entrenamiento de resistencia también aumenta el calibre de los vasos coronarios.

En el resto del sistema circulatorio, las adaptaciones se producen a dos niveles: vascular sanguíneo.

A nivel vascular, el conjunto de venas y arterias de nuestro cuerpo tiene que acoger mayor cantidad de sangre y para ello aumentan su diámetro interno.  Los pequeños vasos (capilares), que son los que aportan sangre a las fibras musculares, también aumentan en número y capacidad para dilatarse.

El plasma sanguíneo, que es la parte de la sangre desprovista de células como los glóbulos rojos y los glóbulos blancos, y que esta compuesto por un 90% de agua, un 7% de proteínas y un 3% de grasa, glucosa, vitaminas, hormonas, oxígeno, gas carbónico, nitrógeno, sales y productos de desecho del metabolismo como el ácido úrico, también ve incrementado su volumen con el entrenamiento físico continuado. Algunos experimentos han demostrado que incluso desde los primeros 7 días puede comprobarse un crecimiento del 20-25%.
Este aumento del volumen plasmático mejora el flujo sanguíneo cutáneo y eleva la tasa de sudoración, mejorando la pérdida de calor por evaporación, por lo que la función termoreguladora del cuerpo gana en eficiencia.

Por otra parte, los transportadores de oxigeno en la sangre, los glóbulos rojos, también aumentan su número en la sangre de los deportistas. 



Una vez más, la naturaleza, y en concreto el cuerpo humano demuestran que estamos ante una de las máquinas más perfectas. Una máquina que frente a una demanda continuada de mayor trabajo como la que supone el entrenamiento de resistencia, se transforma en poco tiempo y con unos cuantos cambios es capaz de optimizar dicho trabajo hasta límites a veces insospechados.

Y puestos a no sospechar, con lo que yo no contaba era con el carácter reversible de todas las adaptaciones antes mencionadas. Al parecer pocas semanas bastan para que las mejoras obtenidas a nivel funcional disminuyan hasta un 50%. La regresión de la hipertrofia puede ser total en los deportistas que dejan completamente el entrenamiento, y parcial en los que mantienen algo de actividad física. En cuanto a la bradicardia, el retroceso o vuelta a los valores de FC que se tenían antes de practicar deporte, es más rápido que la vuelta atrás de las demás adaptaciones morfológicas.

Así que señoras y señores, corran todo lo que puedan, mientras puedan, que si ahora tienen un corazón hipertrofiado y lento, pero saludable y hermoso al mismo tiempo, puede que no dure mucho si deciden cambiar las zapatillas por el sofá. 

En cuanto a mi vecina, continúa moviéndose menos que Don Pimpon en una cama de velcro, y sigue con el mismo peso que yo y las mismas necesidades de oxigeno, energía y flujo sanguineo en reposo. Pero ya me ha quedado claro porque mi corazón late más despacio que el suyo bombeando ambas la misma sangre por minuto...el mío lanza más en cada latido. 

Y con esto dejo ya de jugar a los médicos y el tema cardíaco-deportivo, que hay que ver a lo que me llevan un pulsómetro, casi tres semanas sin correr, un síncope de por medio y una visita a urgencias.


PD: ¿puede alguien de este mundo decirme que animal o cosa es Don Pimpon?



Fuentes consultadas (a parte de mi vecina):
http://galeon.com/medicinadeportiva2/2CORAZON.htm#f3p
http://www.ciclismoindoor.es/apuntes-de-ciclismo-indoor/anatomia-y-fisiologia/el-sistema-cardiovascular
http://www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/4111/1/Manifestaciones-cardiovasculares-frecuentes-en-el-deportista-Un-reto-a-la-decision-medica.html
http://www.corricolari.eu/index.php?sec=salud_detalle&idSalud=61

Correr lo normal

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A veces lo normal no es fácil de definir y menos cuando es algo que se hace habitualmente. En ocasiones la dificultad de establecer los límites radica en una pérdida de objetividad o sencillamente en lo ajeno  que puede ser lo cuestionado para quien lo cuestiona. Salir a correr con cero grados y con rachas de viento de 65 km/h para mi vecina no está dentro de lo normal. Para la masa corredora que por estas fechas prepara maratones es pan nuestro de cada día.



Ashrita Furman es un neoyorquino de 58 años que lleva prácticamente toda la vida, desde que tenía 25 años, batiendo records absurdos. Tantos, que incluso tiene el record Guinness de ser la persona con más records Guinness. Desde 2009 es el hombre más rápido corriendo una milla con aletas de bucear.

Kenichi Ito, conocido en algunos medios como el hombre mono, es un chaval japones de 29 años,  capaz de desplazarse como el rayo con los pies y a dos manos. Ostenta el honor de ser el hombre más veloz del mundo a cuatro patas.

Si Ashrita Furman  fuera todas las mañanas a entrenar con Kenichi Ito y compartieran vueltas en la misma pista de atletismo, apuesto a que terminarían viéndose normales. Vamos, que si un día el americano se calza unas Nimbus y el trote del asiático evoluciona a homo erectus, igual ni se conocen.

Después de mi prescripción médica de limitada hidratación durante una semana (solo 1 litro de líquidos al día, sea agua, sopa, vino o leche) hoy he ido a la consulta de mi doctora a pedirle los análisis para ver como está mi hiponatremia. Me ha dicho que antes de hacérmelos, deje la restricción hídrica y haga durante dos días vida normal. A lo que yo le he preguntado si eso incluía correr.

- Vamos a ver, no te metas un maratón pero sí, puedes correr lo normal.

Lo normal... Correr lo normal... ¡Perfecto! Mi doctora me ha dicho que corra lo normal así que yo a correr lo normal. Después de la consulta me he ido al embalse que suelo frecuentar y he cogido la ruta del jubilado, una pista asfaltada que lo bordea y que hace las delicias de los mayores de mi pueblo (un día hablaré de ellos, porque hay que ver, no fallan ni un día, haga viento o caigan chuzos de punta, ahí están con su paseito mañanero). Enfilada la carretera he empezado con 3 kilómetros para calentar. Como estos me han parecido menos de lo normal, he decidido hacer unas series, 3x1000 metros. Como he visto que con la última llegaba al comienzo de una pista de tierra que subía 1 kilómetro en una cuestarraca del 14% y me veía normal, la he subido. Como subir pa'na es tontería, pues he seguido y he terminado haciendo 6 kilómetros de trail. Como la ruta era circular he llegado donde dejé el coche y como lo normal es beber algo a estas alturas, he bebido mi brebaje de isotónica que tenía guardado dentro. Y ya que estaba de nuevo sobre asfalto y con 1000 metros de llano por delante, he hecho lo normal, lo que se hace en estos casos, otro 3x1000. Y como ya me estaba pareciendo a mí que igual mi doctora no se refería a esto y lo normal es enfriar, pues he terminado con otros 3 kilómetros y ahí lo he dejado.

¡Uy, si al final me salió un exprimelimones! 

Correr lo normal no sé si es lo que he hecho esta mañana pero después me he sentido mejor que normal.



Para los que gusten de lo raruno aquí dejo unos datos de los dos personajes anteriormente nombrados:
- La marca de Ashrita Furman corriendo la milla con aletas está en 8 minutos, 29 segundos, 50 centésimas
- También puede presumir de ser el hombre más rápido corriendo una milla con una botella de leche en la cabeza. Lo hizo en 7 minutos 47 segundos.
- Y para rizar el rizo, está en posesión del record de distancia recorrida soplando una estampita de correos con un oso perezoso colgado de su cuello, ni más ni menos que 100 metros. ¡A ver quien lo supera!
- Kenichi Ito solo tiene un record y con uno como el suyo ya tiene bastante, que ser el hombre más rápido del mundo a cuatro patas no es moco de pavo. Es capaz de correr los 100 metros en 20 segundos.
- Para conseguir esta marca estuvo entrenando 8 años y medio, y desarrolló hasta 6 estilos diferentes de desplazamiento cuadrúpedo. Que se prepare Usain Bolt que tal y como se las gastan en el país nipon con las huelgas, como al colega le de por entrenar a la japonesa, pasa de "rayo" a "chispita" en un abrir y cerrar de ojos.






A cada cerdo le llega su San Martín

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El 11 de noviembre se celebra la festividad de San Martín y en muchos pueblos españoles se lleva a cabo la matanza del cerdo. De ahí la expresión "a cada cerdo le llega su San Martín". Aunque me temo que dados los desaguisados socio-político-económicos de nuestro país, o el refranero español no es tan sabio o el santo no da a basto. Pero yo no he venido a hablar de estos cerdos, yo casi como diría aquél, he venido a hablar de mi cerdo.



Las cosas no van bien. Para que nos vamos a engañar. Lo digo por mis entrenamientos y las sensaciones que tengo. Aunque tratando de ser optimista, mejor diré que no es que no vayan bien, sino que no van como me gustaría.




Quedan prácticamente 10 semanas para la Rock'n'Roll Maraton Madrid, la que sería mi segunda batalla con la distancia de Filípides, y recuperarme de las molestias musculares que arrastraba en la zona de la ingle y la hiponatremia, me ha llevado a un semi-parón donde apenas he podido hacer tiradas largas, salvo una sesión de 18 que me saqué de la manga cuando mi doctora pronunció las palabras mágicas "puedes correr lo normal". He tratado de mantener el fondo con entrenamiento cruzado nadando y con algo de bici, y no he corrido dos días seguidos. ¿Y cual es el resultado a día de hoy? Nivel de sodio en su sitio y molestias prácticamente desaparecidas. Pero el calendario ha avanzado y me siento como el conejo de Alicia en el país de las maravillas. ¡Hay prisa, hay prisa! 

Siento que no voy a llegar. Que me pilla el toro y acabo haciendo el tapering en la meta mientras me cuelgan la medalla. Eso si llego, porque igual lo hago en la Casa de Campo o con el tío del mazo en alguna de esas cuestas que dicen que tiene Madrid.

Así que es hora de pensármelo bien. Sí, pensármelo. No, no voy a abandonar. Con pensármelo quiero decir replantearme, analizar, sopesar, poner en la balanza....

No parto de cero pero no estoy lo fina que debía estar o me gustaría. Me cuesta recuperarme de esfuerzos intensos tanto orgánica como muscularmente. A mi favor... el fondo, no está perdido y a baja intensidad el motor tira largo y tendido.

Mi objetivo cuando empecé el plan era el mismo que el de cualquiera en su segundo maratón: hacerlo mejor que el primero (ya no vale solo terminar) y también no llegar muscularmente apurada a la fecha como en la edición pasada. En cuanto a marca, reconozco que aspiraba a luchar por un sub 3'50''. Ahora mismo me agobia pensar en esa aspiración. Prefiero trabajar para lograr mejores sensaciones, si llegan ya pensaré en marca, y sobretodo, teniendo en cuenta que este maratón no es la cita principal de mi temporada, no machacar demasiado mis piernas.

Y aquí es donde viene la apuesta.¡Fuera marranos! Ya sé que la época de matanza del cerdo es en otoño, pero yo me los cargo a todos a finales de invierno. El ritmo cochinero está muy bien a veces, y según para qué, pero en mi estrategia no hay sitio ni para un simpático "Babe". Es cuestión de ahorro de tiempo y de piernas, recupero mejor sin impactos contra el suelo o a la bartola. Así que la estrategia seguirá siendo de tres días a la semana de carrera buscando calidad (series + ritmo maratón + tirada larga) combinándolo con entrenamiento cruzado, natación a ser posible. Apuesta arriesgada para algunos e incluso un suicidio para otros, pero es lo que tienen las apuestas...¿donde está la gracia si no hay un riesgo?

Dicho esto, ya solo me queda una cosa más que añadir a mi plan...saltármelo cuando haya que saltárselo.




El espíritu de la maratón

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Para entender a un maratoniano o maratoniana  hay dos opciones. Una es correr un maratón, la otra ver el documental "El espíritu de la maratón". 



Hablan de semanas como si fueran embarazadas, manejan cifras y fórmulas de ritmos y entrenamientos como si fueran científicos. Salen a correr ignorando las inclemencias del tiempo o la temprana hora del otro tiempo. Devoran platos de pasta mientras sus cuerpos se estilizan, pierden uñas de los pies y sus caras parecen desmejorarse. Se sienten titanes invencibles hasta que las dudas, un resfriado o molestia muscular desnuda su fragilidad...y entonces no son mas que seres terrenales e imperfectos empeñados en correr (no vale recorrer) 42.100 metros. Simples mortales que saben que haber puesto a prueba su determinación, esfuerzo y constancia durante semanas no vale de nada si no ponen a prueba ese día su capacidad de aguantar el sufrimiento y el dolor. Y cuando cruzan la meta, antes de que su corazón vuelva a latir de forma mundana, ya están pensando en repetir. ¿Quien los entiende?

Del maratón me gusta decir que es casi como la vida misma. Va a tener sobresaltos y periodos duros pero depende de cómo los enfrentas y cómo los superas.
(Paula Radcliffe)

Esta claro que solo quien ha corrido uno puede entender esto pero ayer vi un documental que puede darle una oportunidad al resto del mundo. Y digo resto del mundo porque a falta de 9 semanas para participar en mi segundo maratón, ya he entrado en la fase en la que todo tiene que ver con ello, así que la humanidad solo se puede dividir en maratonianos y no-maratonianos.

"El espíritu de la Maratón" es un documental producido y dirigido en 2007 por Jon Dunham.  Jon corrió su primer maratón en Los Ángeles en 1993, sintió que era la cosa más difícil que había hecho nunca y quedó tan cautivado por la sensación de logro, que no solo continuó corriendo maratones año tras año, sino que quiso plasmar en un documental dicha sensación. Para ello siguió la preparación de seis personas y su participación en el maratón de Chicago. Dos de ellos fueron la atleta americana Deena Kastor y el atleta keniata Daniel Njenga. Los otros cuatro son corredores populares. El director quiso mostrar las similitudes, que a pesar de las diferencias, acercan tanto a profesionales como a aficionados, vengan de donde vengan y sean como sean, cuando se trata de correr un maratón. Mostrar al fin y al cabo el espíritu que a todos ellos impulsa. Estos son su protagonistas:


Gerald Meyers 
Es corredor desde 1970. A sus 70 años quiere correr su quinto maratón junto con su hija Rona de 40 años, que participará por primera vez. Los dos se preparan juntos.


Lori O'Connor
Es corredora habitual y tras participar en carreras de 10 kms y media maratón, por fin se atreve con la distancia de los 42,1. Una de sus motivaciones es la de recaudar fondos para una fundación sin ánimo de lucro.


Leah Caille
Asume el reto de correr un maratón después de dejar atrás una ruptura matrimonial y una depresión. Esto supondrá para ella un acto de superación buscando una mejora de salud y felicidad.


Ryan Bradley
Ha participado en cinco maratones y con la de Chicago buscara lograr la marca necesaria para poder correr en Boston.


Daniel Njenga
Es atleta profesional,  vive y entrena en Japón. En Tokio consiguió una marca, 02:06:16, que lo sitúa entre los mejores del mundo. En ediciones pasadas de la maratón de Chicago ha conseguido el tercer y segundo puesto así que sigue teniendo el reto de ganarla.


Deena Kastor
Atleta profesional ganadora de la medalla de bronce en 2004 en los Juegos olímpicos de Atenas, algo que ninguna estadounidense había conseguido en 20 años. Tras recuperarse de una lesión, se prepara para lograr ganar en la Maratón de Chicago.





Este documental también tiene una parte de historia en la que habla del origen de la prueba, con imágenes de primeros maratones como el de Boston e incluso de los inicios de la participación femenina. Cuenta además con testimonios de escritores, historiadores y atletas. Entre otros aparecen Kathrine Switzer, Paula Radcliffe, Frank Shorter y Grete Wait.

En definitiva, un documental (que se puede ver en youtube) muy recomendable tanto para maratonianos/as como para el resto del mundo. Y si no nos entienden...que nos den por imposibles.



Las cosas que realmente valen la pena en la vida requieren mucha pasión, paciencia y perseverancia.
(Jon Dunham)


Para curiosillos de marcas ajenas, Jon Dunham tiene como mejor marca en maratón 03:22





Ya voy viendo algo de ritmo...

Tengo reto, tengo equipo, tengo camiseta (Faltan 8 semanas)

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Gracias a Novatillo sé de la existencia de los señores que corren y después empujan árboles. Aunque desde aquí le informo que también les he visto empujar muros, vallas, bancos de piedra y hasta coches. Ninguno logró tirar nada, claro está. Y gracias a Novatillo también sé de la existencia del Reto Dravet.




Algunos y algunas ya sabréis de que estoy hablando. Pero para quienes no lo sepan aquí va algo de información.

¿Que es el Síndrome de Dravet?
Es un trastorno del neurodesarrollo que comienza en la infancia y se caracteriza por una epilepsia severa que no responde al tratamiento.
En la mayoría de los casos, las crisis epilépticas comienzan a partir del primer año de vida. Y a partir del segundo se empiezan a observar síntomas de retraso en el desarrollo de estos niños. El habla es una de las facultades más afectadas.
La rareza de la enfermedad y su identificación reciente, hacen que el diagnóstico a largo plazo y la esperanza de vida constituyan todavía una incógnita.

¿Que es el RetoDravet?
La Fundación Síndrome de Dravet busca dar visibilidad social al Síndrome de Dravet a través del deporte. Para ello ha creado una plataforma de promoción y difusión donde los corredores y corredoras podemos echar una mano...o mejor...un par de piernas y una espalda. Las piernas para correr una carrera y la espalda para lucir su camiseta. Y solo con esto se puede avanzar en un mejor conocimiento de la enfermedad y lograr una mejora significativa en las condiciones de vida de sus afectados.

El RetoDravet contribuyó en 2012 a lograr 8.600€ para test genéticos gratuitos a 86 niños y niñas con epilepsias graves. Ahora puede ayudar a encontrar un fármaco en 3 años y acabar con el Dravet en 5 años.

Este reto necesita un equipo runner de 1000 corredores. La Fundación Síndrome de Dravet nos invita a formar parte de él en esta presentación:




Así que si ya tengo equipo, ya tengo reto y ya tengo camiseta para la maratón...solo me queda seguir entrenando.



El domingo me examino en la Universidad

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Nunca es tarde para ir a la universidad, así que sin pensármelo mucho, a principios de este año me apunté a hacer una carrera y este domingo me toca examen.  


Cuando iba al colegio, allá por el año...(bueno, eso no tiene relevancia), yo dividía el mundo en maratonianos y no maratonianos. ¡Uy, perdón! Eso es ahora. ¡Maldita obsesión!... Dividia el mundo en hormigas y cigarras. Había hormigas obreras a tiempo completo, hormigas obreras de última hora...cigarras con morro, cigarras con suerte...incluso cigarras con las dos cosas...y hasta había falsas cigarras que en realidad eran hormigas.

Estudiante con codos abrillantados que echa más horas a los libros que la Esteban aTelecinco...¡Hormiga obrera!
Estudiante que estudia lo justo para saber que poner en la chuleta y aprueba...¡Cigarra con suerte!
Estudiante que dice que no ha estudiado nada (esto es un clásico) y luego saca nota...¡Falsa cigarra!


Con el paso del tiempo he visto que esta clasificación es lo que me sigo y seguiré encontrando en la vida, que lo único que cambia es la edad y el escenario. Porque veamos...

¿Qué ocurre, por ejemplo, en una oficina?...

Currante de 8:00 a 18:00 que solo para media hora para comer, no despega el trasero de la silla, suele salir tarde de la oficina y encima recibe palmaditas del tipo "a fulanito le cunde más"....¡Hormiga obrera a jornada completa!

Currante de 8:00 a 18:00 que cuando llega a la oficina se toma su horita para desayunar, otra hora para el piscolabis del mediodía  y otras dos para la comida. Y cuando vuelve del café de la sobremesa se concentra un poco y trabaja lo justo para cobrar lo mismo que el de al lado...¡Hormiga obrera de última hora!

Currante sin horario (el que siempre llega tarde y se va el primero), que a la hora de la comida desaparece colgándose del hombro la raqueta de padle y diciendo "si preguntan por mí estoy en la segunda planta haciendo fotocopias". Y que vuelve después de comer, hace que trabaja y antes de irse le da una palmadita al de al lado, "a fulanito le cunde más"...¡Cigarra jodía porculera, con mucho morro y bastante suerte!

¿Y en el ámbito del running?...

Corredor/a disciplinado/a que se levanta a las 6 de la mañana para entrenar, controlando ritmos y distancias al milímetro, que no come espaguetis con carne sino que ingiere hidratos de carbono con proteínas, que solo lee libros de running, que cuando escucha música piensa en el ritmo que llevaría corriendo con ella, que llama "fines de semana libres" a aquellos en los que no compite, que hace cinco años que no va al dentista pero visita al fisio todos los meses. Y que cuando participa en una carrera la corre como si se le fuera la vida...y a pesar de todo, sus registros le siguen situando en el montón de los corredores populares...¡Hormiga obrerísima!


Corredor/a que no se sabe muy bien lo que entrena, ni cuando entrena, que cuando no tiene molestias en el apéndice xifoides, las tiene en la tabaquera. Y que llega a una carrera a última hora diciendo que apenas ha entrenado, que se lo va a tomar con calma, cuando dan la salida le da una palmadita al de al lado "a ver si te puedo seguir"...y en el segundo kilómetro pega el hachazo para luego decirle a los colegas "no se que me ha pasado, me he venido arriba en mitad de la carrera y acabo de hacer super-mega-hiper MMP"...¡Cigarra más falsa que el sprint de Ben Johnson en el 88 y que es más hormiga que la anterior!

Y podría seguir, las combinaciones son infinitas pero aquí lo dejo y que cada cual se busque su disfraz. ¿El mío? Difícil contestar, me temo que tengo un poco de hormiga y un poco de cigarra. En lo que se refiere al running suelo planificar como cigarra, entrenar como hormiga y competir...mmmmm....lo confieso...alguna vez he pecado...me he hecho pasar por cigarra.

Como decía al principio este domingo me toca examen en la universidad. Me estresan bastante las carreras, más por lo que espero de mí en ellas que por la carrera en sí, por eso tanto el año pasado como este, solo he incluido en mi plan dos competiciones de media maratón antes del maratón. En este caso se trata de la Media Maratón Universitaria. Odio las carreras de vueltas. Esta tiene tres, así que promete. En cuanto a marca no me planteo ninguna, tan solo estar a la altura de la forma que tenia por estas fechas el año pasado en Mérida cuando saque un 1'51. Y en cuanto a estrategia, aprovechar las tres vueltas para correrla con cabeza y en progresivo....primera de reconocimiento, segunda de ataque y tercera de kamikaze con lo que quede de tropa. Y una vez me den las notas, a seguir estudiando para el siguiente examen (7 de abril Media Maratón Villa de Madrid).



XXXIII Medio Maratón Ciudad Universitaria.

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Hoy he comprobado que en el running a veces el orden de los factores no altera el producto,...por lo menos mi producto,...o eso quiero creer. Me había propuesto correr esta carrera de menos a más y algo parecido me ha salido. Algo que yo llamaría "correr de menos... a más o menos". 

Los preliminares son lo único divertido que ha tenido esta carrera. Me encontré con Tania (Corre Tania Corre) y estuvimos un rato charlando antes de salir. Fue la primera bloguera que desvirtualicé cuando empecé a escribir en mi blog y siempre me hace ilusión encontrarla, además su simpatía contagia y me ayudó a olvidar el frió que hacia a esas horas. Por lo demás, aburrido recorrido sube-baja rodeando facultades vacías,  cuatro gatos animando y ocho personas, que dado que ni aplaudían ni nada y estaban junto a un semáforo, para mí que esperaban cruzar y la carrera se la traía al fresco. Vamos que esta prueba era tan siesa y saboría que no se hubiera animado ni saliendo del Anatómico Forense los de las batas ensangrentadas y guantes de latex de los que hablaba Charlie en mi entrada anterior. Pero como una se calza las zapatillas también para correr, a falta de diversión eso hice...

Foto robada a Tania sin su permiso ;)


PRIMER ASALTO  - 35'38'' 
Tenía previsto hacer esta vuelta a un ritmo alegre pero de reconocimiento para tener una idea del perfil del recorrido. Pero dan la salida, salimos de estampida en una larga cuesta abajo y pierdo la cabeza. Tanto que completo el primer kilómetro en 4'38'', tiempo que no recuerdo haber hecho yo ni con trampas. Así que el ritmo alegre se convierte en ritmo de pirada y ni reconocimiento ni leches. Termino la vuelta de 7 kms jadeando más de la cuenta, con el pulsómetro también pirado (90 pulsaciones me dice el jodío) y arrepentida de haber corrido así sabiendo que todavía me quedan 14 kms. Me tomo un gel para expiar culpas y a por la siguiente.

SEGUNDO ASALTO - 36'57''
Para esta vuelta estaba previsto un ritmo de ataque pero dado que de los primeros 4 kilómetros reconozco poco y preveo menos acabo convirtiéndolo en el de reconocimiento. Cuestita para arriba, cuestita para abajo, giro de 90 grados, tunel, corredor que se cae, corredor que se levanta, marchador que me adelanta..."¡un momento! ¿marchador?" Estos tipos me alucinan, tan pegaditos al suelo y lo rápido que van. De pequeña siempre me preguntaba cuando les veía en la tele porque nadie les decía que era más fácil correr levantando los pies. Me daba la sensación que moverse así debía doler. Pero volvamos a la carrera...Sí, el marchador me adelanta....y sí...ejem...cuesta arriba. De todas maneras no me importa, llevo en la nuca a un tipo que resopla y resopla y que no sé si quiere seguir mi ritmo o es que no me puede adelantar. El caso es que me sirve para picarme un pelin y obligarme a no decaer para que no lo haga. Así consigo llegar al final de la vuelta bastante digna y con ganas de decirle al de la organización "¡No me lo digas, ni se te ocurra, no me digas que la meta de 14 kms por la derecha! ¡Que me queda una vuelta más y eso es tener mala leche!".

TERCER ASALTO - 36'12''
Botellita de agua en el avituallamiento, gel y..."¡Mecachis! ¿Qué hace el tipo resoplador ahí delante?". La verdad es que no tengo ganas de estresarme así que le dejo, me concentro en seguir manteniendo mi ritmo, ritmo que ya no se cual es pero bastante me cuesta mantenerlo. De nuevo cuestita para arriba, cuestita para abajo, giro de 90 grados, tunel, esta vez no se cae ningún corredor, adelanto al marchador...."¡un momento! ¿al marchador? Vaya, otro que se equivocó de ritmo". Y no sé si esto me envalentona pero el caso es que empiezo a sentir que todavía tengo fuerzas para apretar. Aprieto un poco, otro poco, otro poco más y vuelvo a ver a mi lado al resoplador. Miro el reloj, quedan solo 2 kilómetros..."¿Espero un poco? ¿Lo hago? ¿No lo hago?". Lo hice. Y sin despedirme. Empecé a correr tal y como empecé esta carrera y el Sr. Resoplos se quedó atrás. Me salieron los dos últimos kilómetros a 4'50''.


Lo dicho, carrera "de menos... a mas o menos", que según mi gps terminé en 01:48:55 y que según la clasificación de la organización, a pesar de no salir dándome de codazos con la "crème de la crème" y pasar el arco de salida un rato después, he acabado con un tiempo oficial de 01:49:38 y un tiempo real de 01:49:38.





Y si voy a Barcelona...

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El pasado lunes miraba el calendario....Faltan algo más de 6 semanas para el maratón de Madrid. ¿Para que esperar tanto si el de Barcelona es el próximo domingo?

La semana había empezado bien. El martes me marqué una escalerita de esas que un día me recomendó Miguel (Corre...corriendo) y a las que me estoy aficionando. Son una buena manera de ir sumando kilómetros casi sin darme cuenta e ir aumentando el ritmo de entrenamiento de forma progresiva. Además mentalmente se hace muy ameno al saber que el siguiente bloque es más corto que el anterior. De esta forma me eché en las zapatillas 16 kms bastante entretenidos.

Y llegó el jueves y su tirada larga. Cada vez me gustan menos las tiradas largas así sin más. Es como comerse unos macarrones sin tomate ni salsa que los alegre. Alimentar alimentan pero tienen menos gracia que un chino bailando una muñeira. Me gustan los exprimelimones, las series, los progresivos...Me gusta todo aquello que añada "sumas" y "multiplicaciones" a mi plan de entrenamiento pero también me gusta quedarme en la cama cuando suena el despertador y siempre me acabo levantando, así que tocaba tirada larga y tiré todo lo que pude: 20 kms a 5'50'' controlando que las pulsaciones no se me fueran por encima de 160.

Y como acabé bastante aburrida de esos 20 kms, el viernes me dije...y si me hago unas series largas...pero largas, largas, largas... Y eso hice: 3 x 210 km, recuperando entre serie y serie 20 minutos. Cuando terminé me di cuenta que estaba en Barcelona. 


Y aprovechando que estaba allí me empapé de maratón y de ilusión conociendo en persona a Rafa (Abuelo Runner ), David (Atleta Matraca Roteño), Carles Aguilar (The Breaking Down Limits Xperience), Juan LuisGemma (Cuentos del Viento) y Yohann. Después del tiempo que llevo leyendo sus blogs y enriqueciéndome de algunas de sus experiencias me hacía especial ilusión conocerles, dar fe de que son de carne y hueso, compartir charla y desear suerte a los que corrían al día siguiente. El tiempo pasó volando pero me encantó. El Abuelo me tentó un par de veces con un dorsal que le sobraba para correr al día siguiente, si sigo mucho por allí acabo poniéndome las zapatillas antes de tiempo.

Al final con el viaje me ha quedado una semana muy sosa de entrenamiento de apenas 36 kms. Algo bastante "pecaminoso" a falta de mes y medio pero como en otras ocasiones he dicho, "que me quiten lo bailao". Me llevo un bonito recuerdo y me apunto una buena candidatura maratoniana para el 2014.








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